No necesito tus conaejos

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Abrí los ojos al sentir los fuertes rayos de sol en mi cara y sentí una mano rodeando mi cintura, me volteé al instante y Andy respiraba tranquilamente sobre mi cuello. Me sobresalté tanto que al salir de la cama se despertó asustado.
-¡¿Qué haces en mi cama y qué hago desnuda?! -Grité indignada, su rostro de espanto desapareció y rodó los ojos.
-Ayer volviste borracha.
-Eso no explica nada.
-Tu ropa estaba llena de vómito y tú me pediste que durmiera contigo.
-¿Qué?
-Lo que acabas de oír, y oye, debes dejar de hacer un escándalo cada vez que me vez, los vecinos se espantarán.
-Muy gracioso.
-Lo sé. -Me guiñó un ojo. -¿Quieres que te prepare algo?
-No, gracias, no tengo hambre.
-Nunca tienes hambre, no sé como aún sobrevives.
-Lo hago a base de fruta, soy muy saludable. -Contesté tomando mi guitarra.
-Como digas. -Dijo saliendo de la habitación. Tomé mi teléfono y como siempre conecté los auriculares colocando una canción de All Time Low llamada Therapy y tratando de no fallar en los acordes.
Unos minutos después había perdido la noción de la hora por completo, pero mi teléfono sonó y atendí sin observar el número.
-¿Si?
-¿Qué le dijiste a Paul anoche?
-Buenos días Alex, estoy bien, gracias por preguntar.
-No me cambies de tema, ¡y serán buenas tardes! Ya son casi las cuatro. Ahora dime qué le dijiste.
-No recuerdo nada de anoche, ¿por qué?
-Acaba de llamarme y decirme que terminaron.
-Me debes estar jodiendo.
-Claro que no.
-¡Demonios! Lo llamaré y te llamo de vuelta, adiós. -Corté sin oír una respuesta y marqué el número de Paul al instante.
-¿Qué quieres? -Contestó frío.
-¿Qué te sucede?
-¿Es una broma?
-Dime que hice Paul, no recuerdo nada.
-Austin me dijo que dormiste con Biersack.
-¿En serio le crees? No sé como Austin ha sido tan maldito como para decir semejante idiotez, no hice nada con Biersack anoche Paul.
-No sé que pensar, dijo que te llevó a casa anoche.
-Eso es verdad, pero me dormí al instante.
-No te creo.
-¿Qué necesitas para creerme?
-Nada, ya no quiero saber nada más de ti _____. -Cortó sin dejarme articular una respuesta. Traté de volver a llamarlo, pero no contestaba. Sin darme cuenta las lágrimas comenzaron a caer sobre mis mejillas.
-¿Qué te sucede?
-Déjame.
-Dímelo.
-No te importa.
-Por algo te lo pregunto.
-Mi novio cree que me acosté contigo anoche y cortó conmigo.
-En ese caso sería ex novio. -Golpeé su brazo con fuerza.
-Eres un idiota.
-Ya, lo lamento. ¿Te digo algo? No existe la relación sin confianza, si él no te cree a la m*ierda.
-Para ti es así, no necesito tus consejos.
-Como digas. -Se encogió de hombros y volvió a salir de la habitación.
Rápidamente me di una ducha y me cambié la ropa {http://www.polyvore.com/cap.9_sp/set?id=112754454}, luego tomé las llaves del auto y sin previo aviso salí de la casa, encendí el motor y manejé hacia la casa de Paul. Al llegar toqué la puerta y su padre me abrió al instante.
-Hola _____, pasa querida.
-Hola Blake, gracias. ¿Está Paul?
-Si, está arriba, pero no quiso salir a almorzar ni desayunar hoy.
-Veré que le sucede. -Asintió con la cabeza y comencé a subir las escaleras, ya en la puerta giré el picaporte y entré, pero presencié una imagen desgarradora. Dos caras se voltearon hacia mi fuera de las sábanas con la respiración agitada, no supe reconocer a la chica.
-¿Qué demonios haces aquí?
-Interrumpiendo, creo. Venía a darte pruebas, pero creo que no servirán. -Dije secando una lágrima y dándole un fuerte portazo a la puerta antes de correr escaleras abajo ignorando a Blake. Subí al auto y volví a casa destrozada. Subí las escaleras y al ver a Andy sentado allí leyendo, sin pensarlo me lancé hacia él dándole un fuerte abrazo dejando que las lágrimas cayeran.
-Tranquila... -Susurró en mi oído mientras acariciaba mi espalda.
-Él... él estaba con otra. -Dije entre sollozos.
-Es un idiota, no mereces eso.
-¿Por qué dices eso? Te trato mal todo el tiempo. Creo que merezco el sufrimiento.
-No seas estúpida. Dejando de lado el maltrato ridículo que ni siquiera es maltrato, eres una persona maravillosa y talentosa que no merece nada de dolor.
-Gracias. -Contesté secando mis lágrimas y bajándome de su regazo. -Lo lamento.
-Está bien, no te preocupes. -Se quitó los lentes dirigiéndome un sonrisa tranquilizadora, yo solté una risa.
-No los había notado.
-Eres cruel. -Volví a reír y tomé mi guitarra. -¿Tu guitarra te tranquiliza?
-Siempre.
-Me gustaría que me dieras clases alguna vez, tocas bien.
-Cuando quieras, pero no ahora. -Sonrió y salió de la habitación.

Jamas cambiaras (Andy Biersack y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora