Escapare contigo

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-¿Qué sucede? -Pregunté.
-Quiero saber si en verdad estás lista y segura para hacer esto.
-¿A qué va la pregunta Andy?
-Solamente quiero saberlo, no me quiero acostar contigo si no estás segura.
-Por supuesto que estoy segura, ¿por qué lo preguntas?
-No lo sé... ¿acaso no eres virgen? -Solté una carcajada.
-¿Yo? ¿Virgen? ¿Hablas en serio?
-¿No lo eres?
-Claro que no Andy.
-¿Puedo saber con quién? -Reí.
-Estábamos en medio de algo.
-Quiero saber con quién. -Repitió más serio.
-Andrew Biersack, ¿acaso estás celoso?
-Por supuesto.
-Fue un amor del pasado, ¿bien?
-¿A qué edad?
-15, el año pasado.
-Dime con quién. -Me ordenó, yo volví a reír.
-Con Travis.
-Me tienes que estar jodiendo...
-No, ambos queríamos probar y fue demasiado rápido, no le dijimos nada a nadie pero en algún momento todo el mundo se terminó enterando y fuimos los mejores amigos que se acostaron... desde ese momento no somos tan unidos, pero seguimos manteniendo contacto por supuesto, fue solamente una aventura, sin sentimientos, solamente sexo rápido. Ahora me toca a mi preguntar.
-¿El qué?
-Andy, no creo que hayas perdido la virginidad con Janice... -Rió.
-Claro que no.
-Pues entonces dime.
-Lo hice a los 14 años con mi niñera.
-Oh, que gran niñera, ¿cuántos años tenía ella?
-17, ¿celosa?
-Por supuesto. -Repetí sus palabras. -La buscaría y la golpearía por ser una pedófila.
-Ya cállate. -Volvió a besarme pero esta vez fue leve.
-¿Cuánto tiempo nos quedaremos aquí?
-Solamente dos días.
-¿Y la preparatoria?
-A la mierda con ella, al fin y al cabo no sirve de nada.
-Sirve si quieres ser algo en un futuro.
-Escaparé contigo en el futuro.
-Venga, pues escapemos.
-¿Puedes dejar de cambiar el tema y volver a besarme?
-Espera, ¿y qué hay con el imbécil que te violó?
-¿Qué hay de él?
-¿Acaso no estás traumatizada ni nada de eso?
-¿Me notas traumatizada?
-Solamente quería averiguarlo por las dudas... -Rodé los ojos y me volví a sentar encima de él, le quité la toalla de la cintura y... bueno, saben lo que sucedió luego, no creo que sea necesario dar detalles.
Cuando salió de mi agitado se recostó a mi lado y se abrazó a mi cintura. Al recuperar el aire por fin pude hablar.
-¿Andy?
-¿Hmm...?
-¿De dónde sacaste dinero para pagar esto?
-No te preocupes por el dinero. -Lo observé y tenía los ojos cerrados, comencé a jugar con su cabello.
-Quiero saberlo. -Suspiró.
-Mi padre debe darme $9.000 al mes.
-Wow, mi tía apenas me envía $1.000.
-Hmm.
-No estás hablador.
-Hablaremos todo lo que quieras mañana, estoy exhausto.
-También yo.
-Entonces cállate y duerme. -Reí.
-No me calles.
-_____...
-Andy... -Rió y besó mi hombro. -¿Esto fue solamente sexo?
-¿Para ti lo fue?
-No.
-Para mi tampoco.
-¿Una pregunta más antes de dormir? -Suspiró pesadamente otra vez.
-¿La última?
-La última.
-¿Lo prometes?
-Si.
-Entonces dime.
-¿Qué somos? -Abrió un ojo y se me quedó mirando.
-¿Qué quieres decir?
-¿Somos... pareja? Es decir, novio y novia.
-Lo averiguarás mañana.
-¿Qué?
-Como escuchaste, buenas noches preciosa, te amo. -Se volvió a recostar en mi pecho.
-Te amo más. -Sentí su sonrisa en mi piel, lo que me hizo sonreír y cerrar los ojos lentamente hasta quedarme dormida.

Al día siguiente abrí los ojos al oír el sonido de la voz de Andy, se notaba muy alegre sin darle importancia a las grandes ojeras que tenía, las cuales también debía tener yo.
-¿Qué sucede Andy? -Pregunté adormilada.
-No creerás lo que encontré.
-Dime. -Levantó algo del suelo y luego me mostró una preciosa guitarra negra. -Wow, ¿de dónde la sacaste?
-Un vago me la vendió por 30 dólares hace un rato. -Reí.
-Es hermosa.
-Igual que tu. -Se acercó a mi y besó mis labios.
-¿Puedo saber por qué saliste?
-No.
-¿Por qué?
-Porque te despertaste tarde, son las dos de la tarde, tenemos que almorzar y luego te llevaré a un lugar.
-¿El almuerzo está aquí?
-Por supuesto. -Acarició mi rostro y caminó hacia la cocina. Me paré y luego de darme una rápida ducha, busqué algo de ropa en el bolso me cambié la ropa, até mi cabello en una coleta y caminé tranquilamente hacia la cocina, donde ya Andy había acabado de comer.
-¿Iremos otra vez a la playa? -Le pregunté mientras me sentaba y tomaba papas fritas con omelette de dos platos.
-No.
-¿Puedo saber qué haremos?
-No. -Repitió, yo rodé los ojos.
Al acabar mi comida corrí hacia el baño, me lavé los dientes y ambos salimos del hotel, pero me extrañó que Andy fuera con la guitarra.
-¿Para qué la guitarra?
-¿Podrías callarte por un segundo?
-Claro que no, dime.
-_____, es una sorpresa.
-Odio las sorpresas.
-Pues esta te encantará, o eso espero... -Seguimos caminando lejos de la playa subiendo por un pequeño monte hasta un bosque donde comencé a preocuparme.
-¿Sabes a dónde vamos?
-No...
-¡Andy, nos perderemos!
-Tranquila, nunca me pierdo, confía en mi.
-Pues si tú dices... espero que tengas razón. -No soltó mi mano hasta que nos encontramos en el medio de la nada, en un lugar vacío lleno de tierra y césped, me lamenté de haberme puesto zapatillas blancas. Se sentó en una roca y colocó la guitarra como si la fuera a tocar.
-¿Qué haces? -Me besó por un segundo dejándome perpleja, no lo esperaba.
-Shhh... -Comenzó a tocar acordes mientras yo escuchaba atentamente y sorprendida al mismo tiempo, tocaba realmente bien... y de pronto comenzó a cantar, "I open my lungs dear, i sing this song at funerals... No rush..."
Al acabar la canción no podía articular ni una sola palabra, estaba perpleja.
-¿Te gustó?
-La amé, no sabía que tocabas la guitarra y cantabas tan bien. -Observó al suelo con una sonrisa tímida pero luego volvió a observar mis ojos. -¿Es tuya?
-¿El qué?
-La canción...
-Oh, si, la escribí cuando comenzaste a enamorarme. -Solté una pequeña risita tonta y él comenzó a acariciar mi labio superior con su pulgar.
-¿Tiene nombre?
-The Mortician's Daugter.
-Precioso... -Nos quedamos unos minutos en completo solencio asta que Andy tomó mi mano y se acercó a mi.
-Te amo, ¿quisieras hacerme feliz y ser mi novia? -Otra vez necesité un minuto para asimilar las cosas y luego una sonrisa se formó en mis labios.
-Claro que si. -Susurré y luego lo abracé besándolo al mismo tiempo.
-Gracias.
-Gracias a ti... pero ahora es mi turno, dame la guitarra. -Rió y me la entregó, comencé a tocar los acordes de la canción The Reason de Hoobastank cantando al mismo tiempo. Al acabar suspiré y comencé a tocar acordes al azar.
-Que hermosa canción...
-Es una de mis favoritas... ¿No me habías dicho que querías que te diera lecciones de guitarra?
-Si.
-Pero... ya sabes tocar.
-Era un excusa para hablarte. -Reí.
-Idiota.
-Gracias, también te amo. -Comentó sarcástico, yo reí lo abracé fuertemente.

Cuando acabó nuestro encuentro comenzó a anochecer, habíamos disfrutado tanto que el ya no teníamos noción del tiempo.
-Guíanos hacia el hotel otra vez genio.
-Oye, tranquila, lo haré. -Tomó mi mano y me besó. Comenzamos a caminar entre el largo césped pero no encontrábamos la salida del tenebroso laberinto verde y comenzaba a ponerme nerviosa ya que Andy parecía no saber en dónde nos encontrábamos.
-Tengo miedo. -Se paró y me observó, luego tomó mi rostro.
-Tranquila, estoy aquí, no te preocupes, no pasará nada. -Asentí con la cabeza y seguimos caminando sin soltar nuestras manos. Se oían ruidos de animales o hojas secas quebrándose en el suelo mientras yo, totalmente aterrorizada, observaba la espalda de Andy, nuestras manos entrelazadas y los árboles que apenas podían distinguirse en la intensa oscuridad.
