3.

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Los nervios en mi estómago estaban presentes en todo momento al acabar de ducharme y dirigirme a mi habitación con una toalla alrededor de mi cuerpo.

Abrí el armario y miré la ropa que tenía, era muy poca y casi no tenía vestidos o algo decente que ponerme para la cena de esta noche, pero aún así me las arreglé para encontrar algo.

Un vestido corto dos dedos por encima de las rodillas color rojo oscuro estaba ahí, en una percha del trasfondo del armario.

Lo saqué y me lo puse por encima de mi cuerpo. Era de palabra de honor sin tirantes con un fino cinturón parecido a una cadena dorada alrededor de la cintura.

Lo dejé sobre la cama y me quité la toalla. Después de ponerme la ropa interior de cintura para abajo, me puse el vestido como si fuera una camisa y lo acomodé hasta que se pegó a mi cuerpo.

Era un poco apretado, pero no tenía otra cosa, así que tenía que arreglármelas con esto.

Me puse los tacones negros, un poco altos, pero así llegaría a estar a la altura de Blake, pues era bajita en cuanto a estatura y casi todo el mundo era más alto que yo.

Peiné un poco mi pelo azul pero dejando sus naturales ondulaciones caer por mis hombros hacia adelante y acabé con poco de maquillaje resaltando mis ojos grises claros pero nada excesivo, no quería dar una mala imagen.

Otra mala imagen, pues la situación de ayer al conocer al padre de Blake, a mi suegro, se repetía en mi cabeza una y otra vez.

Qué vergüenza, joder.

Si al menos hubiera sido un padre como el mío, con un poco de barriga, algo entrado en su edad de 40 y algo, pero no. Tuvo que ser un hombre atractivo que podía pasar por modelo perfectamente.

Despejando ese pensamiento, me puse una chaqueta de cuero negra, pues en la época que estábamos a principios de octubre, comenzaba a hacer frío.

Octubre.

Dentro de unas semanas sería el cumpleaños de Blake y no le había comprado nada todavía. Bufé. Más gastos, pero al menos le compraría un detalle.

Salí con la correa del bolso sobre mi hombro derecho y mi teléfono en la mano, esperando el mensaje de Blake de que estaba abajo esperando por mí para ir a su casa.

-¡Madre mía! -Silbó Brian y le miré, estaba sentado con Charlie jugando a la xbox. -Si no fueras mi hermana... -Charlie golpeó su nuca y yo rodé los ojos.

-Estás guapísima, princesa. -Dijo Charlie sonriendo y agradecí a la vez que recibía el mensaje de Blake de que estaba abajo con el coche.

-La cena está en el microondas, ya preparada. Cuando vayáis a cenar, Charlie la calentará, no quiero que Brian le pegue fuego a la casa... -Caminé hacia ellos y besé sus mejillas. -Otra vez. -Charlie rió.

-Fue un accidente. -Se excusó Brian.

-Un accidente que casi nos deja en la calle. -Negué con la cabeza yendo hasta la puerta. -Hasta luego, chicos. -Me despedí oyéndolos a ellos hacer lo mismo y salí de casa.

Bajé las escaleras del tercer piso hasta la calle sin caerme con los tacones por el camino. No acostumbraba a usarlos a diario, salvo que fuera ocasiones especiales como esta.

-¡Joder! -Exclamó Blake cuando me vio.

-Hola a ti también, cariño. -Besé sus labios, pero me agarró de la cintura y lo hizo más pasional.

-Estás ardiente, amor. No sé cómo me voy a poder controlar en la cena. -Dijo dándome una nalgada y abriendo la puerta del copiloto.

-Por favor, -entré y a los segundos él entró por su lado-, bastante tuve ayer. -Me puse el cinturón.

El padre de mi novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora