CAP. 8

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POV LALI

Eran las 18:30 de la tarde y hacia un calor tremendo, salí al pequeño balcón y entrecerré los ojos debido a los rayos del sol que pegaban más fuerte que nunca. Quería disfrutar de los días de verano, así que vi una buena idea salir con Nico a la plaza de acá a la vuelta.

- Nico, mi amor ¿queres ir a la placita a jugar? - dije a mi hijo quien se encontraba en mi cama viendo una de sus películas Disney favorita. Su cuarto aún no estaba listo, prácticamente faltaba todo. Pintar, decorar y ordenar. Según el señor de la tienda los muebles tardarían en llegar unos cuantos días más.

Mi hijo no me contesto salió corriendo al que iba a ser su cuarto y saco la bicicleta. Solté una carcajada al verle.

- Vamos ma, vamos, vamos - tomo mi mano y tiro de ella mientras con la otra llevaba la bici.

- Para caño que te tengo que poner los zapatos - su vista bajo a sus pies y soltó una carcajada contagiosa.

Lo calce, le puse una gorrita, prepare mi bolso, la mochilita de el y salimos rumbo a la plaza.

Maldije en voz baja al ver que el ascensor no funcionaba. Genial, vamos a ver cómo logró bajar a mi hijo y la bicicleta al mismo tiempo.

Como si el mismísimo Dios me lo hubiese mandado, alguien salió del depto de enfrente, si, ese alguien era Mariano.

Lo mire de reojo y cogi la bici con una mano y le di la otra a Nico. Mariano luchaba por hacer andar el ascensor y yo por intentar bajar escalón por escalón sin terminar rodando por esas malditas escaleras.

- ¿Te ayudo? - preguntó educadamente Mariano y negué.

- No, puedo sola - volví a tomar la bici esta vez de distinta forma que antes, y le agarre la mano a mi hijo.

Vi como Mariano bajo las escaleras que separaban el tercer piso del segundo y se quedó parado ahí. Miro para arriba y conectamos nuestras miradas, no duró mucho, porque segundos después la estaba bajando intentando por fin bajar aunque fuese un escalón.

Mariano volvió a subir y me quito la bicicleta de las manos y sin decirme nada bajo rápidamente.

Alcé a Nico a upa y baje con el que estaba ajeno a todo.

Cuando por fin baje las odiosas escaleras vi la bici en el recibidor ¿dónde estaba Mariano? quería agradecerle pero se ve que se esfumó como si fuera arte de magia.

POV MARIANO

Esa necesidad de ayudarla se hizo presente, esa necesidad de ir con ellos a donde fuera que fuesen, esa necesidad de abrazarlos a los dos ¿por qué? puedo llegar a entender la necesidad de tenerla a ella entre mis brazos, ¿pero el? ese nene al que solo había visto como mucho cinco veces en mi vida...

Solté la bici en el recibidor y salí corriendo, corriendo literal, estaba saliendo a hacer futting a la plaza cuando me los encontré intentando luchar por bajar esa pequeña bicicleta que aún tenía las rueditas de atrás.

Salí antes de que ellos bajaran, no me quería volver a topar con ellos. Eso supondría tener que hablar con ella, tener que mirarla, tener que volver a recordar todo y no, no estuve cuatro años luchando para olvidarla en vano.

- ¿Puede ser que todo salga mal hoy? - escuche una voz bastante próxima a mi, me quite los audífonos y pare mi trote para levantar la vista y verla agachada a la altura de la bicicleta. Otra vez esa maldita bicicleta interponiéndose en mi camino.

Mire al nene que estaba sentado en el piso con las piernas cruzadas, los codos apoyados en esta y la cara entre sus manos. Me hizo mucha gracia verlo así sentado y con esa carita parece que no era el único que empezaba a odiar esa bicicleta.

- Señor, señor - gritó el nene y vino corriendo hacia mi - señor vecino veni - solté una carcajada al escuchar ese "señor vecino". Me tomó de la mano y tiro de mi llevándome hasta donde estaba su mama con sus ojos clavados en mi.

- ¿Nos podes ayudar? A mi bici se le salió la cadenita y no podemos ponerla - mire a Lali quien me sonrió pidiéndome ayuda a gritos y accedí, era imposible ver esa sonrisa y negarse a algo.

- A ver qué pasó acá - me agaché y en unos cuantos movimientos volví a colocar la cadena en su sitio

Escuche unos aplausos y mire en dirección a ellos quienes estaban frente a mí.

- Gracias señor vecino - volvió a decir el enano y esta vez los dos, Lali y yo estallamos en risas haciéndolo estallar también a él, que por cierto tenía una risa muy contagiosa.

- Mariano me llamo, ¿y vos? - el nene vino corriendo hacia mí y se puso enfrente.

- Nico - me dijo con una inmensa sonrisa, Nicolás. Alargue mi mano en forma de saludo y el la agarro.

- Es un placer capo - Nico volvió a sonreír y con la mano que tenía libre removí su pelo. Levante un poco la vista y fije mis ojos en los de ella que no sacó su vista de nosotros ni un segundo.

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HOLA!! Primer acercamiento familiar, Mariano ya está aflojando un poquito ¿cómo lo ven? 🙂
Si les gustó este nuevo capítulo no olviden dejar su estrellita y su comentario.

ADT: un paseo familiar y una... ¿tregua?

Tu me cambiaste la vida - Mariali Donde viven las historias. Descúbrelo ahora