Bestia

376 49 13
                                    

Autora: Quiero aclarar que en esta parte de la historia nuestro pequeño Arthur ya tiene 7 años .

Una de esas tardes cualquiera Malefic se encontraba recostado en una rama de los tantos árboles que rodeaban a Arthur, puesto que el pequeño rubio había salido a pasear y jugar . El pequeño jugaba y sonreía con todo lo que veía desde el más hermoso animal hasta la más pequeña piedra que encontraba en su camino.

La verdad es que el hechicero en cierta forma no quería estar ahí pero Diaval le había pedido que lo cuidara ya que el cuervo se tenía que ir a otra ciudad para conseguir algunas cosas que no encontraba en el castillo de Ivan. Y para ser sincero la manera en que fue obligado a cuidar de Arthur fue algo...aterradora-"Demonios ese cuervo puede ser muy persistente"-Penso Malefic .

-¿Y tú qué haces aquí tan solo?- Hablo una voz dulce y aguda. Era Arthur quien había aprovechado el descuido del otro y se trepo en el árbol, ahora se encontraba frente al hechicero oscuro.

-No estoy solo, estoy haciendo ...cosas..muy importantes- Replico Malefic-Y tu debería de ir a buscar algo con que jugar shu shu- Trato de echarlo pero Arthur en su asombro se acercó a él y lo tomo de aquellos cuernos que tenia

-¿Te duele tener eso en la cabeza? ¿No te pesa?-Replico el pequeño al ver aquellos cuernos hacían que sus hermosos ojos azules se iluminaran cada vez más por la curiosidad.

-Nací con ellos igual que tu naciste con ese horrible rostro- El hechicero comenzó a molestar al rubio esperando que se enojara.

-En cambio a mí me gusta mucho tu rostro... es diferente al de mis tías y cualquier cosa que haya visto antes-el pequeño le sonrió y le tomo de las mejillas-Me gusta mucho-

Malefic al ver aquella sonrisa sintió algo extraño dentro de él que lo hacía sentir incomodo, pero para su buena suerte Diaval estaba llegando- Mira bestia ya llego tu mama- Y con burla al ver que el rubio se distrajo con el cuervo, este se esfumo rápidamente en una cortina de humo verde.

-Aquí, aquí- Levanto las manos Arthur para llamar al cuervo quien inmediatamente se posó en la cabeza del rubio –Tengo mucho que contarte, hoy conocí a la sombra que siempre me vigila y la verdad que era muy hermoso-Sonrió de nuevo mientras el cuervo soltó un sonido, naturalmente se estaba riendo de Malefic.

-Tonta bestia...-Murmuro el hechicero oscuro apretando los puños, pues había visto todo desde otro árbol cercano.

Y tras esa pequeña charla entre los dos ellos comenzaron a hablar más y más. Arthur ya notaba la presencia de Malefic .

-Deja de perseguirme bestia – Resoplo el hechicero quien por así decirlo caminaba rápido para no ser atrapado por el rubio

-Tengo muchas cosas que preguntarte, además yo no tengo la culpa de que siempre vengas a visitarme-Sonrió el pequeño haciendo que el hechicero se enojara cada vez más.

-Entonces ya no te visitare –

-Oh, que cruel eres con el niño – Dijo ahora con burla Diaval, aun en su forma de cuervo

-Espera... ¡Puedes hablar!- Se quedó sorprendido Arthur al ver a su compañero de juegos de casi toda la vida, hablar por primera vez.

-Creo que mejor me voy...-

-No seas así mama cuervo, tu hijo querrá preguntar porque hablas-Ahora Malefic devolviéndole la broma a su sirviente lo agarro antes de que se fuera volando y se lo entro a Arthur- Ahora anda a pasar tiempo de caridad con el cuervo, shu shu bestia-

-Bien- Respondió el pequeño que se fue corriendo rápidamente para hablar con Diaval.

-¡Prometo que me las pagaras!-Grito Diaval agitando sus plumas

Mirando esa escena Malefic no dejo de reír, tanto así que incluso sus subordinados se quedaron sorprendidos mirándolo de lejos.

-¿Y bien desde cuando puedes hablar?- Pregunto el pequeño

-Desde siempre- Respondió el cuervo

-Eso quiere decir que siempre me has cuidado-

-Se podría decir que si-

-¿Siempre eres un cuervo?-

-No siempre, puedo ser humano o un dragón o un perro,etc-

-¿Cómo humano eres mujer? ¿Eres mi otra mamá?-

-..Soy hombre-

-Ha...entonces ¿Eres mi papá?-

-No lo soy-

-¿Pero puedo llamarte papá?-

-...¡Demonios Malefic ayúdame!- Y tras el grito de Diaval, Malefic se apiado de él y lo convirtió en su forma humana-

-Sí que eres alto- Se le quedo mirando Arthur hasta sonreírle- Y te ves bien, cuando crezca quiero ser así de guapo .. o tal vez más guapo- Sonrió ahora pero de manera no tan inocente-

-Al parecer se te están pegando las manías de tus tres tías-Suspiro Diaval mientras cerraba los ojos y recordaba a las tres hadas que ahora mismo deben de estar en la cabaña discutiendo sobre cosas de quien era la más bonita, o la que mejor cocinaba o quien era la mejor hada.

-Pero sabes algo- Diaval al escuchar la voz del pequeño lo miro de nuevo- Ni tu ni yo somos tan lindos como la sombra-

Diaval sonrio y despeino a Arthur- La sombra tiene nombre el cual es Malefic-

Arthur a penas escucho aquel nombre sus ojos azules no dejaban de brillar como si miles de estrellas se hubieran incrustado en ellos-Malefic..- Repitió el rubio quien sonrió entusiasmado como siempre.

Por otra parte el hechicero oscuro a penas escucho su nombre siendo repetido por el pequeño sintió un escalofrío que le recorrió toda la espalda. Al parecer ya estaba presintiendo algo malo o quizás... bueno.

Y de tanto charlar se hizo de noche así que Diaval le ordeno a Arthur que fuera a la cabaña con sus tres "tías" y se fuera a dormir, cosa que el pequeño obedeció. Así que satisfecho con eso Diaval tomo su forma de cuervo y regreso al castillo junto a su amo. Al entrar por una ventana encontró a su amo mirando las estrellas a través de la gran ventana que había en el salón principal.

Estiro sus alas nuevamente y se acercó a su amo, poso sus garras sobre el cetro que sostenía este.

-Linda noche ¿No te parece Diaval?-

-La verdad que si, nunca vi tantas estrellas juntas como hoy-

-Tienes razón..- Respondió el hechicero, haciendo que ambos se quedaran en silencio contemplando las estrellas.

Sin saber que los dos tenían el mismo pensamiento, puesto que aquella noche y al ver tantas estrellas brillando inconscientemente estaban pensando en Arthur, pero la manera en la que pensaban era totalmente distintas.

En uno claramente era de forma paternal y cariñosa.

Pero en otro.....aún estaba por definirse.




Nuestro verdadero cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora