CAP. 38

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POV LALI

El ruido de las manijas del reloj hacían aumentar los nervios. Mi pie derecho se movía a un lado y a otro buscando así que desaparezca aunque sea un mínimo de esos nervios. Sus ojos verdes impactantes sobre los míos me hacían saber la ansia que tenía contenida.

- ¿Qué pasó? me estás poniendo nervioso mi amor - se animó a titubear Mariano con una sonrisa nerviosa.

- Nico... Nico te necesita.

Su vista confusa se posó en mi.
Mi pecho bajaba y subía con extrema rapidez a la par que mi corazón latían en mi pecho. Puse la mano sobre este como si de ese modo pudiese controlarlo. Cerré los ojos y tomé una bocanada de aire.

- Nico, nuestro hijo, necesita tu ayuda.

Ni siquiera lo miré, mi vista permanecía hacia abajo perdiéndose en las costuras de mi jean.

Nuevamente sentí su mirada confusa, levanté mi vista por fin animándome a verlo, aunque borroso porque el agua que había en mis ojos me impedían una visibilidad completa.

Tenía miedo, miedo a la reacción de Mariano, miedo a que él no quisiese hacer nada al respecto, miedo a que saliera corriendo, y miedo a lo que provocaría esto. Si el se iba, se escapaba o simplemente se negaba, la vida de mi hijo correría peligro haciendo inconscientemente hacer corre la mía también.

Me miró por primera vez después de las últimas palabras que pronuncié y en sus ojos podía notar la confusión, mezclada con la decepción y el odio.

- La vida de nuestro hijo corre peligro. - me sorprendía la serenidad y extrema lentitud de mis palabras. Ahora mismo no me importaba nada, solo mi hijo.

- ¿Nuestro hijo? - preguntó con bronca - ¿nuestro hijo? - gritó poniéndole énfasis al "nuestro" - ¿estás escuchando lo que estás diciendo?

Sus lágrimas empezaron a caer, y sentía como poco a poco mi alma se partía. Me acerqué decidida a secar sus lágrimas cuando me apartó bruscamente y se levantó para darme la espalda.

- ¿Qué hijo? ¿de qué hablas? - sus lágrimas caían sin parar y la confusión en su rostro se hacía notar.

- Nico, es tu hijo  - verlo llorar hacía que perdiera la estabilidad de mis palabras y la debilidad ya no era cosa para ocultar.

- ¿Estás escuchando lo que estás diciendo? - repitió con la voz entrecortada, mientras golpeaba la puerta de un puñetazo. El miedo me invadió, se apoderó de mí.

- Te pido por favor que te tranquilices.

- Vos no tenes derecho a pedirme nada - gritó y se secó las lágrimas con bronca - No... - paró de hablar y volvió a romperse mientras tomaba su cabeza con desesperación.

- Dejame explicarte.

- ¿Qué me vas a explicar? ¿Qué mierda me vas a explicar? - volvió a gritar mientras decidido se aproximaba a mi.

- Dejame explicarte cómo fueron las cosas.

- Que no tenes derecho a explicar ni justificar nada - sus gritos cada vez se profundizaban más y el miedo cada vez se apoderaba más de mi.

Vi bronca en sus ojos, dolor, decepción... Mi cuerpo temblaba a medida que cada palabra salía de mi.

- Mi amor perdo...

- ¿Mi amor? ¿Que mi amor? - gritó nuevamente acercándose a mí y tomándome de las muñecas mientras me acorralaba en la pared. - No te atrevas a decirme mi amor, sos de cuarta, sos la peor persona que conocí en mi vida... pensé que eras diferente ¿sabes? pero me he dando cuenta que sos una mierda de persona.

No podía seguir escuchando esas palabras, impactando con mi aliento debido a la cercanía de ambos, su nariz y la mía rozaban produciendo un choque de miradas llenas de emociones distintas.

- Te busqué Mariano - puse las manos en su pecho y lo empujé alejándolo de mi - me intenté comunicar con vos, intenté buscarte, llamarte...

- Que no te justifiques, no tenes derecho a nada Mariana, nada va a justificar la mierda de persona que sos.

- Decime lo que quieras, odiame, pegame si quieres. Lo único que te pido es que le salves la vida a tu hijo, a nuestro hijo. Él te necesita. - grité desesperada mientras, esta vez yo lo acorralé a él.

No dijo nada simplemente me miró con odio y se fue dejándome completamente sola, cuando la puerta se cerró frente a mí, caí abatida al piso con miles de lágrimas corriendo por mi rostro. Sentía como se me encogía el corazón, como me ardía la piel, como un nudo en la garganta se interponía impidiéndome respirar.

Tomé el teléfono y pedí un taxi, mi hijo me necesitaba, él no podía ver que yo no estaba con él.

Llegué al hospital totalmente desorientada, y el doctor me recibió con preocupación al ver mi rostro.

- Buen día, no te tortures más. Vas a ver cómo en unos días lo tenemos fuera saltando y corriendo como un nene normal. Vamos a encontrar un donante confía en mí.

El doctor se acercó y con sumo cuidado me abrazó dándome la contención necesaria, lo único que me importaba ahora era la salud de mi hijo.

- Lali - miré hacia esa voz que sonaba detrás de mí y salí corriendo hacia el, era el único que en este momento me podía contener.

Sentí sus brazos aferrándose a mi cuerpo y sus manos acariciando mi pelo.

- Va a estar todo bien chiquita - pronunció mi amigo, mi hermano, mientras tomaba con más fuerzas mi cuerpo impidiendo que me desvaneciera.

Escuchaba atento cada palabra, cada emoción experimentada, cada cosa que le dije y me dijo. No dijo nada, solo me volvió a abrazar haciendo que encontrara contención en el.

- No va a dejar que nada malo le pase a su hijo - la voz calma de mi amigo hacía que tan solo por un momento me sintiera protegida.

- Tengo miedo, tengo miedo de perder a mi hijo.

- Eso no va a pasar, yo mismo me voy a encargar de eso - volvió a abrazarme y besó mi sien mientras mis lágrimas no paraban de caer.

Solo le pedía a Dios que lo salvara, me da igual no tener su perdón, no tener su apoyo, no tener su amor... Me rompía en mil pedazos pero no era lo más importante ahora. Solo le pedía a Dios que Mariano diera lo necesario y si el quería en cuanto saliese del hospital yo misma me encargaba de volver de donde nunca tendríamos que habernos ido.

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Hola!! Les dejo este por acá para complacerlas. Si tiene comentarios y votos positivos sigo subiéndola.
La otra novela la empezare pronto. Besos y espero que les guste.

Pd: la parte de Mariano es otro capítulo.

Tu me cambiaste la vida - Mariali Donde viven las historias. Descúbrelo ahora