[20] F I N A L

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Alejé mi rostro de esas manos, frías y delicadas, mientras se escapaba un quejido de mi boca.

-Necesito taparte esa herida, Edeline, quedaté quieta - Dijo una de las maquilladoras.

Cerré los ojos fuertemente, aguantando todo el dolor. Al cabo de un rato, sus frías manos se alejaron de mi rostro, dando por finalizado su trabajo. Me miré al espejo, realmente eran buenas maquilladoras, ya no se veía ningún raspón o moretón en mi cara.

-Edeline, está es la ropa que vas a usar - Dijo Daniel, apoyando unas prendas en mi cama, asentí y me empecé a cambiar. Desde que me había despertado no había visto a Amy. Y eso me alarmaba mucho.

Las chicas ni si quiera me dirigen la mirada, les doy asco, y no las culpo, yo también siento asco por mi misma.

Me senté en la cama, sumergida en mis pensamientos hasta que escuché abrir la puerta, y ahí estaba ella; Amy. Parecía recién salida de la ducha. Entró sin decir nada y fue a su cama para agarrar la ropa. Antes de que vuelva a salir de la habitación, la agarré del brazo.

-Soltame - Dijo mirándome con desprecio. Rápidamente sedí y la solté.

-Amy, por favor, perdoname, dejame que te explique todo, ni si quiera me besé con él...

-Pensé que éramos un equipo Edeline.

-¿Éramos? - Pregunté con un nudo en la garganta.-¿A caso no seguimos siendo uno?

-No.

Esa respuesta corta y fría bastó para arrancarme la vida de un tirón. En su ojos ya no se veía enojo, sólo tristeza. Se dio media vuelta, dejándome sola.

Soy egoísta, lo sé. Sólo pienso en mi dolor, nunca pensé en como estaba ella o que sentía al respecto, sólo me preocupé por mi, por estar bien yo. Hoy podía ser nuestro fin y no podía dejarlo así.

Abrí la puerta bruscamente y empecé a correr hasta el baño. Al entrar me encontré con ella en uno de los vestidores, todavía no se había dado cuenta de mi presencia. Saqué el taco de mi pie y lo puse entre medio de la puerta, trabándola.

-Amy - En respuesta se escuchó un chillido del susto - Necesito que me escuches. Y no me importa si estás enojada o no. De todos modos no voy a abrir la puerta hasta que me escuches.

-No necesito escuchar nada Edeline, ya me quedó muy en claro tu rol en este lugar. Ya me quedó en claro que estabas a los besos con quien te secuestró. Ahora vete. Déjame en paz.

-Amy, te pido que me escuches. No quiero que me perdones pero si que me escuches. Todo este circo fue hecho por venganza. Mis papás estafaron a los papás de Diego, dejándolos en ruina, haciendo que el papá de él se suicidará. Quedaron en pobreza, y Diego, armó todo esto para tenerme a mi, arrancándoles a lo que más amaban mis padres y de paso ganar dinero con nuestros cuerpos. Me sentí débil al escuchar eso, creí por un momento que el era bueno, y que había hecho esto por desesperación. El se venía comportando muy bien conmigo y hasta me daba regalos. Caí en él, confié en él. Sabía que no podía decírtelo, te enojarías. Pero nunca nos besamos, de hecho la vez que casi nos besamos el se alejó y me dejó en claro que no era más que un juego. Él nos quiere separadas, sabe que sin la otra somos débiles.

Amy no contestó nada, siguió cambiándose sumergida en sus pensamientos.

-Amy, por ahí a partir de hoy no nos veamos más, por ahí hoy sea nuestro fin. - Me fui acercando a ella hasta abrazarla - Perdón Amy. - Al principio se quedó quieta, pero después de un rato me abrazó fuertemente.

Daniel estaba tocando fuertemente la puerta. No dije nada más, saqué el tacón y salí de allí acompañada de él.

Ya era la hora, la hora de nuestro fin. Nos acomodaron como lo solían hacer las anteriores veces; en una fila. Fuimos todas en silencio caminando hasta a ese cuarto, donde estaban varios hombres. Algunos los reconocía pero otros eran nuevos.

Corre Por Tu VidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora