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-Necesitamos ir a buscar algo al auto.- Dijo Amy dándole un bocado al bizcocho que tenía en la mano.

-Tienen que quedarse hasta que termine la sesión, así que siganme hasta la sala de espera... - Dijo la mujer aún con la sonrisa en su rostro.

Lo más extraño es que no pidió por favor, el estado de ánimo de la mujer fue cambiando, cuando llegamos fue demasiado amable pero ahora que ya estamos adentro... parece muy fría.

La mujer comenzó a caminar hasta la sala de espera pero nosotras nos quedamos quietas, Amy me miraba con los ojos como platos mientras terminaba de comer lo que le habían dado.

Un auto que parecía ser muy lujoso estacionó enfrente al edificio, lo pude ver a través de esos enormes ventanales y un hombre con un traje gris comenzó a subir las escaleras, mis piernas se congelaron y sentí como si miles de hormigas estuvieran en ellas, tomé la mano de Amy y corrimos hasta la sala de espera siguiendo a la mujer, si iba a pasar algo teníamos que estar con todas las demás chicas.

Los hombres que supuestamente no nos iban a dejar salir ahora se estaban acercando a todas nosotras, se podía ver al hombre de traje gris detrás de ellos.

- Amy... dame tu celular...- Dije sin mirarla.

Ella me miró, frunció el ceño y sacó la lengua.

-¿Alguien te ha dicho que los tres ojos no te quedan muy bien?- Dijo ríendo y mirando todo a su alrededor.

-Amy, no estamos para bromas -Susurré, parecía drogada... como si esa comida tuviera droga -Pon tus dedos la garganta Amy - Dije más bajito todavía para que nadie me escuchara.

Todo lo que estaban dando tenía droga, las chicas que habían tomado café ahora estaban tambaleándose y las que habían comido igual que Amy ahora.

-No Edeline, lo que comí estaba tan delicioso como el atardecer,quiero que se quede donde esta.- Acarició su abdomen y sonrió haciendo un puchero con sus labios.- ¿Estás bien allí adentro bizcocho? Apuesto a que si, que lindo eres.

Sentí que mi respiración fallaba cuando vi al hombre de traje hacerles una señal a los demás hombres y estos sacaron armas.

No podía estar sucediendo esto, ¿Cómo paso? Sabía que algo iba mal... pero esto era mucho, quería estar en casa y comer los deliciosos cupcakes que me preparaba Amy mientras ella miranba los chismes de la televisión, quería volver el tiempo y no estar aquí.

-Bienvenidas señoritas, espero que hayan disfrutado del café y de los deliciosos bocaditos que les hemos preparado, todas seguramente no me estén entendiendo...- Comenzó a hablar el hombre del traje gris.

Pasó su mirada por cada una de nosotras y se detuvo en mi, yo era la única que lo miraba fijamente, no había consumido nada de lo que ellos habían preparado por lo que no estaba drogada.

- Oh... ¿que tenemos por aquí? - Dijo acercándose a mi.

Su cabello era rubio oscuro, era de altura alta y tenia unos ojos grises que daban miedo, su traje le marcaba el cuerpo junto a un enorme reloj que parecía de oro.

Di unos pasos hacia el costado entreverandome con las demás chicas, pero fue inútil, el me había visto y me tomó del brazo atrayéndome a el.

- Esta preciosura no parece drogada, ¿por qué no lo estás?- Dijo el hombre sonriéndome.

Lo miré con desagrado e intente zafarme de su agarre pero fue imposible, apretaba demasiado mi brazo.

- ¡Déjanos ir! - Le grité mientras él me miraba fijamente.

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