Me haces sentir feliz

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Al abrir los ojos observé a mi lado y me encontré con Andy sentado allí con una enorme sonrisa.
-Buenos días. -Besó mis labios levemente.
-Hola, ¿cómo estás?
-Mejor que nunca, ¿y tú?
-También. -Le sonreí, luego enrollé mis manos a su cuello haciendo que cayera encima de mi y ambos riéramos, al observar sus ojos expectantes lo besé por unos cinco minutos hasta que nos separamos al fin.
-A desayunar. -Me besó una vez más con una sonrisa pero al instante en el que se paró volví a tapar mi cara con la sábana, se recostó a mi lado suspirando.
-Más te vale que te levantes y desayunes rápido porque te tengo una sorpresa que te encantará.
-¿Qué? -Dije asomando mi rostro mínimamente, él soltó una pequeña risa y me destapó suavemente acariciando mi mejilla.
-Si te lo dijera ya no sería sorpresa, así que más te vale que bajes rápido preciosa. Oh, y colócate un bikini, también debes llevar un pijama y algo de ropa. -Me besó, me guiñó un ojo y se volvió a parar pero esta vez se alejó fuera de la habitación. Me paré rápidamente y busqué algo en el ropero. Unos minutos después encontré mi bikini y un bonito vestido de playa color azul con flores, me coloqué ambos, lavé mi cara, mis dientes, cepillé mi cabello, tomé mi bolso en donde coloqué algo de ropa y bajé las escaleras muy animada. Al dirigirme a la barra de la cocina me encontré con Andy esperándome con té y waffles parado a un lado de esta.
-Oh por dios, ¿hiciste todo tú solo?
-Me ofendes, pero si. Algunos waffles se quemaron, pero elegí los mejores para ti. -Reí.
-Eres perfecto. -Lo abracé fuertemente y ambos nos sentamos.
Al acabar el desayuno le pregunté la hora limpiando mi boca y terminando de tomar mi jugo de naranja.
-Las 8 de la mañana.
-Tienes que estar bromeando.
-Claro que no, debemos salir temprano, tenemos un largo camino.
-Estoy intrigada.
-Entonces más vale que nos apuremos, ¿o no?
-Claro.
Cuando por fin salimos de la casa, tomé mi bolso y afuera me encontré con una motocicleta preciosa.
-Wow.
-¿Te gusta?
-Es preciosa, pero no es tuya.
-Si, es mía, mi padre me la obsequió hace unos años, pero jamás la utilicé, pero pensé que ahora era un buen momento para comenzar a hacerlo.
-Alex me contó que no mantenías contacto con tu padre.
-No lo hago, solamente me envía dinero, me la dio como obsequio de cumpleaños.
-Oh.
-Ya, colócate el casco y vámonos. -Me lo tendió y yo le hice caso, él me imitó y en un segundo ya estábamos alejándonos de la casa a toda velocidad.
Estuvimos más de una hora en el camino hasta que por fin paramos, observé la vista y nos encontrábamos en una preciosa playa.
-Wow.
-Impresionante, ¿verdad?
-Me encanta, mi madre solía llevarme todo el tiempo a la playa... -Dije algo melancólica.
-A mi también, pero esto es el presente, así que... disfrutemos. -Me bajé y lo abracé fuertemente, él rió.
-Te amo.
-Y yo a ti preciosa. -Me contestó tomando mi cintura y elevándome por un segundo. Notaba miles de ojos detrás de nosotros, pero no les di la menor importancia, aquí nadie nos conocía, podríamos ser una pareja normal aunque sea solamente por un día. Caminamos de la mano hacia la arena y nos sentamos debajo de una de las carpas que normalmente se alquilaban, en donde había también una mesa y dos licuados encima de ella.
-¿Viniste antes?
-No, pero hice la reservación anoche, nos quedaremos en un hotel.
-¿Es verdad?
-Por supuesto. -Se quitó la camisa y los zapatos, yo levanté las cejas un par de veces haciéndolo reír, me tomó de la mano y me quitó lentamente el vestido que llevaba.
-No iré al mar, odio el agua salada.
-Lástima por ti. -Me tomó, me colocó sobre su hombro haciéndome gritar y comenzó a caminar conmigo a cuestas, noté como otra vez llamábamos la atención de toda la gente que disfrutaba del sol.
-¡Bájame ahora mismo! -Le ordené muerta de risa, me tomé a su cintura para no caerme pero no le dio importancia y siguió caminando hasta que comencé a sentir el agua mojando mis pies. -¡No te atrevas Andrew Dennis Biersack! ¡Bájame ahora mismo!
-Como usted ordene señorita. -Me lanzó y caí al agua, cuando salí a la superficie lo tomé y me aferré a su espalda.
-¡Me las pagarás! -Grité, ambos reímos, él se adentró en el agua otra vez para que me soltara, pero no lo hice, tomé aire y me quede pegada a él hasta que dio una vuelta y estuve obligada a soltarme. Subí a la superficie una vez más y comencé a ver a mis alrededores, pero no pude visualizarlo en ninguna parte... de pronto sentí que alguien tomaba mis piernas. Cuando volví a abrir los ojos espantada estaba en el aire, observando absolutamente todo, en los hombros de Andy, vi debajo de mi y él me sonrió.
-Todavía no me sueltes. -Le pedí y me hizo caso. Suspiré fuertemente y por fin me sentí relajada, libre, por primara vez en mucho tiempo sentí que la felicidad volví a mi... Tomé su rostro y él volvió a abajo, me bajé de sus hombros y de pronto estaba delante de mi.
-¿Por qué lloras? -Dijo frunciendo el ceño, pensé que mis lágrimas no iban a notarse por la humedad de mi rostro, pero no funcionó.
-Me haces sentir feliz. -Su sonrisa reapareció y besó mis labios tomando mi cintura.
-Y tú a mi preciosa. -Colocó un mechón de cabello que caía sobre mis ojos debajo de mi oreja y de pronto mordió mi labio superior, me zafé de sus dientes y reí.
-No hagas eso. -Volvió a hacerlo y cuando me soltó hice lo mismo.

