Melissa me acercó a casa, durante el trayecto me mantuve en un completo silencio. Scott resucitó, se supone que tendría que estar alegre por ello, quería actuar como si todo estuviera bien, pero me era imposible olvidar el dolor que sentía en mi corazón. No podía parar de pensar en Theo y en sus mentiras.
Entré en mi cuarto, y lancé mi chaqueta encima de la cama, hace una noche Theo dormía conmigo bajo aquellas sábanas, hace una noche me enamoraba perdidamente de él, pero ahora ni siquiera sabía si le conocía realmente. Fui directa al cuarto de baño, a limpiarme el desastroso maquillaje que manchaba mi cara, tenía un aspecto horrible, me quedé observando mi reflejo en el espejo, observando como mis lágrimas continuaban cayendo por mi rostro, volviendo a sentirme mal por cosas que no deberían de importar.
Me desvanecí sobre el suelo del baño, con mi espalda apoyada en la helada pared, y mis manos sosteniendo mi cara, mientras volvía a llorar desconsoladamente, odiaba sentirme así, odiaba ser tan vulnerable, odiaba mi debilidad, odiaba cada uno de estos sentimientos, me sentía estúpida por haber confiado en él, por haber entregado mi corazón a alguien que no se lo merecía. Pero a pesar de todo el daño aún le quería.
Entonces noté como algo frío hacia contacto con mis manos y mis labios, me miré los dedos, los cuales estaban teñidos de un color platino, me levanté tambaleándome, apoyando mis manos sobre el lavabo, observándome en el espejo, una sustancia goteaba de mi boca, se suponía que era un éxito, no un fracaso, no podía serlo, volví a tocar la sustancia, era inútil seguir negandolo, aquel líquido era mercurio sin duda.
Me limpié aquella sustancia con abundante agua, me faltaba la respiración, estaba teniendo un pequeño ataque de ansiedad, respire hondo, recogí mi chaqueta y las llaves de la mesilla y salí corriendo de casa.
Los médicos del pavor vendrían a por mí de un momento a otro, tenía que huir, alejarme pero no sabía a donde dirigirme, aunque me costará reconocerlo necesitaba a Theo, introduje mi mano en los bolsillos de mi vestido, para coger el móvil y marcar el número del joven, pero recordé que Theo me lo quitó, lo dejó en la biblioteca.
Sin pensarlo, corrí con determinación hacia el instituto, sin detenerme en ningún momento, llegué sofocada, directa a la biblioteca, busqué por cada rincón, hasta que le encontré en una de las estanterías entre varios libros, le quedaba poca batería, pero la suficiente para llamar a Theo.
Por favor, cógelo, cógelo -susurraba para mis adentros, mientras miraba continuamente el porcentaje de batería que quedaba. Mierda, 5%, por el amor de Dios, Theo cógelo... me cago en...el maldito contestador. Corté la llamada y volví a marcar el número, la batería continuaba bajando y el joven seguía sin contestar, pero cuando tan solo me quedaba un 3% de batería, la suave voz del muchacho se escuchó por la otra línea.
¿Alex? -preguntó Theo desconcertado.
Theo, los médicos del pavor...soy un fracaso...te necesito...Theo...te necesito -gritaba histérica.
Cálmate Alex, ¿Dónde estás? -preguntó el joven angustiado.
En el instituto...
Entonces la batería del móvil se agotó. Noté algo frío en mi oreja, y salí disparada hacia los baños del instituto. La sustancia plateada volvía a gotear, pero cada vez con más abundancia, cogí una cantidad generosa de papel higiénico y con agua frote con ímpetu mi cara. Habían pasado diez minutos y Theo aún no llegaba, estaba desesperandome, ¿y si no logró escuchar la dirección?, pero ahora que lo pienso, él estaba de lado de los médicos del pavor, es decir no impedirá que me maten, ¿Qué he hecho? , he sido una estúpida, no debería haberle llamado...
Justo en ese momento un estruendoso sonido me saco de mi ensimismamiento. Me acerqué con cautela a la puerta del baño, y observé tres enormes sombras aproximándose, salí lo más rápido que pude de aquel sitio, corriendo por los pasillos hasta llegar a la puerta trasera que daba al aparcamiento, pero no pude alejarme mucho más, mi cabeza me daba vueltas, no podía mantenerme en pie, pero continúe caminando, el esfuerzo fue en vano ya que los médicos del pavor habían llegado al lugar donde me encontraba, dos de ellos me agarraron fuertemente de los brazos, mientras otro me inyectaba finalmente mercurio en el cuello.
Aquella tóxica sustancia me tiño mis ojos oscuros a un color platino, empecé a sentir un ligero hormigueo en las piernas, que provocaron que perdiera el equilibrio y cayera de rodillas al duro suelo del aparcamiento del instituto. Un joven que contemplaba abrumado la situación, se acercó corriendo hacia mí, parecía realmente aterrorizado.
¡Alex! ¡Alex! ¡No, no, no! -gritó el muchacho a todo pulmón, alcanzando mi cuerpo antes de que me desvaneciera totalmente sobre el frío suelo. ¡Obedecí vuestro plan! ¡Solo os pedí que la mantuvierais con vida, nada más!
Su condición empeoró, fracaso -dijo el médico del pavor, dando la espalda al chico e introduciéndose por la puerta por donde habían venido, desapareciendo en el interior del instituto.
Alex, por favor, mírame, mírame - dijo el joven con angustia, sosteniendo mi cuerpo entre sus brazos. Ha sido mi culpa, no debí abandonarte, debí haberte protegido.
Theo...quédate conmigo...-dije observado al chico con una mirada vidriosa, notando como mis manos perdían la sensibilidad.
Estoy aquí tranquila, no voy a irme a ningún lado, tú solo mantén los ojos abiertos...resiste, te pondrás mejor... - decía Theo con un tono amoroso, mientras me acariciaba el rostro y el cabello.
Díselo a Stiles...a mis amigos...deben saberlo -dije tartamudeando.
No sé lo voy a decir, ¿sabes por qué?, porque no vas a morir...no puedes dejarme, no puedo perderte...Alex -dijo Theo acariciando mis mejillas, con su cara bañada en lágrimas. Te lo suplico, no me dejes...
Estoy bien...Theo...estoy bien...no duele...-mentí al chico.
Comencé a experimentar palpitaciones, sentía como si mi cerebro se estuviera moviendo, era aterrador, podía sentir que mi cuerpo se estaba deteriorando y poco a poco dejaba de funcionar.
No...Alex... -gritó Theo con desesperación e impotencia. No te mueras...te necesitó...eres mi vida, Alex...no puedes irte...
Nadie me ha amado...como tú... Theo Raeken...nadie - dije dibujando una leve sonrisa, mientras sentía como mi vida se escapaba.
Por favor... Alex...no te mueras...no puedes dejarme solo...-clamó Theo con un grito desesperado, observando como el rostro de la muchacha adquiría palidez.
Theo...calla...no digas nada...solo bésame...bésame por última vez -dije con dificultad respiratoria, sintiendo una fuerte presión en mis pulmones.
Sus manos rozaron las mías, con dificultad entrelazamos nuestros dedos, a continuación los labios de Theo hicieron un último contacto con los míos, fue un beso con pasión y ternura, miré aquellos hermosos ojos azules que ahora tenían un aspecto vidrioso mostrando consternación en su rostro, el joven no desvío la vista de mí ni un solo segundo, era como si intentará grabar mi imagen en su cabeza, comencé a perder la vista, sintiendo cierto temblor incontrolable y ligeras convulsiones, poco a poco dejé de respirar, fue entonces cuando perdí el pulso, mi corazón acababa de dejar de latir, mis ojos se cerraron completamente y me sumergí en un profundo sueño del cual nunca me volvería a despertar.
El chico con su camiseta y manos empapadas de aquel líquido plateado, sentía que se rendía, se le escapaban todas sus fuerzas, estaba ahogado en una profunda desolación que le agobiaba al percibir que Alex había muerto.
Durante un largo rato Theo sostuvo el cuerpo sin vida de la joven entre sus brazos, llorando, culpándose a si mismo por haberla dejado sola. La había perdido, jamás podría recuperarla, pero no era capaz de aceptarlo. besó la frente de la chica y ofreció el cuerpo de Alex a Parrish, quien elevó a la joven en brazos, alejándose dirección al németon, Theo contempló como el chico en llamas desaparecía con la joven a la que amaba. Sin poder hacer nada para salvarla.
Hola hermosuras, ¡Nuevo capítulo!
Espero que os haya gustado.
La canción sonó durante la triste escena de la muerte de Allison, 'Look Out - James Vincent McMorrow'
No olviden comentar, me encantaría saber su opinión.
Besos.
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Theo Raeken || Nobody's Gonna Love Me Like You [1]
FanfictionAlexandra Russo era una bella joven, su pelo era largo y moreno, sus ojos negros. Era divertida, alocada,sarcástica y perezosa. Tenía tan solo dieciocho años y ya había vivido miles de historias que jamás olvidaría. Este año iba ha ser duro al igual...