Capítulo 10

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 Dejé un mensaje en el contestador para mis padres diciéndoles que no volveré en mucho tiempo.

Cogí mi espada y mi armadura y me fui al bosque.

Solo tardé cinco minutos en llegar al claro del bosque y lo primero que vi fue a Borj, el elfo mensajero y también el bufón.

Luego vino Yaku con su impecable armadura y con el escudo de Minsekti gravado en una camiseta azul.

Nos cogimos de la mano y utilizando un hechizo de teles-portación, nos fuimos del planeta Tierra a Saphia.

Lo primero que vi fue el abrasador sol que me daba la cara. Estábamos en Mankora y había 20km de distancia hasta el límite de los dos reinos. Los tres estuvimos andando durante un día. Ya era de noche cuando divisamos un pueblecito que estaba a 5km del límite de Mankora.

Todos contentos entramos en el pueblecito.

Las calles del pueblo estaban deshabitadas, no había nadie dentro de las casas, y muchas de ellas estaban quemadas.

Llegamos al centro del pueblo. En él había una imagen terrorífica: todos los habitantes del pueblo (niños, mujeres embarazadas, hombres, perros, ancianos…) estaban extendidos y muertos por toda la plaza. Tenían los ojos en blanco, la boca con una mueca terrorífica y el cuerpo bañado en sangre. La misma mueca que tenían mis padres cuando los maté.

-La Reina Sanguinaria mata a todos ellos que no pagan los impuestos- explicó Borj.

-¡Pero si estaban en la miseria!- protesté.

-Bienvenida a Mankora.

Comprendí una cosa muy importante: mi hermana tenía un corazón oscuro. Ella era una persona tacaña, sanguinaria y odiada por el pueblo. No había nadie en Saphia que no quisiese destronarla y matarla.

Pero eso era imposible: ella tenía poderes mágicos oscuros y el mejor ejército de los dos reinos.

Salimos en silencio del pueblo. Al amanecer habíamos llegado al límite de Mankora y entramos en Minsekti.

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