(...)
Ayer Daniel no apareció en mi habitación.
Es espantoso que aparezca siempre, pero ayer sentía que lo necesitaba.
Vale, ni siquiera me ha llamado o algo ¿querrá que lo haga yo?
-¿Quieres ir por papa? -preguntó Arian.
Estábamos en hora de almuerzo, y yo andaba muy ida. Ni siquiera sabia de que estaban hablando.
-¿Ah? ¿Papa? -pregunté.
-¿Estas haciendo dieta? -preguntó Lucas.
-¿Estas insinuando que debo hacerla? -bromee, alzando una ceja, todos rieron.
-Bueeeno - dijo, sonriendo, le golpee el hombro.
-¿Estas bien? -preguntó Indiana.
-Sí, estoy bien -sonreí-. Iré al baño.
Me levante de la mesa en donde todos estábamos sentados y me dirigí al baño.
Cuando entre pude reconocer a un cuerpo, que estaba de espaldas.
-¿Franklin? -pregunté, no volteo. Me acerque a ella y le puse mi mano en el hombro.
Tampoco volteo, así que tuve que hacerlo yo.
Sus ojos estaban rojos y su párpado móvil inchado, había estado llorando.
Pero, ¿por qué?
La miré a los ojos y ella empezó a temblarse, queriendo llorar.
La abracé y ella lloro mucho más. Cuando empezó a calmarse, dijo:
-No se lo digas nadie -su respiración era entre cortada. La aleje un poco para poder visualizarla mejor.
-¿Qué ha pasado? -ella volvió a llorar.
Por suerte no hay nadie en los baños.
-Lu... Lu -tartamudeo, sollosando.
-¿Lucas? -asintió, mientras se sonaba la nariz.
Catalina hija de la gran...
-¿Qué ha pasado con Lucas? -pregunté, frunciendo el ceño.
No obtuve respuesta, hasta minutos después, cuando ella se calmo por completo.
-Lucas corto conmigo -dijo, mientras miraba un punto fijo en la habitación.
Sentí un pizca de emoción, enojo y tristeza. Sabía porque sentía todas esas cosas, pero por un momento Daniel paso por mi cabeza y todo eso se borró.
Joder, ¿por qué Lucas a echo eso?
-Joder, lo siento -dije, y volví a abrazarla. Ella solo inhalaba y exhalaba, tratando de no volver a llorar.-Gracias, Alexis -dijo, sonriendo, le devolví la sonrisa.
Me sentia mal, una completa hipócrita.
Se alejo de mí, y se sentó en el tocador.
La puerta del baño se abrió.
Mayra.
Oh, joder. No ahora, cabeza hueca.
-Mayra, sal del baño -dije.
-¿Por qué? -preguntó con voz chillona- Solo quiero verme en el espejo, y contemplar cuan perfecta soy.
Franklin de bajo del pupitre y se empezó a acercar a ella, hizo un movimiento brusco y le quito su bolso.
-¡Este es mi caset! -gritó, mientras sacaba la funda de un celular, que sobresalía del bolsillo del bolso.
Abrí los ojos como platos, y Mayra sonrió con amargura.
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Brown's
Teen FictionCompartimos el mismo cumpleaños, la misma música, el mismo apellido... Yo sentía que él era mi alma gemela. Definitivamente creo que él es el chico perfecto para mí.