Miedo de perder a Jonás

241 12 8
                                    

La Torre se había llenado nuevamente de vida y alegría. Los pasillos resonaban con el bullicio de los estudiantes que habían regresado después de enterarse del estado de Dana. Jonás había tomado la iniciativa de hablar con ellos, explicarles la situación y transmitirles noticias sobre la recuperación de su amada maestra. Aunque era una situación compleja para muchos, el carisma y la empatía de Jonás los reconfortaba y les brindaba cierta tranquilidad.

A medida que recorría los pasillos, se encontraba con estudiantes que lo saludaban con una sonrisa y palabras de aliento. La confianza depositada en él le daba un impulso adicional para enfrentar los desafíos que se avecinaban.

Sin embargo, Nawin había partido de la Torre para enfrentarse a su destino en el Reino de los elfos. Fenris, por su parte, se había marchado en busca de su familia de lobos para comunicarles la situación. En la Torre, solo quedaba Jonás como el nuevo maestro, junto con Salamandra y Conrado, quienes lo apoyaban en todo lo que podían y continuaban buscando formas de devolverle la vida a Dana.

Mientras tanto, Iris y Conrado habían forjado una sólida amistad. Iris se mostraba muy interesada en la desaparición de Saevin por los portales, y Conrado compartía con ella todo su conocimiento sobre el tema. Se brindaban mutuo apoyo en medio de esa difícil situación. Aunque algunos estudiantes rumoraban sobre posibles romances entre ellos, estaba claro que entre Iris y Conrado solo existía una hermosa amistad. Por otro lado, Jonás no tenía la misma suerte, ya que siempre trataban de emparejarlo con alguien, a pesar de que solo tenía ojos para una persona en particular.

Los días pasaban y Dana seguía sin despertar. Cada día, la preocupación de Kai se hacía más evidente mientras permanecía a su lado. Jonás no dejaba de buscar incansablemente una cura y cada vez pasaba más por su cabeza de convertirse en un archimago.

--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Jonás tocó una vez más la puerta de Salamandra para contarle una de las decisiones que había tomado.

Toc, toc.

Salamandra abrió la puerta con una gran sonrisa. La relación entre ambos había mejorado y volvían a ser mejores amigos como antes, teniendo una buena conexión.

-"¡Otra vez tú por aquí! Espero que no vengas a pedirme ayuda porque un alumno ha inundado algo", dijo entre bromas. En la Torre, como en cualquier escuela de hechicería, sucedían casos bastante graciosos y que solo podían ser solucionados con magia.

El chico rió ante la broma y entró en la habitación, cerrando la puerta tras de sí.

-"Salamandra, sé que me has estado apoyando en todo esto y esta vez necesito que lo hagas más que nunca", dijo el joven en un tono más serio.

- "¿De qué se trata?" pregunto ella con una mirada curiosa.

-"Recuerdas el hechizo para devolverle la vida a Dana."

- "Sí, el que solo podría realizar un archimago. ¿Vas a intentar hacerlo?"

-"Sí, bueno, es más que eso... voy a convertirme en archimago."

Salamandra quedó incrédula ante las palabras del joven. Aunque él ya se lo había mencionado en otra ocasión, pensó que era un pensamiento irracional nacido de la desesperación por salvar la vida de Dana. Pero el joven había tomado una decisión y estaba decidido a llevarla a cabo. Salamandra quería apoyarlo, pero en ese momento un sentimiento se apoderó de ella: el miedo. Ella, que nunca había temido a nada, ahora tenía miedo de perder a Jonás.

- "Jonás, ¿estás seguro...?"

-"No puedo seguir viendo cómo la vida de Dana se va consumiendo. Tengo que intentarlo", afirmó con determinación.

 -"Pero es muy peligroso..." dijo ella, su voz se quebró al pronunciar las palabras.

Jonás se acercó a ella, notando su nerviosismo al hablar. La miró a los ojos y vio el terror que se reflejaba en ellos. Salamandra rara vez mostraba inseguridad, pero en ese momento parecía más insegura que nunca.

-"Salamandra, este es mi momento. Tranquila, estaré bien. Ya has hecho suficiente quedándote aquí para ayudarme. De hecho, me sorprendió que no corrieras detrás de Fenris cuando se fue", bromeó.

Pero ella parecía muy seria y preocupada, y las palabras de Jonás resonaron de manera amarga en su corazón. No quería que se fuera, pero no era capaz de decírselo, ya que él era libre de hacer lo que quisiera. A pesar de la mezcla de sentimientos amargos en su interior, Salamandra trató de responder.

- "Jonás, sé que lo harás bien, pero..." sintió cómo su voz se quebraba, y Jonás, al notarlo, se apresuró a abrazarla mientras ella trataba de tranquilizarse. Sus brazos rodearon toda su cintura, y ella apoyó su cabeza en sus hombros mientras intentaba calmarse.

Después de un rato, se separaron, permitiendo que los rizos pelirrojos de la joven escondieran su rostro. Jonás usó sus manos para apartarlos con delicadeza y acarició su mejilla con la yema de sus dedos. Salamandra se ruborizó, y sus ojos no podían apartarse de Jonás.

Jonás se acercó un poco más, rozando sus narices por un segundo. Por un momento, deseó que sus labios se unieran, pero no quiso aprovechar la vulnerabilidad de ella sin conocer sus verdaderos sentimientos. Así que decidió posar un suave beso en su frente y luego se alejó un poco, mirándola con calidez y dulzura.

-"Salamandra, no te preocupes, pero cuéntame ¿Qué es lo que te pasa? ", le preguntó en un tono suave y cálido. Antes de que ella pudiera pronunciar una palabra, tocaron a la puerta, y para Salamandra, el sonido fue un alivio, evitándole tener que confesar lo que realmente sentía.

-"¡Salamandra, ¿estás ahí? Parece que un chico estaba practicando un hechizo de fuego y ha convocado a un demonio un tanto complicado! ¿Podrías ayudar?" dijo Conrado con preocupación

Salamandra abrió la puerta decidida a ayudar y dejando su parte más sentimental atrás.

-"Oh, Jonás, ¿también estás aquí? No sabía que estaban... Lo siento, pero cuanta más ayuda, mejor", dijo Conrado algo incómodo al interrumpir a los jóvenes.

-"No te preocupes, Jonás y yo estábamos hablando de cómo revivir a Dana. Podremos seguir la conversación en otro momento. Ahora dinos cuál es la habitación del chico".

Los tres magos se dirigieron a la habitación del joven, listos para enfrentarse a un demonio de fuego.

Crónicas de la Torre 5: Salamandra y JonásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora