Novio mío

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Lo pienso varias veces antes de tomar el teléfono y oprimir la tecla color rojo. No la suelto hasta que la pantalla está en color negro. Respiro profundamente y me meto entre las sábanas por un rato. Cuando abro los ojos, miro el reloj y me doy cuenta de que ya es tarde. Me pongo de pié con conflictos con la sábana enredada en mi cuerpo, entro al baño, me cepillo los dientes, me pongo mi pijama, recojo mi cabello en una coleta y me recuesto de nuevo para dormir. No es que quiera dormirme temprano, pero quiero olvidar todo. Durmiendo se olvidan los problemas aunque sea por un rato.

*+*+*+*+*

Abro los ojos y los rayos del sol me dan en la cara. Hago una mueca y me levanto rápidamente y me da un ligero mareo. Ya me ha pasado. Pero no tengo ganas de estar acostada, quiero salir todo el día y tratar de divertirme. Ya fue suficiente drama para mí.
¿Cómo es posible que ni los domingos por la mañana mis padres estén disponibles? Él está recostado en el sofá con el periódico en la cara y mi madre dejó una nota en la que decía que tenía que ir a una parte. Solo eso. Ni explicando las razones. Típico.
Voy a la habitación de Adriano y está jugando con un muñeco de acción. Me quedo con él y empiezo a "jugar". Yo tomo un enorme gato de peluche, que según el juego, es el villano de la situación. Hago mi mejor risa malvada y dejo que el muñeco de Adriano me de una buena paliza. De eso se trata... a veces los juegos te recuerdan tu infancia, la que te conlleva a recordar que de pequeño nunca tuviste problemas tan graves. Y aún así te quejabas... vaya ironías de la vida.
Lo tomo en mis brazos y lo llevo hacia la cocina para prepararle su cereal favorito. El encantado hace su desastre con la comida, mientras yo limpio el desorden. Jose aparece de entre las tinieblas con su cara de zombi por tanto dormir, bostezando y rascándose la cabeza con todo ese cabello castaño alborotado.

-¿A que horas pensabas regresar anoche?- me preguntó con su tono paternal que bien sabe que no le queda bien.- Me quedé dormido esperándote.
-Por favor Jose...- reí mientras limpiaba la boca de Adriano.- Llegué a las siete de la tarde.
-¡¿A dónde fuiste?!- ignoró completamente lo que no le favorecía y continuó con su regaño inútil.- Se que hay algo entre Nicola y tú.
-Claro que no lo hay.- en serio... ya no hay nada.- Ya ni amigos somos.
-¿Se puede saber por qué?- preguntó el sentándose en una silla del comedor con cara de querer poner atención. Raro en él.- En serio Angie me preocupas.
-No tienes por que preocuparte.- escondí mi cara delatadora cuando me di la vuelta para lavar el plato sucio de Adriano.- Es solo que... estábamos cansados de vernos todos los días, comenzamos a pelear cada día más y decidimos dejarlo todo así.
-Angie Seré muy estúpido como tu lo dices, pero... sabes que soy tu hermano y puedes confiar en mi.- se puso a mi lado junto al fregadero.- ¿Quieres pasar una tarde hermana/hermano?
-¿Es en serio lo que estoy escuchando?- sonreí al mirarlo a los ojos.- Claro tonto. Pero ve a ponerte presentable por favor, no voy a ningún lado contigo así.

*+*+*+*+*+*+*

-¡No hagas eso!- gritaba entre risas mientras Jose daba un brinco en un solo pié en su tabla de surf.-

Desde pequeña amo ver a Jose surfeando. Es como un hobbie. O algo así. Siempre hace que me alarme por sus movimientos riesgosos, y después resulta que no le pasa nada. Esta vez quiere terminar el túnel... y creo que no lo va a lograr por el simple hecho de que las olas no son lo suficientemente altas para eso. Se tendrá que conformar. Pierde el control, y aterriza en el agua y dos olas seguidas lo arrastran hacia la arena mojada de la orilla. Se deja caer de nuevo en la arena y comienza a reírse de su caída. Lo que más me gusta de mi hermano: Cuando no se cree un sabiondo.

-¿Quieres ir por unas hamburguesas?- pegunta al llegar a mi lado y tomar la toalla azul- Muero de hambre.
-Claro, vamos.- le pasé su camisa y nos fuimos juntos hacia una mesa con sombra frente a la playa.-

El se va directo a ordenar, y yo me quedo en la mesa para que nade nos la quite. Al sentarme, me quito mis All Star, y comienzo a juguetear con la arena. Mis pies la sienten fresca y seca. Me doy cuenta de que estoy sonriendo. No estoy del todo feliz, pero estoy mucho mejor después del plantón que me puso Nicola.
Mi hermano regresa con la comida y nos disponemos a comerla. Después de varios minutos nos quedamos platicando sobre las vacaciones que nuestra familia tendría al terminar las clases. Ambos teníamos de teoría de que no sería tan lejos, que esta vez serían más centradas. No como el año pasado que fuimos a un viaje por todo el país en la camioneta de mi padre y tuvimos problemas con una llanta. Larga historia.
Pagamos nuestra comida y decidimos regresar a casa. Al ir caminando por la calle escucho que gritan mi nombre y me vuelvo para ver de quién se trata. Es Alex. Siempre se las arregla para encontrarme cuando no estoy feliz.

-Hola Angie hace tiempo que no te veía.- dijo quitándole la cadena a su motocicleta, de donde estaba estacionada.- ¿Quieres venir a dar un paseo?
-Ehh... Gracias Alex, quisiera, pero...- miré a mi hermano.- hoy vengo con Jose, mi hermano.
-¿Conoces a Angie?- le preguntó Jose a Alex... ¿Ahora que pasa?- ¿Cómo está tu hermano? ¿No sabes si ya terminó el trabajo de química?
-Ah... lo vi muy estresado con eso.- contestó Alex amigablemente.- Pero se las va a arreglar, así siempre es.

Me extrañó aún más cuando mi hermano me dejó ir con Alex a pasear. Es decir... ¿Qué hermano? ¿Por qué se conocen? Esas preguntas pasaron por mi mente y no dudé en aclararlas.

-¿De donde conoces a mi hermano?- pregunté al fin al sujetar a Alex de la cintura al subir a la moto.- No sabía si...
-Lo conozco porque mi hermano está con él en la escuela, es todo.- dijo el despreocupadamente.- Asi que eres hermana de Jose ¿eh? Tengo ventaja.
-Eh... si, Alex como digas.- reí un poco antes de aclarar la garganta.- ¿A dónde vamos?
-Es una sorpresa...

Subimos por una pequeña colina muy empinada y llegamos a un lugar increíble. Pestañeé varias veces para asegurarme de que no fuera un sueño.
Las luces del atardecer eran hermosas y si mirabas más arriba, las pequeñas estrellas comenzaban a brillar. Bajé de la motocicleta y me senté en una banca cercana mientras que Alex se sentaba a mi lado.

-Es un lugar muy lindo- dije al fin.- ¿Cómo lo encontraste? Está muy alejado de la ciudad.
-Lo sé.- dijo el colocando su brazo alrededor de mi hombro- Lo encontré cuando estaba molesto con mis padres. Busqué un lugar tranquilo para pensar y accidentalmente lo encontré.
-Vaya... tuviste suerte.

Después de platicar por varias horas, se obscureció y decidimos regresar a casa. Me levanté de la banca dispuesta a subir a la moto, pero Alex me detuvo del brazo y me hizo voltear a verlo y me encontré con su ojos verdes.

-Angie Te he dado algo de tiempo, perdón por ser insistente pero, en verdad quiero salir contigo. Hemos pasado por muchas cosas juntos, nos hemos divertido y tu hermano me conoce.
-Si, ya sé... -pensé varios minutos. -

¿Por qué lo ignoro? Es decir... tengo en frente mío a un chico que en serio quiere pasar un momento especial conmigo y no lo considero por pensar en alguien que en su vida hará algo bueno por mí.
Tal vez será bueno que lo acepte. Tal vez me ayude con todo esto que pasa. ¿Quién sabe?

-Está bien.- suspiré- Lo vamos a intentar. Es que no quiero perder tu amistad si esto sale mal.
-No lo harás, lo prometo.- me dio un abrazo fuerte y sonrió- Novia mía... ¿Puedo decirte así no?
-Claro.- reí- Puedes decirme así, novio mío.

Continuará...

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