Como cada mañana, vuelvo a levantarme temprano para revisar el buzón del correo. Desde que eché la solicitud, no hay día que no baje a comprobar que haya llegado esa carta. Es tan importante para mi... Descalza, voy corriendo por las escaleras y abro la puerta. El buzón está lleno de cartas, pero como siempre son facturas y sobres del trabajo de mi padre. Cuando vuelvo a entrar, lo veo en la mesa de la cocina donde solemos desayunar.
- buenos días hija.
- buenos días papá. ¿hoy también vas a llegar tarde?- pregunto esperanzada de que pueda quedarse al menos unas horas.
- lo siento hija, hoy no puede ser. Tengo que firmar unos contratos con unos clientes y después me voy a Italia.
- está bien... Y ... ¿ cuánto tiempo será?
- dos semanas.
- no entiendo como te gusta este trabajo. Te pagan una mierda y casi nunca estamos juntos. Por lo menos antes hacíamos cosas padre e hija, pero ya...
- ¿quieres comer? Pues es lo que hay. A mi también me apetece quedarme en casa contigo pero no puede ser. Fin de la discusión.
Y como cada mañana, se me quita el apetito, pero antes de irme a mi cuarto, intentaré hacerle reconcomerse la conciencia, a ver si es posible que me comprenda.
- espero que valga la pena lo que estas haciendo. Te echo de menos.
- yo también y te prometo que esto tendrá sus frutos.
Sin poder evitarlo, mis ojos empiezan a brillar, a escocer más de la cuenta, pero me hice una promesa, no puedo ser vulnerable y no derramaré más lágrimas.
El trabajo de papá no le permite estar mucho tiempo en casa. Tiene muchos viajes y muchas fiestas. Pero ese trabajo es un infierno. No siquiera se que función tiene mi padre en ese trabajo. Gana muy poco dinero y para mas colmo casi nunca estamos juntos. Aun así. Mi padre se desvive por mi y hace horas extras para que no me falte de nada. Hace años atrás, me enteré que tenía un socio, Mikel, un hombre algo más joven que mi padre. Siempre vestía muy elegante y se le veía adinerado. Al principio me caía bien, es el padre de mi ya no mejor amigo. Cuando ocurrió el incidente no quise saber nada de esa familia, de hecho hace tanto que no lo veo...
Mientras recuerdo viejos tiempos, corro hacia mi habitación y cierro de un portazo. Abro el armario y saco la ropa de deporte. Siempre voy a correr hacia el muelle cuando estoy triste o enfadada y en este momento una acumulación de sentimientos me invaden y siento que voy a explotar. Cuando termino, salgo de la casa sin despedirme y comienzo a correr. Estoy tan cabreada, llevo una vida con demasiadas complicaciones, la muerte de mi madre, que ni si quiera pude conocer, los viejos tiempos con mi ex amigo, el accidente de coche en el que murieron mis abuelos... Son muchas malas noticias pero de todas he salido hacia delante y una vez más lo haré. Aunque a veces siento que me ahogo, que estoy perdiendo a mi padre, pero tarde o temprano ese trabajo terminará y, por fin, podremos estar juntos. Es lo único que tengo... pero no importa. Todo esto no habrá ocurrido en vano. Sin darme cuenta, he llegado al muelle, no me sorprende, siempre me pasa lo mismo. Los zapatos comienzan a molestarme así que decido quitarmelos y caminar descalza hasta llegar al borde de aquella pasarela de madera que está sobre el agua. Me encanta sentarme aquí y mojarme loa pies. Una so risa aparece en mi rostro, hace mucho que no sonreía así, este lugar me trae buenos recuerdos, muy buenos. De pronto unas manos me tapan los ojos.- ¿ quién soy?
- no.. No sé...-respondo insegura. Se me hace familiar pero realmente no tengo idea.
El chico aparta sus manos de los ojos de la joven. Me doy la vuelta y me choco con unos ojos verdes, bajo la mirada a sus labios y ahí está, esa sonrisa de arrogante..
Hubiera sido mejor que no me hubiese apartado las manos, no tengo ganas de hablar con él.
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Nuestro Destino Era Estar Juntos
Romance-Estoy mejor que nunca. Gracias por cuidarme tanto. -Te quiero muchísimo Ángela. No puedo evitarlo. -Pues no lo hagas.- dije mientras me acurrucaba a el, todavía más... Una historia de amor envuelta en el misterio de la vida de la protagonista, Ánge...