03: Clases alejadas.

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Dominic Howard dejó estacionado el Mercedes en el amplio garaje que disponía su nueva casa; el chofer le recibió para dejar en mejor lugar al vehículo, que costo una módica cantidad de €100.625.

Desabrochó su corbata en unos movimientos sencillos para luego botarla en el sofá.

-Señor Howard la comida esta lista –Anuncio Tanner, la ama de llaves. Esta llevaba un vaso de té helado sabor limón, seguido se lo paso a Howard, quien yacía sobre el sofá-. ¿Desea comer?

El rubio dio dos sorbos y resoplo.

-¿Malcolm comió? –Pregunto

-El señor Malcolm no aún no llega –Musito la mujer

-¿Qué? –Por inercia volteo a ver el reloj a pesar de ya tener noción de la hora- ¡Pero sí son las 6 de la tarde!

Antes de que Tanner pudiera meterse en un problema, la puerta principal se cerró.

-Tranquilo, papá, tranquilo, ya estoy aquí –Vocifero Malcolm apareciendo con una gran sonrisa. Avanzó hasta el living con su padre dejando caer su mochila al suelo, seguía sonriendo pícaramente-. ¿Cómo estás?

Howard padre levanto las cejas acusadoramente.

-¿Qué es lo que quieres? –Interrogó inmediatamente

-¡Uy! No puedo preocuparme por ti porque crees que quiero algo –Se defendió

-Como sí no te conociera –Replico con un deje de burla

-Mm bueno aunque sí, hay... algo –Murmuro luego

Por un poco, Dom casi escupe el té.

-¡Y ahí vamos de nuevo! –Dijo limpiando su boca-. ¿Qué es?

-Bueno, la profesora piensa que tengo un intelecto superior al de los demás entonces quiere cambiarme de clase –Mintió fructuosamente

-¿Superior? ¡Ja! –Rió con ironía-. ¿Qué diablos hiciste esta vez, Malcolm?

El adolescente rodo los ojos.

-No sé; simplemente quiere hablar contigo mañana

-Tengo una junta importante mañana

-Es mi educación papá, ¡No puedes faltar!

Dominic frunció la boca quedándose un tanto angustiado

-He, Malcolm, la junta es muy importante...

-¡Eres el jefe, puedes retrasarla!

-Hijo, es poco profesional atrasar todo lo que me convenga, no es justo para los demás

-¿Y desde cuando los demás son importantes?

Dominic Howard de 17 años no era tan malo a comparación de esto.

Howard se quedó perplejo.

-¿Qué dices? –Cuestiono atónito

El chico volvió a rodar los ojos.

-Sólo ven mañana, es a las 8 –Elevó su voz. Ahora era una orden

-Malcolm –Dom se levantó para estar a su altura; era como verse en un espejo. Era como... estar viviendo su juventud de nuevo entonces comprendía lo patético que se veía-, será en otra...

-¡No puede ser otra ocasión! –Irrumpió exasperado-. Nunca tienes tiempo para mí, te quejas de mis notas pero ni siquiera vienes cuando la maestra lo pide ¡No te entiendo, Dominic!

Someday | BellDomDonde viven las historias. Descúbrelo ahora