Harmless [Star Trek 2009]

The Soul

Nota del Autor:

Bien, aquí comienza la segunda parte de Harmless. Todo aquí será completamente nuevo, sin relación a las películas -sólo un poco-. Cuenten esto como una precuela de Into Darkness. 

Espero y les guste. 

Se le otorgó la nave a James T. Kirk. Su tripulación no ha sufrido cambios y están en un viaje de prueba para poder determinar si podrán con la misión de cinco años.

Lo que pasaba en la mente de la joven Munro, era simple… no saber lo que pocos sabían. Quién era y cuál era su pasado. ¿Qué era lo que Spock sabía de ella? Pocos sabían quién era, menos ella.

El Almirante era el único que sabía todo lo que en su expediente estaba, y siempre encontraba una forma de recibir información. Debido a la destrucción de Vulcan, Marcus se volvió un poco más cuidadoso con su “pupila”. Como se ha dicho antes, Marcus sabía más de lo que su expediente decía.

—Almirante —uno de sus allegados lo interrumpió en su oficina—. Lo encontramos.

— ¿A todos?

—Los 72 y…

—Quiero el expediente de Emery Harewood, rápido. Encuéntrame donde siempre.

Aquel hombre salió trotando de la oficina del Almirante Marcus, mientras él se dirigía a uno de sus lugares secretos, lejos de la vista de curiosos. Sabía perfectamente que su siguiente reunión, indicaba saber más de Emery pero aún más, sobre armamento para una posible guerra.

Al llegar, se encontró con su empleado, quien le dio lo que había pedido. Entro a la sala y cerró la puerta, desconecto cámaras y micrófonos, quería una plática fuera de lo corriente. Miró a su “invitado” quien tenía un par de heridas en el rostro, una postura erguida y una expresión que no indicaba mucho.

—Bienvenido —menciono Marcus sentándose enfrente—. Debo suponer que todo esto es nuevo para ti, o al menos un poco… has estado en contacto con miembros de la Federación antes, no hace mucho.

—Prometieron dejarnos…

—Lo sabemos, pero los tiempos son difíciles, usted y su… tripulación son necesarios en esta guerra…

— ¿Qué guerra?

—La guerra que se avecina, y es por ello que está aquí. Dicha guerra puede afectarlo, quiero evitar eso y pedir su ayuda. Usted es uno de los ingenieros de armamento más inteligente y perfecto que muchos aquí.

Hubo una pausa entre el almirante y su invitado. Sólo había miradas incomodas pero que no decían mucho. Aquel hombre frunció el ceño y arqueo las comisuras de sus labios.

— ¿Qué pasa si me niego?

—Tiene razones para hacerlo pero yo tengo aún más… Su tripulación morirá si no lo hace, véalo de este modo; la Federación se hace responsable de su seguridad  y de la de su tripulación, si hace lo que pedimos, pero hay algo más… el cuidado de su “protegida”. Usted salvó a una niña hace años, no quisiera mentir diciéndome que no es verdad… La niña traía consigo una pequeña nota diciendo quien era y que había sucedido, pero no todo… ¿Por qué la protege?

— ¿Sigue viva?

—Por supuesto, pero al menos que acepte mi propuesta, le diré  todo sobre ella y usted también. Más la seguridad de su tripulación, de lo contrario… ellos morirán.

La tensión se apodero de la situación, pero era inevitable, el almirante había perdido la coherencia en lo que hacía y decía.

Mientras tanto, Emery Harewood se seguía desempeñando como Comandante Especial del USS Enterprise. Por ahora, su misión era explorar mundos sin tener una relación directa con ellos.

Para la joven, todo marchaba bien. Incluso, su relación con el Capitán. Emery nunca fue el tipo de persona que amara la atención o el ser educada y amable. Solía ser insolente y no trataba a sus autoridades con el debido respeto con el que se deberían de tratar. Incluso con Jim Kirk, ella seguía siendo como siempre había sido con él. Un poco controladora y preocupada por lo que él hacía y con quien se metía. Debido a que estaban en la nave, no había ninguna posibilidad de que él tuviera algún tipo de “aventura”, así que su relación funcionaba a la perfección. Aún así, para Emery había preguntas, muchas preguntas que quería contestar. Ella sabía que podía contar con Spock, y sólo con él para hablarle de lo que ocurría con su vida, y que él le contestaría aunque no fuera claro en sus respuestas.

No sabía cuándo sería el momento indicado para descubrir lo que había en aquel sobre que se le había sido entregado, tampoco cuándo sería tiempo de ir a la Sección 31… Aquello rondaba la mente de la joven, que aún parecía estar más inestable, pero nadie se percataba de ello.

Sobre lo que Almirante había descubierto sobre Emery, le causó una grande sorpresa. Sabía que podía tener el control de la chica hasta que él quisiera y ahora podía usarla para que la guerra que tanto temía pudiera hacerse, sólo necesitaba un buen pretexto para usar dos de sus más grandes armas.