My Story

167 19 4
                                    

Nací en invierno. Desde ese día mi padre dijo que yo haría cosas inesperadas; sin embargo, creo que ni él mismo imaginaba qué tan inesperadas serían.

En realidad, toda mi infancia fui tranquilo, sacaba buenas notas en el colegio, no tenía demasiados amigos, jugaba siempre dentro de casa... Y mi madre siempre estaba contenta conmigo. Fue al entrar a la secundaria que las cosas cambiaron, o mejor dicho, que las cosas tuvieron sentido.

Mi madre llevaba semanas insistiendo porque entrara a un club en la escuela a pesar de mis argumentos sobre el tiempo y las prioridades de los examenes. Pero al final y a regañadientes, accedí a formar parte del equipo de fútbol de la escuela. No se necesitaba ser particularmente talentoso para correr por todo el campo como si me importara y no tomarme nunca la molestia por pedir el balón, tan solo tenía que hacer un pase decente de vez en cuando para poder seguir en el equipo y no tener que escuchar a mi madre quejarse de mi apatía.

Chanyeol estaba en el equipo, un tipo exageradamente alto en comparación mía, de voz profunda, orejas grandes y piel blanca. Gay.

Una mala, o buena tarde; por coincidencia, fortuna o desgracia, ambos llegamos tarde a la practica y el entrenador decidió que el mejor castigo era enviarnos a limpiar la bodega juntos... Lo hicimos, luego la desordenamos más. Chanyeol mordía mi cuello lascivo tratando de callar sus jadeos mientras me quitaba lo virgen; yo mordía ansioso mi propia camiseta de entrenamiento para no gemir. La puerta se abrio de pronto, el entrenador casi se queda sin mandibula. Fuimos expulsados del equipo y una semana más tarde estábamos sus padres, los míos y nosotros dos en la oficina de la directora quien trataba inútilmente de no sonar muy homofóbica mientras explicaba a nuestros padres que también seríamos expulsados del colegio.

Yo además, fui expulsado de mi familia aunque mis padres nunca me corrieran; sin embargo su indiferencia, la mirada reprobatoria de mi padre, la decepción de mi santurrona madre, los insultos "discretos", la homofobia de ambos. Simplemente no pude soportarlo. Una buena noche, empaqué la ropa necesaria, tomé mis cosas de valor, saqué los ahorros de toda mi vida -que no eran una fortuna, pero que me ayudarian a pagar un boleto de tren y quizá una habitación por un tiempo-. y huí de casa. Escribí una nota breve "Me voy, no me busquen".

En realidad, tuve la ilusión de que me extrañaran, pero al parecer resultó más fácil para ellos hacerme caso y olvidarse del homosexual que ahora los tenía en boca de todos sus conocidos. Nunca supe más de ellos ni de Chanyeol.

Dos días más tarde me encontré en Seúl y fue hasta ese maldito momento en el que me percaté que un niñato de 15 años iba a necesitar de un milagro para sobrevivir solo en una ciudad así... Pero mi milagro apareció y se llamaba Kim JongDae. Él regresaba de la preparatoria el día que me encontró lloriqueando solo en una estación de tren.

-¿Puedo ayudarte?-. Era la primera vez en toda mi vida que me hacían esa pregunta. Lloré más, lloré por primera vez desde que había salido de casa y JongDae me colocó una mano sobre el hombro y me dejó ver esa sonrisa gatuna suya. -No te preocupes, todo estará bien.

También fue la primera vez que sonreí desde que salí de casa, de hecho desde que había sido descubierto en la bodega con Park Chanyeol y quizá, pensándolo aún más, era la primer sonrisa sincera de toda mi vida.

JongDae me llevó a su casa, me presentó con sus padres como "un amigo suyo que conocía de mucho tiempo por internet" y les suplicó que me dejaran quedar por un tiempo. Siempre tuve la duda de si el chico de ojos y sonrisa de gato era o muy buena persona, o muy torpe por dejar entrar a un desconocido llorón a su casa y dejarlo vivir ahí. Con el tiempo, supe que era un poco de ambas.

También me cedió su "empleo", que no era más que darle asesorias de matemáticas básicas a una niña de primaria, y para no hacerme sentir tan mal, me dijo que él solo quería dinero adicional a su mesada, que la niñita a veces lo desesperaba y que yo lo necesitaba más. Cuando junté suficiente dinero y cumplí dieciseis años me mudé de la casa de JongDae a un apartamento pequeñísimo, al que a veces mi amigo huía porque estaba demasiado ebrio para llegar a casa, o porque había tenido una pelea estúpida con sus padres, de esas que a mi me daban algo de envidia.

Your Story...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora