20.

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Oía unos golpes como en madera, un poco a lo lejos, hasta que el sonido se fue haciendo más persistente y más claro a medida que me despertaba.

Abrí los ojos con el ceño fruncido adaptándome a la luz que entraba por la ventana de la sala donde me encontraba acostada sobre Ian.

Anoche, después de estar en el jacuzzi, cocinamos entre besos con risas y cenamos de la misma manera para acabar en la sala viendo una película, donde nos dejamos dormir uno sobre el otro.

El sonido seguía persistiendo y yo me estaba cansado de no saber qué diablos era eso, así que me incorporé y vi a Ian dormir debajo de mí, usando únicamente un pantalón de pijama, pues su camisa la estaba usando yo.

Besé su mejilla tiernamente y pasé un rebelde mechón de pelo que caía sobre su frente hacia atras, pero él agarró mi muñeca sonriendo haciendo que me sobresaltara.

-¡Qué susto! -Me llevé una mano al pecho.

-Buenos días, preciosa. -Murmuró con voz ronca.

-Buenos días, ¿qué es ese ruido? -Pregunté sentándome a su lado.

-La puerta. -Frunció el ceño mirando ahí. -Están tocando la puerta. -Me miró.

-¿Quién? -Pregunté pero él se encogió de hombros.

-Solo hay una manera de averiguarlo, ¿no? -Se rió levantándose.

-Ian, espera. -Me levanté. -¿Quién va a venir a tocar la puerta aquí en medio de la nada? -Caminé un poco hasta acercarme a él.

-No lo sé. -Miró a la puerta y luego a mí.

-Ten cuidado. -Besé sus labios.

-Escóndete en el hueco de las escaleras, ¿vale? -Asentí y fui hasta ahí.

Pegué la espalda a la pared de las escaleras, pero no pude evitar asomar la cabeza, al menos de mi nariz hacia arriba, para poder ver quién estaba tocando con tanta insistencia.

Ian miró sobre su hombro y me vio media asomada, así que se rió negando con la cabeza y luego abrió lentamente.

Al final, la puerta se abrió del todo por la persona al otro lado, así que me escondí de nuevo hasta oír una voz muy familiar y reconocida.

-¿Dónde está? -Dijo. -¡Katie, sal ahora mismo! -Gritó. -¿Dónde está mi hermana? -Salí de mi escondite antes de que le hiciera algo a Ian.

-¡Hey, Evs! Tranquilo, estoy aquí. -Él me miró de arriba a abajo y se acercó a mí.

-¿Me vas a explicar qué está pasando aquí? -Se cruzó de brazos.

-Estoy de vacaciones, creí que papá te lo había dicho. -Me encogí de hombros.

-¡No! -Se pasó las manos por el pelo y miró a Ian. -¡Con él! -Lo señaló.

Ian estaba de brazos cruzados mirando la escena desde detrás de Evan, a una distancia considerable.

-Nada, me ha acompañado en mis vacaciones. -Me excusé.

Estaba segura de que mi cara había perdido todo el color, mi pulso temblaba inestablemente y el corazón me latía muy rápido a punto de salirse de mi pecho.

Evan se rió irónico sin creerse una de mis, ahora ya, tan comunes excusas y mentiras y puso las manos en sus caderas mientras nos miraba a ambos hasta que acabó mirándome a mí.

Suspiró, intentando controlarse y no gritar, probablemente, pensando algo que no sabía que era porque no lo decía en voz alta hasta que volvió a hablar.

El padre de mi novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora