Abrí los ojos lentamente, pero cuando traté de mover las manos mis muñecas dolieron intensamente, la luz estaba apagada y de pronto se encendió cegándome por completo.
-Quédate quieta y no tendré la necesidad de drogarte. -Dijo Stephen con una asquerosa sonrisa frente a mi.
-No puedo moverme imbécil, suéltame ahora mismo. -Grité, se acercó a mi furioso y tomó mi mentón con fuerza.
-No vuelvas a llamarme así o lo lamentarás.
-Imbécil. -Repetí, él me soltó y me dio una fuerte cachetada que hizo que soltara un grito ahogado.
-Dije que cierres la boca.
-¿Por qué m*ierda me haces esto?
-¿En serio pensaste que dejaría escapar a una chiquilla como tú? Es decir, fuiste demasiado ingenua y no pienso dejarte ir hasta que me aburra de ti, eres muy sexy en verdad. -Bajó sus manos hacia mis pechos y yo moví mi cuerpo con repugnancia.
-¡No me toques maldita sea! -Traté de contener las lágrimas, pero era demasiado, cayeron sin darme cuenta.
-Pobre niñita. ¡Deja de llorar estúpida! -Pateó la cama pero no pude parar. -Te juro que tendré que drogarte si no te callas ahora mismo.
-Déjame ir Stephen, por favor, haré lo que quieras, en verdad.
-Te quiero a ti en mi cama.
-Me tendrás todas las veces que quieras sin necesidad de hacerme esto, por favor, suéltame, me lastimas.
-¿Por qué debería de hacerlo?
-Porque seguramente mi hermanastro y amigos llamarán a la policía y algún día me van a encontrar, y tú estarás en serios problemas. -Se quedó pensativo un momento.
-Si le dices algo a alguien juro por mi p*uta vida que te mataré, al igual que tu hermanastro y todos tus amigos, ¿bien?
-Si, prometo que mantendré la boca cerrada, pero por favor suéltame ahora. -Tomó dos llaves de su bolsillo y me quitó ambas esposas. Me levantó y tiró de mi brazo para pegar mi cuerpo al suyo. Comenzó a besar mi cuello haciéndome sentir más repugnancia y me pegó contra la pared manoseándome sin parar.
Cuando todo acabó por fin me quedé en la cama y me tapé con la fría sábana, me sentí sucia, utilizada, asquerosa, una traidora, mamá debería sentir repugnancia de mi ahora mismo... Me quedé con los ojos muy abiertos cubriendo mi cuerpo desnudo con Stephen roncando a mi lado, no debía haberlo hecho, debía haber escapado pero eso significaba demasiado riesgo para todos. Traté de cerrar los ojos y dormirme, pero el insomnio me mataba, el remordimiento me golpeaba a cada maldito segundo. Observé el reloj que marcaba las 3:25 de la mañana y moví el hombro de Stephen tratando de despertarlo, abrió un ojo lentamente.
-¿Qué quieres?
-¿Podrías llevarme a casa? Mi hermanastro debe estar muy preocupado por mi.
-¿Ahora? No fastidies niña.
-En serio Stephen, le dije que volvería.
-Dijiste que te quedarías, llámalo.
-No tengo teléfono.
-¡Demonios niña! -Se levantó rápidamente y comenzó a vestirse, yo lo imité con menos rapidez. Cuando ambos estuvimos listos me tomó del brazo fuertemente y ambos salimos del departamento. Al subir a la camioneta encendió el auto y comenzó a manejar rápidamente.
-Dime la dirección. -Apenas se la di dobló con fuerza haciendo que las ruedas rechinaran y yo me pegara a su cuerpo. -Colócate el jodido cinturón. -Gritó empujándome, yo le hice caso.
-¿Por qué eres tan cruel? -Pregunté asustada.
-Porque eres una niñita estúpida e ingenua.
-Ni siquiera me conoces.
-Lo sé porque te encontré en un bosque escapando de problemas que seguramente fueron estupideces, quizá ahora te estás arrepintiendo de haber escapado.
-¿Siempre te aprovechas de adolescentes de 16 años? -Paró el auto bruscamente y me dio una cachetada, luego volvió a manejar.
-Para que aprendas a cerrar la p*uta boca. -Dijo furioso, yo sequé una lágrima que cayó por mi mejilla y cuando llegamos abrí la puerta con rapidez, pero él tomó mi brazo haciendo que soltara un quejido, tomó mi cuello mientras quitaba algo de debajo del asiento.
-Recuerda que si dices algo mataré a todos los que quieres. Mañana prepárate porque vendré por ti, pasaremos un bello día, o tal vez solamente yo. -Me guiñó un ojo y besó mis labios, pero alejé mi rostro con asco. Cuando al fin me soltó volví a respirar y salí corriendo de la camioneta, toqué la puerta y me encontré con Andy lleno de lágrimas en los ojos, apenas vi su rostro lo abracé con fuerza.
-Oh por dios, estás bien, pensé que te había sucedido algo horrible, en verdad. -Dijo sollozando sobre mi hombro, de pronto se alejó de mi y observó a mis espaldas, me di la vuelta y mis ojos se abrieron como platos.
-Lo lamento _____, creo que olvidé algo en el bolsillo de tus jeans. -Dijo Stephen con una falsa sonrisa.
-¿Quién eres?
-Es un amigo, fui con él al verte con mi mejor amiga, creo que lo recuerdas perfectamente. -Cuando recordé la imagen de Andy y Alex me alejé de él y en mis jeans lo único que tenía era un encendedor, se lo entregué y lo abracé fuertemente.
-Suerte, recuerda lo de mañana.
-Claro Steph, hasta mañana. -Besé su mejilla y se alejó otra vez hacia la camioneta, pero esta vez arrancó y se alejó a toda velocidad, luego entré a la casa ignorando completamente a Andy, subí las escaleras y al llegar a la habitación me quedé parada en la puerta observando, pero todo seguía como antes.
-_____... -Susurró Andy detrás de mi.
-No me hables, eres un maldito traidor, nunca debí haberte dado una oportunidad.
-Discúlpame, en serio, yo... yo la alejé.
-¡Claro, como no! Lo noté, trataste muchísimo de alejarla, ¡estuvieron más de diez minutos besándose frente al vidrio de mi habitación!
-Le dije que no era correcto, que no debíamos volver a hacerlo.
-Noté que te dejaste llevar, ¿acaso juegas con todas las chicas que ves? Deben gustarte todas, me mentiste por completo y fui tan estúpida que te creí, no puedo creerlo.
-No, en serio te quiero _____, dame otra oportunidad. -Reí irónicamente.
-Me gusta Stephen.
-¿Quién es ése?
-El que acaba de irse en la camioneta.
-¿Él?
-Si, él.
-¿Desde cuándo lo conoces?
-Un año.
-¿De dónde?
-Iba a la escuela.
-¿Iba? ¿Cuántos años tiene?
-20.
-¡Es un maldito pedófilo!
-¿Acaso eres mi padre?
-Ya hablamos sobre esto, no te dejaré ir con él mañana si es que viene por ti.
-Deberás hacerlo, porque lo quiero más que a ti. -Grité y él se quedó mudo observando mis ojos dolido.
-Bien, entonces todo volverá a la normalidad.
-Exacto, puedes hacer lo que quieras con Alexandra, menos lastimarla por supuesto. No te atrevas a jugar con ella, es una chica asombrosa. -No le dio importancia a lo que dije y comenzó a quitarse la ropa para luego colocarse el pijama, se recostó dándome la espalda y yo me quité la ropa lentamente hasta quedar desnuda, comencé a observar mi cuerpo y me dieron escalofríos las marcas de golpes y los chupones que se notaban en mi abdómen y mis costillas, sequé una lágrima y me coloqué el pijama rápidamente. Me recosté pero no pude soportar el nerviosismo al observar la ventana, desperté a Andy y él me observó extrañado.
-¿Qué?
-¿Podemos intercambiar de camas por hoy?
-¿Por qué?
-La vista a la ventana me pone... nerviosa.
-¿Desde cuándo?
-Desde hoy. -Frunció el ceño y salió de la cama acostándose en la mía, yo me recosté en la suya tapándome con las sábanas. Se sentía todo su calor y eso me tranquilizó muchísimo, cerré los ojos sintiendo su aroma y aguantando las ganas de abalanzarme sobre él y dormir a su lado.Abrí los ojos y esta vez estaba esposada completamente desnuda a mi cama, Stephen estaba parado frente a mi con un cigarrillo en la mano y cada vez que aspiraba las cenizas caían sobre mi cuerpo quemándome y haciéndome gritar.
-¡Andy, ayúdame! -Grité con fuerza, pero nada se escuchaba.
-Cierra la boca ramera. -Contestó dándome un fuerte golpe en el estómago dejándome sin aire por un minuto.
-No me toques por favor, aléjate de mi, teníamos un trato.
-Ese trato se acabó, desde ahora te tendré todos los días de mi vida, podré hacer contigo lo que a mi se me de la gana. -Tomó mis piernas con fuerza y comenzó a besarme por todo el cuerpo, yo me movía para escaparme y cuando se alejó tomó otra vez el cigarrillo y lo apagó sobre mi estómago haciendo que soltara un fuerte grito.
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Jamas cambiaras (Andy Biersack y tu)
Fanfic_____ Nicole Wells: Una chica para nada común con una vida muy difícil. 16 años, su madre murió en su cumpleaños número 13 a los 29 años. Desde ése momento su padre se ha vuelto alcohólico y jamás se ocupa de ella, jamás vuelve a la casa si no so...