5.

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Di vueltas en la cama. No conseguía dormir. Habían pasado unas horas desde el encuentro con Ian en la cocina cuando me dijo que él me hubiera enseñado el placer con un hombre de verdad.

Después de que me dijera eso, solo se separó de mí y se fue de la cocina llevándose un plato con el sándwich que estaba preparando cuando yo llegué.

Yo me quedé estática con miedo a moverme y, aunque podría sonar extraño, excitada.

Sí, me excitó que me hubiera dicho eso porque, seamos sinceros, el hombre era una escultura hecha por las propias manos de Dios.

Cuando él salió de la cocina tuve que llevar una mano a mi pecho, abrumada y luego toqué mis mejillas ardiendo, aunque no sabía si era de excitación o de sonrojo.

Cuando pude recomponer un poco mi estado, me bebí otros tres vasos de agua y me eché un poco por la cara haciendo un cuenco con las manos debajo del grifo.

Mi respiración se comenzó a hacer pesada recordando al momento. No me lo podía sacar de la cabeza. Miré a Blake durmiendo a mi lado, ajeno a todo, y me sentí culpable aunque no hubiera hecho nada malo.

Su padre se me había insinuado, me intimidaba, me ponía nerviosa y había conseguido excitarme solo con palabrerías, pero había sabido controlarme y no hice algo de lo que me pudiera arrepentir.

Miré el reloj digital sobre la mesita de noche y marcaba las 4:15 de la mañana. Suspiré y bufé mirando al techo hasta que me obligué a cerrar los ojos e intentar descansar.

Cuando los abrí, ya era de día, pues el sol se filtraba a través de la fina cortina blanca que Blake tenía en una de las ventanas de su habitación.

Él estaba a mi lado sonriendo y viéndome, con una mano acariciando mi cara, así que le devolví la sonrisa a medias.

-Buenos días, mi amor. -Besó mis labios en un pequeño beso.

-Buenos días, cariño. -Le devolví.

-¿Has descansado? -Preguntó curioso.

El momento de anoche vino a mi mente y pensé un "no, no he descansado por culpa de tu padre", pero, definitivamente, no podía decirle eso.

-Sí, me hacía falta. -Mentí mordiéndome el labio. -Por cierto, ¿qué era lo que me tenías que decir ayer? -Pregunté cambiando de tema.

-Cuando fuiste a buscar el postre, me quedé hablando con mi padre sobre ti. -Dijo y suspiré, pero él rió. -Tranquila, todo fue bueno. -Acarició mi mejilla, pegándome a él.

-¿Qué exactamente? -Intenté que no se diera cuenta de mi curiosidad.

-Le has encantado en todos los sentidos. -Tragué saliva pensando un "en más sentidos de los crees". -Me ha dicho que eres bastante guapa, que tienes un buen cuerpo y que, con todos tus esfuerzos, seguro que te espera un gran futuro por delante. -Asentí agradecida.

-Bueno, entonces no le dado tan mala impresión como pensaba. -Relajé el ambiente un poco riendo.

-Te dije que lo del viernes fue momentáneo. -Sonrió. -¿Vamos a darnos una ducha? -Propuso.

-Tus padres están en casa. -Le recordé.

-Amor, tenemos 22 y 25 años, no somos adolescentes. Nos hemos estado comportando como unos, es momento de dejar eso atrás ya. -Se rió levantándose. -¿Por qué estás vestida? -Preguntó mirándome usando su camisa y mi ropa interior. -Creí haberte dejado desnuda ayer. -Le di un pequeño golpe en el brazo levantándome también.

-Sí, pero bajé a beber agua cuando te dormiste. -Le saqué la lengua.

-Esa lengua, mi amor. -Me abrazó de la cintura.

El padre de mi novio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora