A... mi chica.

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-¿Así?- preguntaba Jazmin-
-Nop.- contesté algo aburrida.- Tienes que humedecer la arena si quieres que el castillo salga bien.

Así llevo desde las doce de la tarde. En un minuto he bostezado como cinco veces. No es por Jazmin, sino que no he dormido y lo que más detesto de las vacaciones es esto: Hacer castillos de arena. Pero no quiero que se sienta mal. Encontramos sombra, tendimos unas toallas y nos pusimos a hacer figuritas de arena. Al principio me divertí pero luego, empecé a sentir arena en mi trasero. Otra cosa que no me gusta.
De pronto sentí arena hasta en mis ojos, y eso que estaban casi cerrados. Miré hacia arriba y Nicola se reía porque el fue quien nos aventó la arena. Jazmin rió, yo volví a bostezar.

-¿Qué te pasa?- pregunta Nicola.- ¿Es que acaso no dormiste?
-No seas grosero- reclamé- Bueno... en parte también fue mi culpa. Mejor dejémoslo así.
-¿Cómo?- se mostraba preocupado-
-¿Ves? No se ni lo que digo. Necesito dormir.- me levanté y lo dejé mirándome con una sonrisa- Nos vemos luego.
-Si... luego.- me guiñó el ojo y sentí que la cara me ardía de vergüenza. Sí eso provoca en mi y me encanta.- Te voy a extrañar linda.
-Ahh... que bonito- dijo Jazmin mirándonos- ¿Son novios?
-No...- respondimos al mismo tiempo-
-También se pueden extrañar a los amigos.- dije mientras miraba hacia la playa- Ahora si me disculpas princesa, me voy a mi habitación a dormir un poco. Nicola se quedará contigo ¿si?
-No...- se quejó la pequeña- El hace los castillitos de arena muy feos.

Solté una risita mientras Nicola miraba a Jazmin acusadora, pero cómicamente. Se quedaron forcejeando, y jugando. Subí a mi habitación, me puse algo cómodo y me recosté. Cerré los ojos y hasta sonó una melodía de ángeles en mi cabeza. Al fin.

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-Eh... Angie despierta- escuchaba la voz de Nicola entre sueños.- ¡Angie!
-¿Qué?- contesté algo molesta.- Apenas me había quedado dormida.
-¿Apenas?- se rió mientras yo me incorporaba- Eh... bueno, Angie ya son las ocho de la noche.
-¿Qué?- me levanté y abrí la ventana. Ya estaba poniéndose el sol.- Pero si sentí que apenas había cerrado los ojos. Esto no puede ser... oh no.
-Olvídalo. Alístate, te tengo una sorpresa.- dijo mientras se volvía a sentar en la cama- Apúrate que es algo lejos.
-¿A dónde iremos?
-Te dije que es una sorpresa.

*+*+*+*+*+

Unos jeans oscuros con algunas rasgaduras, mis Converse negros, una camiseta fresca azul marino. Dejé mi cabello suelto y bien cepillado, un pequeño detalle con mi perfume favorito y estoy lista. Salgo y Nicola está mirando la TV recostado en la cama. De perfil se ve perfecto. Tal vez demasiado... muy perfecto. Sonriendo por el comercial gracioso que le gusta tanto. Voltea y se queda mirándome fijamente. Ya no sonríe, ya no hace nada. Hasta parece que ni respira.

-Te ves hermosa.- se puso de pié y se acercó a mí- ¿Te arreglaste para mi eh?
-¿Cómo entraste?- pregunté evadiendo su comentario.- Estuve pensándolo y bueno... tú no tienes llave, no hay manera de que pudieras entrar.
-Claro que la hay... señorita Porcella.- me guiñó de nuevo. ¿O sea que...?- Engañé al encargado y dije que eras mi hermana.
-Ah.- por un minuto pensé que había dicho que era su novia, prometida o algo así.- Eso no se hace. Imagina si mamá o alguien más te viera entrar. Pensarían que tenemos algo... que yo te di la llave para que entraras cuando se te apeteciera.
-¿Y no tenemos algo?- ganó en esa observación.- ¿Vienes o no?
-Está bien.

Caminamos varias calles después de bajar del taxi. Damos vuelta en una esquina y no me puedo creer lo que veo. Una multitud caminando, riendo y divirtiéndose por todas partes. A donde alcanzara la vista. Un millón de luces brillantes, comida deliciosa y música de todo tipo. De electro-pop a reggae. "Wow" no paraba de repetir.

-¿Te gusta?- preguntó Nicola- Me dijeron desde hace tiempo que en las noches aquí todo es increíble. Y bueno... aquí estamos.
-Es increíble en serio.- lo tomé de la mano y el correspondió- ¿Nunca habías venido?
-No, ni una sola vez- apretó más nuestras manos- Desde hace tiempo quería venir, pero no solo... así que míranos. Quería traer a alguien especial y esa eres tú.

No me lo puedo creer aún. Tal vez esté soñando. Ruego con todo el corazón que nadie me despierte nunca si de un sueño se trata.
La fogata era enorme, gente danzaba alrededor de ella y parecían salvajes. De épocas remotas. Con música que parecía de guerra, de guerreros. Guitarras y música clásica. Todo reunido de una manera extraña y demasiado increíble. La luna estaba en todo su esplendor y me daba la impresión de regresar cien años atrás. Las chicas vestidas como caribeñas, la mayoría morenas y con cabello rizado.
Un par de chicos nos invitaron a sentarnos junto a ellos en la arena a lado de la fogata. Ellos iniciaron tocando la guitarra y cantando "losing grip" de Avril Lavigne.
Nicola me envolvía en sus brazos, sentado detrás de mí y yo recargaba mi cabeza en su hombro. Relajada. Libre. Escuchando cómo Nicola coreaba la canción en voz baja. Cuando empezó la parte del coro me relajé de más. El lo había susurrado en mi oído, con su voz, la que me calma... la tranquila. Su tipo de voz que puede hacerme confiar en él. Examiné todo en él: Su camisa blanca con cuello en "V", pantalones negros entallados, sus respectivos Supra, y su chaqueta de cuero color negro al igual que su reloj. Así lo soñé, así lo pensé... y al fin se realiza.
La canción termina y yo no tengo noción del tiempo. Reacciono cuando el chico de cabello largo pregunta que si alguien quiere cantar algo.

-Vamos...- dijo con amabilidad.- Es noche de novatos.
-Él ama tocar la guitarra.- señalé a Nicola.- En serio es increíble.
-¿Tú como lo sabes?- me susurró con cara de pánico- Angie no puedo... yo...
-Vamos confío en ti.- le dije- Sé que tienes talento. Y para la próxima vez, no dejes tus ventanas abiertas cada viernes a las once de la noche, durante tus prácticas.
-Me vengaré.- me soltó, se hizo a un lado y tomó la guitarra del chico- Bueno... denle las gracias a... mi chica. Ella será responsable si les fallo.
-No te apures.- dijo el chico de cabello largo- Todo en la vida es de ensayo.

Nicola se colocó la guitarra en la posición correcta, suerte que el chico de cabello largo también era zurdo. Se veía algo nervioso. Nicola, no el chico. Suspiró y miró a todos con una sonrisa.

-Esta canción la compuse un día... cuando mi mejor amiga se molestó conmigo. Yo tuve la culpa de todo y no me di cuenta. Solo quiero decirle que es muy importante en mi vida y que... todo va a estar bien.

Me miró y me sonrió. Inició a tocar. Esa canción nunca la escuché de él. Es hermosa. Me miraba de vez en cuando y cerraba los ojos para cantar. Se veía sereno y sin pena. La gente a nuestro alrededor se comenzó a relajar, algunas chicas lloraban por la letra. Es que de verdad era hermosa.
No puedo creer que el por mí haría todas esas cosas, no creía que pensara tanto en mí, no pensé que podría decir todas esas cosas tan hermosas. Una pequeña lágrima salió después de tanto luchar. Aunque no era la única llorando. Pero me sentía extrañamente bien. Extrañamente enamorada.
El tiempo no transcurría, no pasaba nada más que eso. Al terminar de tocar sonrió y todos estallaron en aplausos. Se levantó y me tomó de la mano llevándome a la playa, adentrándonos a la oscuridad, dejando atrás la fogata y a la música. Me tomó de la cintura y me acercó a él con rapidez. Me besó de nuevo. Me succiona, me rapta... hace que me abandone. Su cabello es más suave de lo que recordaba. Estoy bien con él, todo es perfecto estando a su lado. Así es... todo va a estar bien.

Continuará...

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