-¿Necesitas mi celular como linterna? -Pregunté en un susurro casi inaudible.
-Tengo el mío, gracias. -Lo quitó de su bolsillo y comenzó a alumbrar en el camino con la linterna. Observé a un lado y pude visualizar un edificio, estábamos yendo por el lado contrario.
-¡Andy, por allí! -Exclamé despacio corriendo sin soltar su mano. Cuando al fin pudimos llegar a un callejón oscuro suspiré, por lo menos habíamos salido de la oscuridad del bosque, pero estaba todo absolutamente desierto. Pude visualizar el hotel a unas cuatro cuadras, pero también pude ver a un grupo de tres hombres que gritaban con botellas de alcohol en la mano.
-No quiero pasar por allí, podrían atacarnos...
-Hey, tranquila, si estás conmigo nada te pasará, no dejaré que te lastimen.
-No me importa eso, no quiero que te lastimen a ti.
-No te preocupes por mi preciosa, si tú estás bien yo también lo estoy. -Besó mis labios levemente y volvió a tomar mi mano, comenzamos a caminar por la acera sin observarlos.
-¡Oye nena! ¡Suelta a tu noviecito y ven a hacernos compañía! -Dijo una voz ronca, yo los ignoré por completo.
-Hey imbécil, nosotros podemos cuidarla mejor que tú. -Rieron provocándome repugnancia.
-Ignóralos. -Le susurré al notar que apretaba los puños.
-Podremos quitarte esa ropita de perra fácilmente. -Andy soltó mi mano y cruzó la calle, yo tomé su mano haciendo que parara pero era demasiado tarde, los tres gigantes hombres ya estaban frente a nosotros.
-¿Tienes ganas de pelear niñito? Pues peleemos. -Rió el más grande de ellos.
-No lo toquen. -Dije colocándome frente a él.
-Tranquila nena, esto es entre el flacucho de tu imbécil noviecito y nosotros, aléjate. -Me empujó haciendo que cayera al suelo y esa fue la gota que rebalsó el vaso para Andy, lanzó un puñetazo que hizo que la nariz del hombre que me había empujado sangrara.
-¡No te atrevas a tocarla hijo de p*uta! -Me ayudó a levantarme pero caí otra vez ya que el hombre limpió la sangre de su rostro, tomó su cuello y golpeó su rostro, haciendo que soltara un gemido de dolor.
-¡Andy basta, déjenlo maldita sea! -Grité al ver que los tres lo tiraron al piso y comenzaron a patearlo y golpearlo fuertemente. Traté de alejarlos, pero otra vez me empujaron haciendo que cayera una vez más y golpeara mi rostro contra la fría acera. Sentí una humedad junto con un dolor en mi nariz, pero no le di importancia y corrí hacia donde estaban las botellas, tomé dos y traté de golpear a los hombres. Pude darle a los dos más grandes, pero quedó uno que me tomó de las muñecas haciendo que dolieran, le di un rodillazo en sus partes y soltó un quejido de dolor, pateé su rostro y luego corrí hacia Andy, que se veía horrible y totalmente lastimado.
-Andy, por favor despierta, ¡Andy! -Moví su cuerpo sin poder aguantas las lágrimas y por suerte pudo abrir un ojo.
-Estoy bien. -Susurró sin ganas.
-Claro que no, párate que pueden despertar, por favor, ya casi llegamos, vámonos por favor. -Lo ayudé y comenzamos a caminar rápidamente, lo que se me dificultaba ya que tenía todo su peso encima de mi, pero hice lo que pude y pudimos entrar por la puerta trasera del hotel para no llamar la atención. Al entrar a la habitación lo recosté sobre el sofá y busqué el botiquín de primeros auxilios. Al encontrarlo corrí otra vez hacia él y pasé un algodón con alcohol en las heridas de su rostro haciendo que gritara, un corte debajo del ojo y otro más pronunciado debajo de la mejilla. Le ayudé a quitarse la camisa y noté que tenía tres hematomas en la zona de las costillas, le coloqué una bolsa de hielo.
-¿Cómo te sientes?
-Si estoy contigo bien... -Susurró con los ojos cerrados.
-Eres un idiota Andy, no puedo creer que lo hayas hecho.
-Haría todo por ti. -Sonreí y besé su frente, luego lentamente nos dirigimos hacia la cama, donde nos recostamos pero sentí tanto insomnio por lo que había acabado de suceder en unos minutos que me levanté sin que me sintiera ya que estaba dormido y volví al sofá, donde encendí la tele y comencé a ver una película al azar...

Jamas cambiaras (Andy Biersack y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora