Capítulo 11

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Me desperté mucho antes de que salieran los primeros rayos de sol. Por muy extraño que parezca, me sentía llena de energía. Era como si alguien me hubiera inyectado adrenalina mientras dormía.

Estaba caminando rumbo al comedor para tener el desayuno cuando alguien me tocó el hombro haciéndome dar un pequeño brinco del susto. Voltee y me encontré con la sonrisa juguetona de Aidan.

-Buenos días.- dijo entre risas.

-Buenos días.- lo salude de vuelta.- ¿Qué no tienes nada que hacer más que espantar a chicas por la mañana?- este se limitó a poner cara de ofendido y luego soltó una pequeña risa.

-La verdad es que no. Aparte, te estaba buscando.-

-¿En serio?- fingí emoción.- Aidan Cooper me estaba buscando... ¿a mí?-

-JA JA JA que graciosa.- continuamos caminando.- Pero ya en serio, ¿Cómo sigues?-

-Me siento increíble, en serio. Es como si en una noche hubiera recuperado toda mi energía, como si ayer no me hubieran mandado a la enfermería.-

-Si bueno...se le llama dormir Dahlía ¿sabes qué es eso?- se burló de mi.- Verás es...-

-Ya sé que es dormir.- lo miré. Aunque Aidan se riera de mí y todo, yo me sentía diferente. Renovada. -Mejor dime, ¿Cómo van las cosas con Lauren?-

Lauren era la novia de Aidan. No llevaban mucho pero últimamente habían estado peleando por todo. Ella era un año menor que nosotros, siempre se juntaba con sus amigas por eso no había tenido la oportunidad de conocerla, aún.

-Uff no sabes, van de maravilla.- dijo sin emoción alguna y evadiendo contacto visual.

-¿En serio?-

Me preocupaba mi mejor amigo, la verdad era que éramos muy unidos y no me gustaba nada que la pasara mal. Y menos si era por una chica.

-No, terminamos.- Su respuesta me tomó por sorpresa pero aun así trate de mantenerme lo más normal posible. Aunque Aidan no quisiera mostrarlo, yo sabía que por dentro estaba sufriendo.- La verdad es que no quiero hablar de ello.- se apresuró a decir.

-Está bien.- ya habíamos llegado al comedor y desde la entrada divisamos a Joanna y su hermano en nuestra mesa. Miré a mi amiga quién me ofreció una sonrisa. -Antes de que lleguemos,- lo tomé del brazo.- ¿tarde de películas? Hoy después de los entrenamientos, ¿qué dices?- la mirada de mi amigo se fue suavizando hasta mostrarme una sonrisa.

-Si estas tratando de levantarme el ánimo...estoy bien.- dijo tranquilo.- Pero si tanto insistes...- Me miró cómplice.- Yo llevaré la comida.

-Es un trato.- me reí.

Nos acercamos a nuestra mesa de siempre y yo me senté a lado de mi amiga.

-Ethan, ellos son Lía y Aidan, mis amigos.- mientras mi amiga nos presentaba a su hermano me puse a pensar por qué nunca nos había hablado de él. Eso era algo que le preguntaría más tarde, en privado.

-Qué tal.- nos sonrío este.

-Hola.- lo saludamos de vuelta.

Después de que todos fueron por su comida, un silencio muy incómodo se instaló. Nadie decía nada y el único ruido era el de los cubiertos al chocar con los platos.

-Entonces... tú eres la amiga de la que mi hermana siempre habla ¿Eh?'- La voz de Ethan era dulce y agradable, con un ligero acento italiano a penas notable.

Ya que lo tenía más de cerca pude apreciar el parecido con mi amiga. Tenían los mismos ojos sólo que los de él poseían un matiz azulado, a diferencia de los de Joanna que eran el tono más brillante de verde.

-Espero que cosas buenas.- me reí para luego llevar una pequeña porción de waffles a mi boca.

-Claro.-me sonrió.- De hecho quiero darte las gracias por cuidar a mi hermanita todo este tiempo, sé que puede ser algo...especial.-

-Sigo aquí.- Se quejó Joanna y todos nos reímos.

Al poco rato llegó Jonathan, quién se sentó en el espacio que había a lado de Aidan.

El resto del desayuno nos la pasamos escuchando sobre los viajes que había hecho Ethan. Nos contó que cuando salió del campamento, se había dedicado a viajar y conocer nuevas culturas. Había ido alrededor de toda Europa y Asia. De hecho, dice que cuando recibió el mensaje de la directora, estaba a punto de subirse a un avión rumbo a África.

Después del desayuno, decidí volver a mi cuarto y quede con los chicos de que me los encontraría en los entrenamientos.

Estaba caminado rumbo a mi habitación cuando vi a dos personas abrazándose en medio del camino. Estaba decidida a continuar por mi lado pero estos se soltaron y la curiosidad me ganó. Ella era la chica que había visto en la mañana, la de piel muy blanca. Creo que se llamaba Milani y era una de las egresadas. Se veía feliz y se reía por algo que decía el chico. Este estaba de espaldas pero pude reconocer ese cabello negro alborotado, lo reconocería donde fuera. Se dio la vuelta y nuestras miradas se encontraron. Al instante palideció y me vio con esos ojos azules que yo ya estaba empezando a conocer. Sean abrió la boca para decir algo pero yo ya me encontraba rumbo a mi cuarto. ¿Qué me estaba pasando? ¿Por qué sentía como una presión muy fea en el pecho? Pude oír su voz que me llamaba más no paré de caminar. No tenía caso.

~Los elegidos~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora