16.

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El viernes había llegado ya y ese día lo había pedido libre en el trabajo para ir al aeropuerto a buscar a Blake, pues todo debía seguir como era hasta hacía quince días.

Ian y yo seguimos viéndonos todos los días de esta semana, comíamos juntos todos los días y nos veíamos en su oficina cuando yo salía de trabajar.

Ahora que no teníamos deudas que pagar, tenía más libertad y menos trabajo, pues ya no me forzaba a mí misma a hacer tantos dibujos, solamente lo hacía porque quería y no por obligación.

Seguíamos con nuestra relación prohibida y cada vez, los orgasmos eran mejores, aunque no todo lo que teníamos era el buen sexo.

No podíamos exponernos mucho en público por si alguien conocido nos veía, así que a veces pedíamos de cenar en su oficina y cenábamos juntos ahí, hablando, conociéndonos y cada día que pasaba me enamoraba más de él.

Por otro lado, me había conseguido acercar a Alice bastante hasta el punto de quedar para irnos de compras juntas cuando yo salía de trabajar.

Odiaba ir de compras y siempre que mis amigas me decían de ir, yo me quedaba por fuera de las tiendas con mis hermanos, pero con Alice tenía que hacer el esfuerzo aunque aún no tenía pistas sobre su infidelidad.

Había evitado tener conversaciones calientes con Blake por teléfono o videollamada, sinceramente porque ya no me atraía igual que antes y porque estaba muy cansada de los orgasmos con Ian, pero él empezaba a pensar que se lo decía como excusa porque algo pasaba.

Así que hablé con Ian sobre eso y tuvimos una especie de discusión, pero al final, como el hombre maduro y racional que era, accedió celoso aunque con Blake no podía tener orgasmos si no eran fingidos y me sentía incómoda.

Me sentía como si estuviera obligada a hacerlo y era muy desagradable la sensación, pues tenía que pensar en Ian para poder terminar.

Ian entendió que Blake seguía siendo mi novio y que empezaba a sospechar que algo pasaba, pues yo solía ser bastante activa a la hora del sexo, tanto por teléfono, como por vídeo, como en persona y que me negara o que lo rechazara, era sospechoso.

Por eso ahora me encontraba aquí, sentada en uno de los bancos del aeropuerto con las manos dentro de los bolsillos de la sudadera a la espera de que Blake saliera por la puerta de llegada.

El frío cada día estaba más presente y yo a penas tenía ropa, así que tenía que abrigarme con algunas sudaderas de mis hermanos.

Llevaba un vaquero entubado, mis botas negras, camiseta, la sudadera de Brian, que era la que mejor me quedaba, y un gorrito de lana cubriendo mi cabeza.

–¡Querida! –A mi derecha, Alice venía al lado de Ian seguido de Néstor con quien hablaba para hacer tiempo.

–¡Hola, Alice! –Me levanté y ella me abrazó, aunque por encima de su hombro miré a Ian sonriendo.  –Hola, Ian. –Él me abrazó y se rió en mi oído. –Néstor. –Besé su mejilla.

Me pasaba bastante tiempo en casa de Blake también, ahora que su madre y yo nos habíamos vuelto tan cercanas y yo no trabajaba tanto, así que había cogido un poco de confianza con el amigo de Ian.

Me senté de nuevo en el asiento con Alice a mi lado y los dos hombres de pie frente a nosotras mientras hablábamos haciendo tiempo.

Ian y yo nos lanzábamos miradas cómplices o guiños de ojos cuando no nos estaban mirando y me sentía como una niña pequeña haciendo una travesura.

–¡Por ahí viene! –Dijo Alice levantándose y corriendo hacia Blake abrazándolo.

Yo me levanté y sentí la mano de Ian en mi espalda baja, muy abajo, y me reí por lo bajo con una risa vergonzosa.

El padre de mi novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora