CAPITULO 8

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Andábamos por la calle, cogidos de la mano, en busca de un regalo para Anthony, mi padre. Vimos una tienda muy bonita de cosas artesanales. Fue entrar y quedarnos maravillados. Aunque era un poco caro, mi padre merecía un regalo, después de todas las peleas que habíamos tenido por mi culpa...Pagamos por una taza que ponía: para el mejor padre del mundo y unas chuches que sabía que eran sus preferidas.

Volvimos al hotel y decidí llamar a mi padre, quería darle una sorpresa.

-Hola papá.

-Hola hija. ¿dónde andas?

-Pues en mi habitación.... no hay mucho que hacer la verdad.- le respondí, no era del todo mentira.- y ¿tu qué haces?

-Pues estoy organizando una fiesta en el hotel, todo es precioso. Por la noche vamos a inaugurar cadenas Paradise y tenemos que festejarlo a lo grande.- dijo riendo

-bueno pues te dejo tranquilo. Por cierto que te vas a poner, tienes que ir muy guapo.

-Pues no lo sé, obviamente de chaqueta, es de etiqueta la fiesta.

-Bueno, te dejo tranquilo que estarás atareado. Luego te llamo.

Cuando nos despedimos, escuché a Will corriendo hacia donde estaba yo.

-¿qué te ha dicho?

-Pues que está organizando una fiesta en las cadenas de hoteles Paradise. Así que he pensado aparecer allí con un bonito vestido y sorprenderle.

-No es buena idea Ángela.- dijo mientras se acercaba y se sentaba junto a mi.

-No entiendo. Quiero ver a mi padre. Hace mucho que no estamos tan bien y ahora que le está yendo todo genial, no quieres que lo felicite por todos sus sacrificios.

-No es eso. Es que no es buena idea.- dijo algo preocupado.

-¿por qué no quieres que vaya?.- pregunté cansada de todo este asunto. Estaba poniendo pegas con todo lo que se refería salir del hotel.

-No es nada. Tendremos que comprar ropa ¿no?. No tengo nada que ponerme.

-¡gracias!.- le respondí dándole un abrazo.

Decidimos salir de inmediato, ya que teníamos unas horas para encontrar lo que nos pondríamos y teníamos que arreglarnos y encontrar el hotel. Miramos en muchas tiendas y encontramos todo lo necesario para Will.

-oye, te parece si das una vuelta por ahí mientras miras maquillaje para mi. Me he quedado sin casi nada. Yo iré buscando mi vestido y nos reuniremos aquí.

-¿de verdad quieres mandar a un chico a comprar maquillaje? Estas loca.- dijo riéndose.

-Pues si. Voy a apuntarte las marcas de mi maquillaje y el tono que necesito. Vas a encontrarlo muy fácilmente.

-Y que digo, es para mi novia, gracias.

Me quedé sin habla, "¿novios?",no lo había pensado.

-bueno según lo que creas que soy para ti.

-Pues decidido, para mi novia.- y sonrió. Me cogió de la mano y tiró de mi, haciendo que chocáramos. Alcé la cabeza a la altura de la de él y lo besé.

-Pues nada, novio, luego nos vemos.- dije mientras me alejaba.

Estaba un poco confusa pero a la vez feliz. Estábamos juntos, por fin. Decidí centrarme en el vestido que me pondría. Quería darle una sorpresa a Will, por eso le pedí lo del maquillaje. Llegué a una tienda que tenía unos grandes escaparates con vestidos preciosos. Entre a ver que podía encontrar. La dependienta me preguntó que estaba buscando y después de diez minutos, tenía el probador repleto de vestidos.

-le importaría darme su opinión, no tengo a nadie a quien enseñarle el vestido y tengo que estar perfecta.

-¿Para su novio?.- preguntó, pero no llegué a responder. Lo dio por hecho cuando mis mejillas se volvieron rojas.

Comencé a probarse vestido tras vestido, tardamos bastante. Había algunos que el color no me favorecía, otros que no me gustaban, unos enseñaban mucho, otros poco... Cuando terminamos con todos, la dependienta me pidió que me probara uno que seguro me encantaría. Estaba algo cansada, pero la chica me caía bien y me estaba ayudando, era lo menos.

Era un vestido azul, con tirantas anchas, ajustado en la cintura y con una falda larga, que parecía de gasa. La parte del busto era una tela transparente adornado con piedras azules que subía desde la cintura hasta la parte del escote,colocados de manera elegante, era atrevido pero a su vez muy recatado. La dependienta me dio unos zapatos a juego y me giró para mirarme en el espejo.

Era ese vestido.

Con mi compra hecha fui a buscar a Will, no me dio tiempo de ir a la plaza donde habíamos quedado, el seguía en una tienda de maquillaje con la atenta mirada de muchas mujeres que "ayudaban al pobre chico que no podía encontrar una máscara de pestañas". Aligerando el paso, entré y me acerqué a él con aire de superioridad. Le cogí de las mejillas y lo besé. Al principio no respondía, no sabía quien era ella, pero luego se dio cuenta que era su querida Ángela.

Cuando empezábamos a marearnos por la falta de oxígeno, nos separamos, sonreímos el uno al otro y con las miradas celosas de las chicas que estaban ahí, terminamos de comprar y fuimos al hotel.

-he hecho unas llamadas y he podido encontrar el hotel donde se hace la fiesta.- dijo Will.

-¿Cómo lo has hecho?.- pregunté mientras me ponía una bata para no ir en ropa interior por la habitación.

-Tengo mis contactos.- Me reí.

-Termino en el baño y entras ¿vale?.- digo algo apurada por el tiempo.

-Si quieres me ducho contigo, no me importa. No quiero que gastes mucho dinero.- me dijo alzando la voz para que pudiera escucharle.

-No gracias, ya estoy muy limpia.- respondí colorada mientras salía del baño para ir al tocador.

Empecé a maquillarme. Una base de maquillaje a juego con mi tono de piel, los ojos, de forma que el color gris resaltara aún más y los labios con un poco de brillo.

Will seguía en el baño, así que me empecé a peinar. No iba a complicarme mucho. Me hice un moño bajo,de manera que algunos mechones cortos del pelo salieran y dieran un aire casual.

Cuando empecé a echarme un poco de laca en el moño, escuché la puerta del baño abrirse. Pensaba encontrarme con Will arreglado, pero lo único que lo tapaba, era una toalla. No pude evitar quedarme mirando

-has tardado más, que lo que tarda una chica.- dije intentando apartar la mirada.

-Si, pero te he dado un buen espectáculo.- seguro esperaba que me pusiera roja como un tomate, como siempre, pero no ocurriría, no esta vez.

-¿Pensabas que me iba a poner roja?.- Dije mientras me levantaba del tocador y avanzaba hacia el.

Ahora tendría mi venganza. Me quitéla bata que cubría la ropa interior y se la di. Cogí el vestido y ande hacia el baño, bajo la atenta mirada de Will. Cuando estuve dentro cerré la puerta lo más lento posible cerré con pestillo. Me apoyé en la puerta del baño y respiré varias veces.. Nunca había hecho eso. Cuando estuve más tranquila, me puse el vestido y me miré en el espejo. Estaba guapísima.

Cuando me vi bien para salir, abrí la puerta y me quedé mirando a Will, estaba sentado en la cama, ya vestido y peinado. Estaba guapísimo. No me había dado cuenta que llevaba una corbata azul, a juego con mi vestido. Busqué mis zapatos sin hacer ruido para que me viera totalmente lista. Cuando me los puso, giré y observé como Will no me quitaba la vista de encima.

Se aproximó a mi y me abrazó.

-¿pasa algo?.- pregunté preocupada.

-No, nada. Es solo que a pesar de todo siempre te he querido y he sido un cobarde.

-Yo también lo he sido.- le dije mientras miraba sus ojos que tanto me gustaban.

-No... no es eso....- que raro estaba, pero lo conocía bien. Si quería enterarme de lo que pasaba por su cabeza, debía esperar al momento oportuno.

Nos dimos la mano y nos besamos. Ahora si estábamos listos para irnos.


Nuestro Destino Era Estar JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora