Chocolates

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Desde el momento en que Arthur ya conocía el castillo de Malefic , se aproximaba a él casi todos los días. Se podría decir que no había rincón de ese castillo que ya no conociera. En esos momentos tenía ya la edad de 14 años, de las cuales la paso mucho tiempo con Malefic, exceptuando 1 año completo en donde el hechicero se había ido a buscar "algo".

Ahora el pequeño niño de ojos azules, era ya un adolescente de cabellera rubia un poco larga, aún era más bajo de Malefic y Diaval, pero ya comenzaba a mostrar un cuerpo algo tonificado por los constantes trabajo de campo que hacía. Siempre llevaba puesto el collar que Malefic le regalo y se podría decir que era la única cosa física que le dio el hechicero, ya que el resto de regalos fueron más recuerdos de algo físico. Y eso le agradaba.

En esos momentos se encontraba sentado en la cabaña junto a sus tres tías de las cuales comenzaban a rumorear sobre un día especial ..

-Al parecer las personas crearon otro día para festejar- Menciono Flora

-Pero de lo que pude oír, debe de ser un día lleno de mucho amor- Dijo Fauna.

-Al final de cuentas es solo otra fecha – Replico Primavera.

-¿y de que tratara esa festividad tías?- Menciono Arthur disimulando muy bien su gran curiosidad.

-Pues- Flora aclaro su garganta y sonrió- Es una fecha en la que las personas le dan a otra algo significativo en muestra de su afecto.-

-Y la mayoría de las personas lo que más da son flores, chocolates alguna que otra joya- menciono emocionada Fauna.

-Tonterías, ese día fue inventado para que las mujeres saquen provecho de los hombres- Gruño Primavera

-Pero también hay hombres que reciben cosas- Agrego Fauna –Ya se chicas- sonrió emocionada- cada una debería de hacer algo y dárselo a Arthur, ya que después de todo, él es nuestra persona especial.

-No me parecer una mala idea- Sonrió Flora

-Si es para nuestro pequeño Arthur no le veo el problema- Menciono Primavera.

-¿De verdad me darán algo?-Sonrió el muchacho de ojos azules

-Claro que sí pero para eso debe de irte y dejarnos hacer los regalos- Dijeron las tres al mismo tiempo mientras sacaban a Arthur de la cabaña.

Por otro lado el hechicero oscuro y su fiel esclavo habían estado mirando casualmente esa conversación.

-Al parecer tienes mucha competencia Malefic- Sonrió Diaval mientras intentaba no burlarse demasiado de su amo.

-No entiendo de que me estás hablando- Malefic estiro su mano para desvanecer su esfera verdosa y disponerse a caminar por los alrededores de la habitación en la que se encontraba.

-Si no te molesta, entonces yo también debería de darle algo a Arthur- "Pero más en el sentido de un familiar" pensó Diaval.

-Has como gustes- sonrió Malefic – las celebraciones de los humanos no son de mi interés-

-Como digas-

El esclavo salió de aquella habitación y se dirigió a una pequeña cocina de la cual saco diferentes ingredientes para la torta que tenía planeado hacer. Así comenzó su labor, de la cual no le costó mucho, de cierta manera y aunque le costara admitirlo había caído en el papel de "mama cuervo".

Comenzó a mezclar los ingredientes necesarios y casi terminando lo puso en el horno para luego darle los últimos retoques, pero su atención se distrajo cuando vio entrar a la cocina a Arthur.

Nuestro verdadero cuentoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora