Chloe en multimedia.
Relatado por Chloe:
El sol desaparecía lentamente tras los árboles. Pasé la tarde junto a Alex en el hospital. Le darían el permiso para volver a casa en un tiempo. Mientras tanto, yo intentaba que todo volviera a la normalidad. Mis padres estaban de acuerdo en que debería tomarme un tiempo para mí, y que no siempre debía cuidar de mi hermana. Nuestro padre hacía sus mayores esfuerzos para salir temprano del trabajo, solo para ver a Alex.
Yo siempre fui el orgullo de mi madre, luego de la muerte de Laura. Ella practicamente era como nosotras. Tenía mis ojos y mi cabellera dorada, y la aventurera e inexperta personalidad de Alex. Mis padres me decían lo mucho que me parecía a ella, y que cada vez que me observaban mantenían su recuerdo. Alex, en cambio, poseía cabello y ojos oscuros como los de papá.
Me sentí fría. Necesitaba algo. Pensé en Felicité. Ya no estaba tan enojada, pero aún seguía con bastante rabia. Era mi hermana, nadie puede tocarla de esa forma. Esa herida, podría haberla dejado con graves consecuencias. Los doctores dijeron que su caso era de los mejores. En los peores, los pacientes se desangraban hasta la muerte. Se necesitaron usar donaciones anteriores de sangre.
Contuve las lágrimas en ese momento. Así que salí por la puerta principal del hospital. Sentí que alguien se acercaba. Dí una media vuelta, y lo ví a él. Era Dante Prescott. el dueño del bar. Sentí miedo. ¿Acaso volvía para verme? No quiería volver a esa oscuridad. Quería recordar para poder ayudar a Lottie, pero es que las imágenes son tan confusas. Solo corría, con la esperanza de ver algo de luz. Recuerdo volver a casa, y entre lágrimas llamar a Alex. Ella solo llegó y me contuvo. Me sentí débil y como una idiota.
Aún tenía un par de rasguños, pero creo que para dentro de unos meses mi cuerpo ya no tendría marcas ni recuerdos de ese horrible momento.
Dante se acercaba. La entrada del hospital estaba a unos metros, así que podría correr hacía allá sin mucho esfuerzo y pedir ayuda. Pero no pude. Respiraba aceleradamente. Pensé que tendría un ataque de asma por los nervios. Corrí. ¡Piernas no me defrauden ahora! No era muy velóz, así que tuve que hacer el mayor esfuerzo posible. La puerta estaba a solo un par de metros, cuando Dante me tomó del brazo, luego de ambos.
Esta vez no olvidaría nada. Absolutamente nada. Si podía escapar lo denunciaría. Me retorcí entre sus brazos. Me arrastraba por el suelo.
- Si te mueves mucho, será más dolorosa que la última vez. - dijo Dante.
Era él. Lo sabía. Comenzé a llorar del miedo. Fue entonces cuando sentí que mi cuerpo caía sobre su camioneta. Su camioneta azul. Miré el asiento del chofer. En una de las ventanas, una foto de Laura y Dante. Eran amantes, y estuvieron juntos todo este tiempo. ¿Era por eso que me necesitaba? ¿Acaso le recordaba a mi hermana, de la misma forma que era el recuerdo vivo de Laura para mi madre? Pensé en un plan. Antes de que pudiera cerrar la puerta, lo detuve aún con lágrimas en mi rostro.
- ¡Para! - interrumpí. - Dejaré que me lleves, lo juro. Solo sí... sueltas a Felicité.
- No se de que hablas. - dijo mirándome confundido. Intentando volver a cerrar la puerta.
- Solo suéltala, te lo ruego. - lo detuve una vez más.
Lo pensó por un instante. ¿Porque nos necesitaba a ambas?, tal vez... no eramos las únicas. Más chicas podrían haber sido asesinadas, o violadas. Extendió su mano.
- Trato hecho.
Extendí mi mano, confiada. En cuanto la tomé, lo arrastré hacía mí. Dí una fuerte patada en su entrepierna. Dante caía al suelo, en una postura encorvada. Corrí de ese lugar. Corrí con fuerzas. Nadie me perseguía pero sabía hacía donde debía ir. Al llegar a la puerta del hospital, lo pensé dos veces.
¿Qué estaba haciendo? ¿Me escondía? No, claro que no. No podía esconderme, no ahora. Corrí por las escaleras. Me introduje entre varíos pasillos. Detrás de la multitud de doctores y pasientes, estaba Dante. Su ropa estaba un poco desgastada, como si hubiera terminado de hacer un trabajo agotador. Me estremecí. ¿Es que acaso nadie notaba que ese hombre me perseguía? Volví a correr, lo perdí de vista un momento. Me escondí en la sala 508, la sala de Alex.
- Alex, vámonos.
Alex tardó en reconocerme. Frunció el seño.
- ¿Qué quieres? - preguntó ella.
- Dante Prescott. Esta aquí, vino a buscarme. - susurré.
Alex abrió los ojos que quedaron como platos.
- ¿Qué quiere él aquí? - volvió a preguntar.
- Felicité tenía razón. Scott no hizo nada - proseguí -. Creo que lo acusaron sin razón. Dante me capturó, y al verme con vida quiso terminar con el trabajo sucio. No se como me encontró.
Rompí nuevamente en llanto. Tenía mucho miedo. Alex se levantó de la camilla con un poco de dificultades. Aún le costaba caminar. El yeso en su omóplato y las medicinas, aún no la curaban. Intentamos correr a paso ligero. Sin demasiado esfuerzo. Alex no me permitía acelerar demasiado. No pudimos lograr ver a Dante, pero seguramente me bucaba habitación por habitación.
Pude ver una bata, recostada sobre un asiento en la sala de espera. Otro plan en mente, me sentí un genio. Tomé la bata y me la coloqué. Parecía toda una experta en medicina. Aunque por mi físico, parecía demasiado joven como para ser doctora.
Al pasar por la puerta principal, la recepcionista miró hacia Alex. Estaba apunto de prohibirnos la salida. Vió mi bata y asintió con la cabeza.
- Buenos días, Dra. Boe. - dijo sonriénte.
Miré la etiqueta en mi bata. Asentí con la cabeza, sonriénte. Nos largamos de ahí. Buscaba en el estacionamiento la camioneta de Dante. El aún seguiría dentro del edificip. Por lo que Alex y yo compartimos una mirada.
- ¿Piensas lo mismo que yo? - pregunté.
- Sabes que sí. - dijo Alex con una sonrisa pícara.
Nos dirigimos a la camioneta de Dante. Abrí la puerta de chofer, y Alex la de el acompañante. Ella observó la misma foto que yo había observado antes. Las llaves de la camioneta, aún estaban puestas en su lugar. ¡Qué suerte!
- Dime, Chloe... Ellos eran... ¿una pareja? - preguntó Alex.
Suspiré.
- Sí, eso creo. - respondí.
- Jamás me lo dijo, pensé que nos lo contabamos todo. - prosiguió ella. - Odio este traje de hospital, quiero mis vaqueros sucios.
No pude evitar sonreír.
- Entonces, debemos ir a casa por ropa. Y luego... - me detuve.
- ¿Y luego qué?
- Irémos por Felicité - dije mientras daba una vuelta a las llaves del auto.
- ¿Hacía donde? - preguntó nuevamente.
Era verdad, ¿donde era? ¿Dónde la tenía? Lo pensé nuevamente. Necesitamos a un cerebro con información. Y sabía quien era esa persona. Ambas lo sabíamos. Compartimos nuevamente nuestras miradas.
- ¡Lottie! - exclamamos al unisono.
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FELIZ 2016!!! Espero que lo hayan pasado bien con sus amigos y familiares. Y simplemente con sus mascotas. Aquí nuevo cap!! Hace tanto que no les hablo, que ya no se que decir. En fin... todos los votos y vistos se agradecen. Nos leemos luego, Baaai!!! ;)
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No pienso dejarte.
Teen FictionTodo en la vida de Alex y Lottie parece andar bien. Dos amigas forjadas en una gran amistad viven sus últimos años de la adolescencia juntas. Un día, Alex recibe una llamada que será sólo el principio de un gran misterio que juntó a Lottie deberá re...