Franklin y lo que Alexis se puso para ir a la cabaña en multimedia.
Alisté todas mis cosas para llevarlas mañana. Mañana sera mi día; nada ni nadie lo arruinaría. Ni siquiera los estúpidos comentarios de Franklin.
Estaba llevando cuatro bikinis, mucha ropa, 1 libro y mi laptop. Deje la maleta encima del escritorio.
Tenía que dormir bien, y estar perfecta para la cabaña en la playa.
(...)
Sentí que alguien picaba mi cara con su dedo. Me di la vuelta.
—Wow —escuché una voz muy ronca. Abrí los ojos como platos, Lucas...
Salte de la cama. Nos miramos a los ojos, ¿por qué si no le gusto siento que me mira de una forma especial?
Él me sonrió, y yo también pero de una forma más tímida, supongo.
—Hey —dijo.
—Hola —él seguía mirándome. Yo baje la mirada y me volví a acostar y tape todo mi cuerpo con el edredón—. ¿Qué horas es?
—Doce con quince —me destape.
—¿Cuanto tiempo llevas intentando despertarme?
—Quince —dijo riendo y yo sonreí.
Lo extrañaba mucho. Extrañaba su sonrisa, su forma de hablar, sus bromas. Pero en estos momentos solo quería seguir dormiendo.
Creo que lo estaba mirando mucho, y él se movió incómodo.
—¿Tienes mucho sueño? Porque puedo volver y...
—¡No, no! —me levanté muy rápido de la cama y fui directo al baño, me lave la cara y los dientes y volví a mi cuarto.
—Ya estoy lista —dije con una gran sonrisa.
—¿No te cambiaras? —dijo sonriendo.
Examine mi cuerpo. Llevava un short de pijama y un bibiri negro.
—Si no sales no podré cambiarme.
—Oh —rio—. Por cierto, tu madre dijo que bajaras a tomar desayuno.
—Gracias —sonreí y el salió de inmediato.
Fui directo a mirarme al espejo. Pasable. Encima de mi cama estaba la ropa que me pondría así que no fue muy difícil. Un short, un polo blanco y mis converse negras. Quería estar lo más cómoda posible. Fui al primer piso y mi mamá estaba interrogando a Lucas.
—Y ¿qué paso con esa chica? La tal...
—Stela —dijo Lucas incómodo.
—Sí, sí ella.
—Bueno, las cosas no funcionaron.
—Oh, cuanto lo siento.
Entré a la cocina y Lucas estaba comienzo tostadas. Lo mire y él me sonrió.
Éste tío me quiere matar con esa sonrisa perfecta.
—Buenas tardes, cariño —dijo mamá sonriendo.
—Hola —dije—. Uhmm, Lucas... ¿nos vamos?
Mi madre frunció el ceño.
—Tomaras tu extracto, primero —dijo sirviendo un liquido marrón.
—¿Qué es esa cosa? —dije mirando el jugo con asco, Lucas rió.
Lo miré con cara de auxilio. El rió he hizo un pucherito.
Cogí el vaso y lo llevé a mi boca, en menos de un segundo ya estaba arrojándolo al piso.
Mi mamá me miro enfadada.
—Mejor vayanse de una vez —mi mamá me entrego su tarjeta de crédito.
La mire asombrada.
—¿En serio? —dije mirándola incrédula.
—Cuando regreses no estaremos aquí. Así que tienes que cuidar a tus hermanos.
Mierda, ¿son vacaciones o un castigo?
—Por cierto, ¿dónde están ahora? —pregunté.
—En casa de tía Julia.
(...)
La ida a la cabaña fue muy divertido. Lucas hacia tonterías que me hacían estallar de risa. Y yo también hacían cosas que lo hacían reir.
Cuando llegamos Franklin estaba afuera de la casa, esperando a Lucas, obvio.
—¡Amor! —gritó cuando bajamos del auto.
Lucas tenia nuestras maletas en las dos manoa. Franklin se acerco a él y rodeo sus manos en su cuello.
—Mujer, dejame llegar.
—Sigo aquí —dije para que Frank me saludara.
—¡Aleeex! —grito y me sonrió, le devolví la sonrisa.
Cuando estaba acercándome a Lucas para que me de mi maleta, Franklin estampo sus labios en los de él.
Sentí que mi respiración se aceleraba, y los celos invadieron mi cuerpo.
Fue mala idea venir aquí.
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Brown's
Teen FictionCompartimos el mismo cumpleaños, la misma música, el mismo apellido... Yo sentía que él era mi alma gemela. Definitivamente creo que él es el chico perfecto para mí.