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  —Ede — Levanté mi cabeza en dirección a quien me estaba llamando — Dice Diego que cuando termines de almorzar vayas a su oficina.

—¿Sabes para qué quiere? — Le pregunté a Daniel. Realmente ya me estaba cansando tener que ir a la oficina de él. Parecía tener beneficios frente a las demás y ya sabemos cómo son algunas... Empiezan con rumores nada lindos.

—No, solo me dijo eso — Asentí y seguí comiendo las deliciosas milanesas que tenía en frente. Vuelvo a decir y nunca me cansaré de repetir ¡Son un manjar!

—¿Ahora para que querrá que vayas a su oficina? — Susurró Amy para que solo pueda escucharlo yo. — Espero que no te meta de nuevo en la bañera — Bromeó.

Después de haberme bañado, Daniel me acompañó a la habitación... Como era de esperarse Amy me atacó a preguntas ya que había tardado mucho para "solo ir al baño" por lo que me vi obligada a contarle absolutamente todo.

—Ay ni me lo recuerdes — Bufé al recordarlo.

Cuando terminé el manjar que tenía en frente, Daniel me acompañó a la oficina de Diego.

—¿Qué pasa ahora? — Me senté en la silla desocupada teniendo en frente a él; Nada nuevo en estos días...

—Hoy... Va a ser un día diferente — Comentó. Realmente pensé que se iba a disculpar por lo de ayer o explicarme lo que le sucedió a su padre; Pero no, actuó como si nada hubiese pasado.

—¿Eh? — Pregunté invadida de confusión.

—Necesito que me acompañes a un lugar.

—¿Podría saber a dónde?

—Por ahora no, pero confía en mí.

—Creo que sería ilógico confiar en quién te secuestro — Bromeé.

—Pero es la única opción que tenes — Retrucó con una sonrisa arrogante.

Toushé.

Bueno, ahora solo ve con Daniel y vístete con la ropa más linda que tengas, es importante el lugar a donde vamos.

—Okey.

—En una hora te paso a buscar.

—Oh porque queda tan lejos la habitación de acá. Mejor vengo yo.

Negó con la cabeza riendo — Sos difícil Edeline Young. — Sonreí asintiendo. — Bueno... En una hora está aquí.

Daniel apareció de la nada haciéndome asustar ¿A caso es un ninja encubierto? Nadie lo sabe, nadie...

•••

—Amy, necesito tu ayuda — Dije al entrar a la habitación.

—¿A quién hay que matar? Vamos. Dímelo — Dijo en susurro haciendo que explote a carcajadas. — Ah ¿Qué? ¿No hay que matar a nadie? — Preguntó paranoica.

—Tenías que ser exagerada Amy eh — Comenté tratando de calmar un poco la risa — Necesito que me ayudes a vestirme. Diego me dijo que lo tengo que compaña a un lugar bien vestida. Ayer escuche algo y creo que hoy tenía una conferencia u algo así.

—Ah okey, de todos modos cuídate Ede, no es muy confiable Diego.

Asentí y empezamos a buscar un poco de ropa en ese inmenso armario. Después de un rato encontramos lo ideal, un vestido largo celeste, algo ajustado para marcar un poco mis pequeñas curvas, acompañado de unos tacos aguja color crema. Por último Amy me hizo una coleta alta ya que yo siempre usaba el pelo suelto.

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