Abro los ojos.
Mi habitación sigue algo oscura así que me estiro y enciendo la lámpara. Checo el despertador a mi lado, son las ocho en punto. Me levanto como puedo y camino en calcetines por la alfombra hasta llegar al pie de la ventana. Toco con la yema de los dedos la superficie y el cristal se siente frío. Desde aquí puedo alcanzar a ver el lago y parte del embarcadero.
Es hermoso.Hoy es fin de semana y por lo tanto no hay clases ni talleres, es día libre. Sonrío para mí misma y doy un pequeño brinco.
Regreso a la cama y me acuesto en ella a la vez que tomo mi almohada y la abrazo. Tengo tanta flojera y sueño. Cierro los ojos y siento cómo el cansancio se apodera de mí.
Me levanto a pocos minutos de haber pasado las diez y me encamino a desayunar; tengo muchísima hambre.
Cuando llego a la cafetería noto que casi no hay gente. Casi todos aprovechan estos días para pasársela en sus dormitorios, no pienso ser la excepción. Pido mi comida para llevar y camino de nuevo hacia mi habitación con la bolsa de plástico en la mano. Estoy escuchando música por mis audífonos cuando un feo presentimiento me inunda. El corazón me empieza a latir rápidamente. Miro a mi alrededor y no veo más que árboles y hojas de estos. Sigo mi camino y apresuró más el paso, me siento observada y no me gusta nada.
Casi corriendo abro la puerta de mi dormitorio y entro a toda prisa, juraría que puedo escuchar los latidos de mi corazón por la adrenalina. No sé qué pasa, nunca había sentido algo así. Después de un rato decido pasarlo por alto, estoy segura que todo fue obra de mi imaginación. Coloco la bolsa con comida en mi escritorio y me acomodo en la silla. Como casi no puedo hacer nada sin música, pongo un poco antes de empezar a desayunar.
Después de comer, limpio todo y me doy un baño.
Hoy es uno de esos días en los que me desconecto del mundo. Puedo hacer lo que yo quiera a la hora que quiera y las preocupaciones no me molestan en lo absoluto.
Después de haberme bañado, tomo un libro de mi estante y me pongo a leerlo.
Cuando el sol ya se estaba ocultando, y yo estaba apunto de averiguar el secreto de la protagonista de mi libro, escucho que tocan a la puerta.
De mala gana y casi arrastrando los pies me levanto, la puerta parece estar a kilómetros de distancia. Giro la perilla y me asomo para ver quién es.
Un mechón rubio se asoma y conforme abro más la puerta descubro a mi mejor amiga parada en el umbral.
-¿Qué haces? ¡Abre soy yo!- Joanna entra en mi habitación haciendo sonar sus tacones en el piso de madera.
-Hola a ti también- cierro la puerta y me siento en mi cama con las piernas cruzadas - ¿Por qué estás tan arreglada? ¿Vas a alguna fiesta o algo?- me burlo de ella. Lleva puesto un vestido algo corto y como ya dije antes, los tacones que trae no se ven nada cómodos.
-Más bien "vamos" a una fiesta-no puedo evitar abrir los ojos como platos ante la idea.
-¿Perdón?- Joanna apoya los brazos en su cintura y me mira-
-Dahlia...¿hace cuánto que no sales de aquí?-
Me quedo pensando en su pregunta y ella truena los dedos frente a mi cara.
-¡Exacto! ¡Necesitas salir un poco! Ver algo más que la vida dentro del campamento-
-No creo que salir sea buena idea... Y menos con todo lo que está pasando-
-¡Precisamente por eso! Necesitamos un respiro de todo esto. Qué dices ¿vienes?-
Hago una mueca y mi amiga pone los ojos en blanco. No me gustan las fiestas y la idea de estar en una no me emociona en lo absoluto.
-Gracias pero paso, recuerda la última vez-
La vez pasada que salí así con Joanna ella me dejó sola y se fue con un chico. Me tuve que regresar sola al campamento y nos castigaron a ambas por una semana ayudando en la cocina.
-¡Ya supéralo! Solo fue eso, una vez. Además yo te ayudé, recuerda que confesé que había tenido toda la culpa y te quitaron el castigo-<Touché>
Me quedo pensándolo un rato y al final llego a la conclusión de que algo de aire no me hará daño.
-Esta bien...- Mi amiga da pequeños saltos de emoción-¡Pero si me vuelves a dejar sola te mato!-
-Vale...-
Camino descalza hasta el closet y Joanna me ayuda a elegir qué ropa voy a usar. Al inicio trató de convencerme de usar un vestido, sin embargo le dije que ya era bastante con que fuera con ella a una fiesta. Opté por algo más cómodo como una blusa blanca, una falda negra y una chaqueta a juego de piel. Como no le hice caso con la idea del vestido me obligó a usar unas plataformas que, para mi gusto, eran algo incómodas. Me di un baño, me puse la ropa y luego me maquille un poco. Algo dentro de mí me decía que me iba a arrepentir de esto.Cuando llegamos al lugar, Joanna apaga el motor de su auto y baja haciendo sonar sus tacones por el asfalto.
-Dijiste que íbamos a la fiesta de un amigo tuyo- las luces y la música del club en el que estamos me dieron la bienvenida.
-Digamos que hubo un pequeño cambio de planes-
-Joanna...-
-Vale, sabía que si te decía que veníamos a un club me ibas a decir que no-
-¡Sabes que no me gusta que me mientas!-
-Perdona ¿si?- mi amiga hace un puchero y me toma del brazo con sus uñas perfectamente arregladas. -Además ya estamos aquí, sería una lastima regresar ahora- Doy mi brazo a torcer y le hago una seña para que entremos en el lugar.El olor a alcohol me inunda al instante. A mi alrededor, la gente baila al compás de la música y están demasiado pegados los unos con los otros. El sudor cubre el cuerpo de las personas y yo no puedo evitar sentirme fuera de lugar. Este no es mi estilo de diversión.
Nos acercamos a la barra y mi amiga pide por mi. Grave error. Al poco rato regresa con dos vasos de plástico. Me da uno y decido darle un pequeño trago. El licor me quema la garganta al inicio pero luego un sabor a cereza lo remplaza. Toso un poco y mi amiga se ríe de mí.
-Voy a bailar ¿vienes?-
-En un rato te alcanzo- Joanna asiente con la cabeza y luego veo cómo se pierde en la multitud. Para cuando me termino el vaso siento que la cabeza me da vueltas. Miro al bartender y le hago una seña para que se acerque.
-Disculpa, me podrías traer otro de estos- mi voz suena algo lenta y me río ante el pensamiento de estar borracha. El chico que parece ganarme por unos cuantos años me guiña un ojo y desaparece de mi vista. Al poco rato regresa con un vaso igual al anterior solo que ahora lleno.
-No acostumbras a venir por aquí ¿cierto?- me sonríe y logra relajarme un poco.
-¿Se me nota mucho?-
-Algo- Me río y le doy un trago a mi vaso. En ese instante una torrente de energía llega mi cuerpo y tengo unas infinitas ganas de bailar. Sin pensarlo dos veces salgo disparada hacia la multitud. Me siento relajada y nada me importa. Comienzo a bailar al ritmo de la música y al poco tiempo ya me he acabado la mitad del vaso. Me siento algo mareada pero no le doy importancia, solo quiero bailar.De pronto unas manos me agarran por la cintura. Giro y me encuentro con la mirada desaprobatoria de Sean.
-Creo que ya tuviste suficiente diversión por una noche- me dice por encima de la música. Estira la mano hacia mi vaso pero yo soy más rápida y me desvío de su agarre.
-¿Qué haces tú aquí?¿Me estás siguiendo?-
-No deberías estar en lugares así Lía, no eres ese tipo de chica- no me gusta que me ordenen ni mucho menos que me digan qué hacer.
-No creo que a ti te importe- acerco el licor a mi boca pero Sean coloca su mano sobre el vaso. Hago una mueca y este aprovecha para quitármelo. Lo dejo ahí y me acerco a la barra una vez más. Al instante el chico de hace un rato se me acerca y yo le sonrio.
-Déjame adivinar...¿quieres más?-
-De hecho...-
-Ella ya se iba- La gruesa voz de Sean me interrumpe. ¿Qué hace aquí y por qué no me puede dejar en paz? Solo quiero divertirme un rato. Me volteo hacia él y le pongo los ojos en blanco.De un salto me levanto de la silla y camino hacia la multitud. Sean me toma del brazo y yo me suelto de su agarre. Lo veo a los ojos y él me acerca hacia sí con su brazo. Sus ojos son el azul más profundo que he visto y me encantan.
Me acerco un poco más tratando de descifrar que se esconde tras esa mirada y él no se aleja.
-¿Qué tienes Dalhia Olsen que te hace tan diferente a las demás...?- las palabras salen de su boca y me golpean al instante, siento que no puedo respirar. El corazón me empieza a latir a mil por hora y quiero estallar en mil pedazos.
La cabeza me da vueltas y la vista se me nubla poco a poco, al parecer el licor está haciendo su efecto en mí. Tambaleo y Sean me toma entre sus brazos. Empiezo a ver manchas negras y me desvanezco. Lo último que veo es su sonrisa tímida y una mirada encantadora.
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Hola, solo quiero aclarar un malentendido. No pienso borrar los elegidos, al parecer mucha gente se confundió con eso. Segundo: muchas gracias a las personas que votan y que comentan, me motiva mucho a continuar con la historia. ❤️ Paz. ✌🏽️
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~Los elegidos~
FantasyMi vida nunca ha sido normal. Siempre supe que era ...diferente. Incluso antes de que mis padres me enviaran al campamento. Me llamo Dahlia Olsen, y soy una elegida.