La señora Blom

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El maestro de la Torre, envuelto en una conversación con Paul, reflexionaba sobre los eventos de la excursión, su mente preocupada por Salamandra y la compleja situación que enfrentaban. Decidió hablar con los estudiantes, buscando entender sus perspectivas y versiones de los acontecimientos, ya que habían regresado a sus respectivas habitaciones para descansar.

Después de un rato, Salamandra apareció en la puerta del despacho, visiblemente molesta. Jonás no pudo evitar correr hacia ella, abrazándola con ternura. Aunque su abrazo fue correspondido, sus ojos se encontraron con los de Paul, transmitiéndole un sentido de gratitud por haber cuidado de los jóvenes.

-"¿Dónde están los chicos?", preguntó Salamandra con cierto tono de frustración.

-"¿Qué ha sucedido? Estaba realmente preocupado por ti... cuéntame", insistió Jonás, preocupado por su bienestar.

-"Suspiro, estoy bien. Al parecer, algún estudiante decidió convertir la tienda de la señora Blom en un estanque. Tuve que lidiar con el alboroto y ahora nos corresponde a nosotros cubrir los daños... Espero que tengamos suerte y no se presente en la Torre mañana. En fin, nos toca asumir la responsabilidad", explicó Salamandra con una mezcla de exasperación y cansancio.

-"Hemos hablado con los chicos y hemos identificado a los responsables. Les pediremos que cubran los gastos con sus propios ahorros", intervino Paul rápidamente.

-"Sí, que se preparen, porque la señora Blom me hizo saber que esto fue costoso...", respondió Salamandra, su tono más calmado gracias a la intervención de Paul. "Gracias por traerlos de vuelta sanos y salvos. Ahora, el señor de la Torre y yo nos encargaremos. Puedes retirarte."

Paul se retiró, dejando a Jonás y Salamandra a solas. Jonás optó por no profundizar en los detalles con ella en ese momento, temiendo que su enojo pudiera intensificarse. En su lugar, buscó distraerla y reconfortarla. Con pasos suaves, se acercó a Salamandra, rodeando su cintura con sus brazos mientras depositaba suaves besos en su cuello.

-"Jonás... ¿qué estás tramando?", susurró ella, captando su intento de distraerla.

-"Nada, solo intento aliviar un poco el estrés. Ha sido un día difícil, y creo que deberíamos dejar la conversación para más adelante", respondió Jonás con voz suave, continuando sus caricias en el cuello de Salamandra. Sus acciones hicieron que ella se estremeciera, cediendo gradualmente a la distracción.

-"Bueno, está bien. Pero no pienso permitir que esos alumnos se salgan con la suya...", afirmó Salamandra con determinación.

Jonás la rodeó con un abrazo más firme, tratando de infundirle calma. "Tranquila, ya tengo un plan en mente... Por ahora, Salamandra, dejemos la conversación para después", sugirió con un tono cálido y afectuoso. La proximidad entre ellos aumentó, y en ese momento, un beso apasionado selló su acuerdo silencioso.

Crónicas de la Torre 5: Salamandra y JonásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora