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La puerta se abrió lentamente y Amy entro sonriendo, me quise levantar pero fue imposible ya que estaba esposada a la cama, mientras ella se dirigía a su cama yo intentaba encontrarle alguna herida pero no tenia ninguna, se había salvado. Casi lanzo un grito de alegría y mire a Astrid, ella también estaba feliz.

Astrid me contó que ellos habían encontrado el papel, y ella se intento inculpar pero sabían que  habíamos sido nosotra; Amy había escrito su nombre.

Los guardias dejaron a Amy en su cama y la esposaron, Amy nos miro y sonrió triunfante, cuando los guardias se fueron y solo tres se quedaron cuidándonos ella elevo sus brazos como si hubiera ganado una carrera.

— ¿Te hicieron algo?—  Dije riéndome ante sus gestos

— No, no me tocaron ni un pelo, me tenían miedo, saben que soy karateca...—  Dijo colocando sus manos como si fueran cuchillos.

Astrid y yo reímos mientras la mirábamos.

—Ede...—  Me llamo Astrid.

Me di vuelta para mirarla y ella me lanzó su almohada, fruncí el ceño y noté que esta tenia algo pesado dentro.

Mire a los guardias, estos estaban durmiendo y algunos mirando su celular. 

Saque el fierro puntiagudo de la almohada de Astrid y abrí mis ojos como platos, rápidamente lo escondí bajo mi pierna.

— Es ahora...— Dijo Astrid mirando hacia el techo.

Amy me miró y asintió mientras miraba a los guardias.

¿Íbamos a escapar? No lo podía creer, y ¿si nos descubrían? 

Astrid sacó un prendedor de su cabello y abrió sus esposas, se agachó sobre sus rodillas acercándose a mi y abriendo mis esposas, me dio el prendedor e hice lo mismo con Amy.

Nos quedamos sentadas en nuestra camas al ver que un guardia se levantó para apagar las luces; Acto seguido se retiraron todos, mi pecho pesaba demasiado y mis tres dedos quebrados ardían.

Coloque el fierro que me había dado Astrid en mi cintura sosteniéndolo con el cinturón de mi vestido.

Las luces se apagaron y nosotras nos miramos, comenzamos a arrastrarnos hasta llegar a la mesa que ocultaba la escalera que nos llevaría al techo, nos levantamos y la movimos intentando no hacer mucho ruido.

la escalera estaba pegada a la pared y tenía algunos escalones rotos, miramos a Astrid y ella nos hizo una señal para que nosotras fuéramos primero, yo subí primero intentando no mirar hacia abajo, detrás de mi venia Amy subiendo, llegue al techo y me subí intentando no usar mi mano derecha para no lastimar mas mis dedos. 

Subí al techo torpemente y le tendí mi brazo izquierdo a Amy para que ella también subiera, ella se sujeto de mi brazo y subió, las dos miramos hacia la escalera esperando a Astrid pero no había nadie en ella.

Nos miramos las dos frunciendo el ceño y temiendo lo peor que la hubieran descubierto antes de que subiera a las escalera, intentamos mirar hacia el suelo y al pasillo pero fue imposible.

— Astrid...—  Susurrábamos las dos al unisono intentando llamarla.

Las luces se encendieron y sentimos como varias personas corrían hacia la mesa por donde habíamos subido, nos alejamos de la escalera y caminamos para el borde del techo, mirando para abajo, era imposible bajar, estábamos a mucha altura y no se podía ver nada ya que todo estaba oscuro.

— Edeline...— Dijo Amy mirándome.

Mis ojos se aguaron al pensar de nuevo en la golpiza que me habían dado pero en este caso que Amy tuviera que sufrir lo que yo sufrí. 

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