Si necesitas a un amigo puedo serlo

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Pasaron un par de meses en la Torre y Fenris se había recuperado por completo de la congelación, retomando sus habilidades y preparándose para regresar con su gente. Alan, por su parte, recibía clases de Paul todas las mañanas, perfeccionando su control sobre los poderes de hielo. La tranquilidad había vuelto a la Torre, con pocos incidentes notables. Jonás continuaba su constante mejora en busca de convertirse en un archimago experto, perfeccionando sus hechizos y habilidades.

Salamandra, además de ser maestra en la Torre, había comenzado a embarcarse en pequeñas aventuras en solitario, desmantelando amenazas y llevando a cabo misiones encomendadas por Nawin. La relación entre Jonás y Salamandra seguía floreciendo, aunque todavía la mantenían en secreto, aunque los alumnos comenzaban a especular sobre un posible romance entre ellos, lo cual levantaba las sospechas de Paul.

Pero, dejemos que eso lo cuente el...

Narra Paul

Hoy, acompañé a Alan en su entrenamiento para controlar sus poderes de hielo. La tensión era palpable al principio, su nerviosismo evidente. Conforme avanzamos en los ejercicios, vi su lucha por mantener su magia bajo control, provocando pequeñas ráfagas de nieve aquí y allá. La frustración se reflejaba en sus ojos cada vez que perdía el dominio.

La mayoría de nuestros ejercicios se centraron en lo mental, enseñándole a encontrar un lugar de calma en su mente cuando se sintiera abrumado. Alan se mostraba muy abierto conmigo, compartiendo sus miedos y preocupaciones. Me habló de su sueño de ser profesor algún día y de cómo quería ayudar a otros jóvenes con sus poderes. Su honestidad y dedicación me impresionaron profundamente.

Además, a menudo me mantenía al tanto de los secretos y rumores que circulaban por la Torre. Sin embargo, hoy me mencionó algo que me preocupó.

 - Paul, ¿has escuchado lo que la gente dice sobre el Maestro Jonás?

 - No, cuéntame, ¿Qué están diciendo?

- Algunos alumnos creen que él y Salamandra están juntos. ¿Tienes idea de eso?

 - ¿Quiénes son esos "algunos alumnos"?

- Uno de ellos es Ana, ¿sabes quién es? Ella mencionó haber visto a Salamandra salir de la habitación de Jonás con una sonrisa.

- Bueno, Salamandra y Jonás son amigos cercanos desde hace tiempo. No me sorprendería que pasen tiempo juntos.

 - Pero, Paul, eso fue a las 9 de la mañana. Además, cada vez que los veo juntos, tienen una sonrisa en el rostro. Jesús, otro alumno, asegura que vio a Jonás regalándole flores a Salamandra en el establo.

 - ¿Flores? Estuve en la habitación de Salamandra recientemente y no vi ninguna flor. Podrían ser solo rumores infundados.

- Sí, tal vez, pero dado que tienes una buena relación con ellos, podrías saberlo, ¿verdad?

 - Jajaja, no voy a investigar un rumor, Alan. - Dije tratando de restar importancia al asunto. A pesar de mis palabras, una inquietud comenzó a crecer en mí.

Terminamos nuestro entrenamiento y me dirigí hacia mi habitación. Mientras Alan se marchaba, decidí investigar por mí mismo. A lo largo de los últimos meses, mis sentimientos por Salamandra habían crecido de manera profunda, y compartíamos momentos significativos, aunque no estaba seguro de si ella sentía lo mismo. No estaba dispuesto a quedarme con las dudas, así que decidí investigar por mi cuenta.

Me sumí en la invisibilidad, convirtiéndome en una sombra silenciosa que se deslizaba por la habitación de Salamandra. Mis ojos exploraban cada rincón con meticulosidad, persiguiendo la verdad detrás de los rumores. En el juego de luces y sombras, me adentré en la tarea con paciencia y sigilo, asegurándome de no dejar ni el más mínimo rastro de mi presencia.

Crónicas de la Torre 5: Salamandra y JonásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora