9. Hijas ninja

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Entramos por la puerta de atrás y avisamos a papá por el micrófono que ya estábamos dentro.

-Ashley, ve al sector 9, yo voy al 11, Barbara tu ve al 10, donde está la pintura, obsérvala y luego escondete en un lugar que no parezca sospechoso.. o solo sentate en un banco y mirá tu celular y a la puerta como si esperaras a alguien.

Fuimos a nuestros respectivos lugares y luego de cinco minutos papá hablo diciendo que Spaghetti había entrado al museo, pero cuando dijo eso a mi me habían tacleado y se habían tirado sobre mi.

Escucho la voz de mamá gritar maldiciones, significa que a ella también le pasó.

-Delfín, Águila, sabotearon mi equipo solo quedas tu Conejo, así que más te vale atraparlo, o tendremos problemas en la agencia.

-No hay problemas- habló Barbara.

Ahora que me acuerdo alguien está sentado sobre mi espalda.

-¡Que comes que pesas tanto!- me retorcí hasta librarme de esa persona. Cuando me levanté vi un rostro que se me hacía familiar.. quien puede ser... Yo vi esa cara en algún lado... ¡GRANDÍSIMA MIERDA! ¡ES LAURA! ¡Y NO ESTÁ DISFRAZADA! 

Se preguntarán como se que es Laura, pues, tiene tatuada la letra L en su clavícula.

Y con solo un entrenamiento de ataques que me enseñó Barbara no me basta para que no me arranque un brazo, bueno, tal vez exagero un poco.

-Que haces aquí Laura. Me imagino que se les acabaron las identidades y pues las únicas que les quedaban era de lo que son, unas impostoras.

-Mi hermana está robando la valiosa pintura y mi otra hermana debe de estar dándole una buena lección a Alice.

-Oh te lo advierto, es muy difícil darle una lección a mi madre, lo se por experiencia- susurré lo último

Ella me miraba como si no entendiera lo que le había dicho.

-¡Que me miras! ¡Acaso tengo un moco en la cara!- y ahí fue el momento en el que aproveché su pequeño momento de vulnerabilidad para empujarla de una patada y así salir corriendo.

Corrí lo más rápido que pude para llegar con mi madre a la sección 11, pero ahí solo estaba atada una de las trillizas, cuando me vio sus ojos se agrandaron como si se les fueran a salir, así como le pasó al abuelo en Los Simpsons.

¿De que tamaño son los bolsillos de mi madre que saca sogas y cintas y.. eso es un palo de escoba?

¡Le ató un palo de escoba a las piernas!

Mejor voy rápido con ellas porque sino me matará mi propia madre y hermana.

-¡Todos fuera del mueso! ¡Ahora!- gritó una voz que no conozco.

Me asomo por la orillita de la puerta y veo como una persona había atado a mi madre y a mi hermana alrededor de una estatua que no quiero describir.

-¡Oye maldita! ¡Como te atreves a atarlas así! ¡Quien te crees!- entro con unos aires de soberbia que ocultan mi miedo por ser atada así pero de la punta de la Estatua de la Libertad.

-¿Que quien me creo que soy? ¡Pues mejor que tu creo que soy!

-Ugh, ¿que es ese olor? Oh, disculpa, eras tu, mira, bañate mejor porque el olor a zorra todavía no se te quita.

-Turn down for what- gritó mi madre.

-Agh, no tiene caso, si no quieres terminar atada de la punta de la Estatua de la Libertad, -lo sabía- mas te vale que te corras.

La vida de una chica espía.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora