No pienso dejarte.

Capítulo 24

Relatado por Chloe:

—Entra tú —le musité a Alex, que ahora terminaba su malteada.

—El que va adelante, siempre es el primero en ser asesinado por el psicópata.

—Y el que va último, es asesinado por el fantasma —acoté.

Lottie tomó con fuerza el vaso plástico. La bebida de fresa se derramó, hasta expandirse por el césped seco.

—Si no entran a la puta cabaña, por la puta ventana, juro que yo sere el psicópata que las asesine a ambas.

Su tono de voz agudo hizo que Alex y yo estallemos en una fuerte carcajada. Las mejillas de Lottie se volvieron rojas como tomates, oculto su rostro hacia abajo y entro por una de las ventanas de la vieja cabaña.

Asomé mi cabeza hacia el interior. Parecía una cabaña pequeña por fuera, pero por dentro el salón era elegante. Muebles antiguos del siglo XIX. Si no fuera por el polvo, y las cucarachas sobre los sofás, ¡Este lugar sería un palacio!

—Esta es la única cabaña de la zona que no esta habitada, además de que una anciana murió asesinada aquí —murmuró Lottie—. No me gusta nada este lugar.

—¿Aún estás segura de que este es el lugar? —preguntó Alex.

—Muy segura —alzé mi voz con firmeza.

Al adentrarse por la ventana, las tres pudimos observar con mas detalle cada uno de los detalles. Sofás floreados, alfombras gruesas que se extienden hacia una chimenea que ahora esta apagada, piso antiguo de madera que hace rechinar cada uno de nuestros pasos, y lámparas con detalles en bronce.

— Busquen a Felicité —la voz de Alex suena con más potencia que nunca—. Lauren vigila afuera, ¿verdad?

Tomé mi móvil, cubierto con mi funda azul ya bastante gastada por el paso de diesciseís meses.

Chloe Love 🌙
Estas vigilando, ¿verdad?

Laurennn ☁
Si a vigilar te refieres pasar
las horas con un heladoo,
mientras ustedes juegan a los
espias, pues sí.

Chloe Love 🌙
xD
Gracias por ayudarnos,
te queremos.

Laurennn ☁
Lo sé, y hagan lo que
necesiten rápido.
¿Pero que estoy diciendo?
Tarden todo lo que necesiten, el helado es todo mío. Adioh 🍦

Lauren se ha desconectado.

Después de hacer varias veces rechinar el frío suelo, las tres nos hemos dirigido hacía una de las puertas. Y lo que nos encontramos, hizo que nuestras expectativas sobre el resto de la casa se desvanecieran.

Una sucia cocina, repleta de ollas sucias. Paquetes de arroz rotos, y con granos de arroz crudos que se esparcian por todo el suelo. Y eso que aún no hemos hablado sobre los insectos. O sobre el moho en las esquinas de la habitación. Vamos, que parece que la cocina en cualquier momento se desmorona.