Se levantó de encima de mí después de haber estado, más o menos, unos diez minutos acostado sobre mi pecho y yo sobre el escritorio, ambos en silencio.
Me tendió una mano y me ayudó a levantar del escritorio, pero aún mis piernas temblaban, por lo que me quedé unos segundos sentada en el borde.
Me sorprendió bastante cuando me ayudó a vestir, abrochando mi sujetador o subiendo el culot por mis muslos, así que yo también le ayudé a él, abotonando su camisa o alisando su chaqueta.
Mi teléfono sonó por algún lugar y llevé las manos a mi bolsillo, pero no estaba en mi pantalón.
Ian se rió agachándose y cogiéndolo del suelo, pero me miró y me lo tendió haciendo una mueca de incomodidad que entendí al descolgar.
-¿Diga? -Ian suspiró cruzándose de brazos e hizo una seña para que pusiera el altavoz. Lo hice.
-Mi amor, ¿donde estabas? -Cerré los ojos apoyándome en el escritorio. -Te he estado llamando varias veces y no me has atendido. -Miré a Ian recogiendo los papeles que había tirado antes cuando quitó todo lo de la mesa.
-Eh... Estaba ocupada. -Él se rió al otro lado.
-Deberías relajarte, amor. -Me llevé una mano a la cabeza. -¿Mi padre se ha estado encargando de ti como le dije? -Miré a Ian que asintió mirando al teléfono con una mirada de "si tú supieras".
-Sí, de hecho ahora mismo estoy con él en su oficina. -Ian me miró con cara de "¿estás loca?"
-¿En serio? Vaya, pensé que después de la primera impresión del viernes te daría vergüenza acercarte o hablar con él. -Se rió al otro lado.
Ian se me acercó con un cara juguetona, recordando el momento, y se puso entre mis piernas, pues yo estaba sentada en la orilla del escritorio.
-Sí, bueno. Eso quedó en el pasado, cariño. Estamos organizando una cena para que tus padres conozcan al mío. -Miré el teléfono.
-Le has llamado "cariño". -Gruñó Ian en mi oído.
-¿Quieres que sospeche de algo? -Le dije en voz muy baja y él negó.
-¿Amor? -Miré al teléfono.
-Dime. -Mi mano que no sostenía el teléfono en el aire, involuntariamente, fue hasta la camisa de Ian y lo pegó más a mí.
-¿Van a esperar a que yo llegue? Este fin de semana puedo volver a ir. -Asentí.
-Claro, se lo comentaré a tu padre. -Sus manos fueron hasta mi espalda y me acercó a él.
Me abrazó hasta que mi cabeza descansó en su pecho, oyendo los acelerados latidos de su corazón volverse locos y una llama se iluminó pensando que no era por los nervios de ser descubiertos, sino que era por mí.
-¿Podrías pasármelo? -Asentí con la garganta.
-Señor Collins, Blake está al teléfono. -Le dije sonriendo mirando hacia arriba y él me devolvió la sonrisa tomando el aparato, aunque aún tenía el altavoz.
-Hola, hijo. -Dijo sin dejar de mirarme.
-Hola, papá, ¿qué tal todo por ahí? -Preguntó al otro lado.
-Bastante bien. Organizando la cena con el padre de Katie. -Otra vez mi nombre en sus labios.
-Le he dicho que este fin de semana puedo volver a ir, así que podemos hacerla el viernes, ¿te parece? -Asintió con un sonido de garganta bastante sexy.
-Por supuesto. -Afirmó.
-Por cierto, papá... Gracias por cuidar de ella. No quiero que esté mal cuando yo no estoy. -Me llevé las manos a la cara y acosté mi cuerpo hacía atrás, sobre el escritorio.

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El padre de mi novio.
ChickLit[ESTA HISTORIA LA ESCRIBÍ HACE 6 AÑOS. NO REPRESENTA MI MANERA ACTUAL DE PENSAR NI MI MANERA DE ESCRIBIR.] Katie tiene una vida difícil, siempre la tuvo. Tiene una familia diferente y muchas deudas que pagar de cuando su madre los abandonó años atr...