Luego de un hermoso día de playa notaba como el sol comenzaba a ocultarse. Me encontraba sentada debajo de la carpa terminando mi licuado de frutilla.
-Ven, quiero disfrutar la puesta de sol contigo antes de irnos al hotel. -Tomó mi mano y caminamos hasta la orilla del mar, donde nos sentamos. Apoyé mi cabeza en su hombro y él me abrazó.
-Gracias por esto, es único... tú eres único.
-No me agradezcas. -Acarició la punta de mi nariz y volvió a besarme una vez más mientras el sol se ocultaba lentamente debajo de las olas del mar...
Ya de noche, tomamos las cosas y caminamos hacia el hotel, el cual se encontraba a una calle de la playa. Debía aceptar que con Andy a mi lado y al haber pasado la tarde más increíble de mi vida no me importaban las miradas de las personas que seguramente comentaban que nos veíamos demasiado jóvenes. Al entrar a la impresionante suite corrí hacia la cama y me lancé a ella.
-Tengo sueño.
-Estás llena de arena, ensuciarás todo... -Dijo pero igualmente se lanzó a mi lado.
-Tú también. -Acaricié su nariz con la mía observando sus preciosos ojos azules. -Amo tus ojos.
-Son iguales que los tuyos.
-Claro que no, los tuyos son especiales, tienen una aureola perfectamente marcada más oscura alrededor. Jamásnoté que tus pupilas se dilatan cuando me ves.
-Porque jamás había visto a una chica más preciosa que tu. -Sentí como me sonrojaba. Besé su frente y me paré dirigiéndome hacia el baño.
Al acabar de darme una relajante ducha, me coloqué ropa interior limpia y una camiseta grande blanca que utilizaba como pijama y salí del baño, haciéndome un rodete en el cabello. Andy, al verme, se dirigió hacia mi, besó mis labios y se adentró al baño. Caminé hacia la cocina, donde encontré una bandeja llena de comida. Sorprendentemente, mi estómago rugía, así que tomé mi teléfono, coloqué la canción "Thank You For Loving Me" de Bon Jovi y me senté en la mesa de desayuno, colocando un plato de pollo con ensalada de huevo frente a mi.
Cuando acabé de comer todo me paré y me di cuenta de que Andy me observaba boquiabierto, solamente tenía una toalla que le rodeaba la cintura.
-¿Qué? -Pregunté incrédula.
-Acabas de comerte todo, no lo puedo creer. -Se veía realmente perplejo.
-Cuando estoy feliz puedo engordar en un segundo. -Contesté sin darle tanta importancia, él se acercó lentamente a mi y me abrazó con fuerza haciendo que frunciera el ceño confundida.
-Es la primera vez que te veo vaciar el plato. No sabes lo feliz que me hace verte comer, es un gran paso.
-Yo siempre como Andy...
-No, no lo haces y lo sabes y creo que este es un paso más para que estés más saludable, si dices que yo te hago feliz pues me quedaré por siempre y en unos meses estarás saludable y perfecta. -Me alejé de él y lo observé.
-¿Acaso no me dijiste que ya era perfecta?
-Lo eres, no me expresé bien... tú no estás saludable, estás delgada, ya hablamos sobre esto y sabes que odio ver que no comes, por eso esto me impresiona y me alegra al mismo tiempo. -Sonreí y observé al suelo.
-¿Te quedarás por siempre?
-Por siempre, todo el tiempo que me necesites.
-Te necesitaré siempre. -Tomó mi cintura.
-Pues entonces siempre estaré. -Levantó mi barbilla con un dedo haciendo que observara sus ojos otra vez.
-Estás desnudo.
-Lo sé, estaba a punto de ir a cambiarme, pero el acto de verte comer fue más importante. -Rodé los ojos.
-Mejor quédate así. -Me acerqué a él y su pecho mojado mojó mi camiseta, abracé su espalda y besé sus labios hasta que el beso comenzó a profundizarse... mordió mi labio inferior y me elevó, obligándome a enrollar mis piernas en su cintura, caminó conmigo a cuestas hasta llegar a la cama, donde me dejó suavemente y siguió besándome hasta bajar a mi cuello, sus manos bajaron de mis piernas a mi trasero, le dio un apretón haciendo que ambos riéramos pero la risa se convirtió en placer en un segundo... quitó mi camisa rápidamente y la lanzó a un lado... Cuando bajó sus manos a mis senos supe que ya era el momento, entonces me alejé de él, me observó confundido pero luego me senté encima de sus piernas y yo comencé la lluvia de besos por todo su pecho...
-_____, espera... -Dijo entre gemidos, pero no le di importancia. -_____, por favor... -Se alejó de mi haciendo que lo observara confundida.
-¿Qué sucede? -Pregunté.

Jamas cambiaras (Andy Biersack y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora