Capítulo XXIV

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No quería levantarme del sofá para abrir la puerta. Quería quedarme allí intentando aceptar que tenía que superar todo, que tenía que aprender a vivir sin ella. ¿Pero cómo vives sin alguien que es, prácticamente, tu vida?
'Maldito timbre', pensé. No paraba de sonar. Me levanté y fui hacia la puerta. Era Llum.
-¿Estabas llorando?
-¿Qué crees? -dije yo con obviedad.
-Que eres gilipollas.
-Aún no has pisado ni mi casa y ya me he llevado el primer insulto.
Sonrió y yo hice lo mismo. Que fácil era sonreír con esta mujer.
-Anda, pasa.
Me aparte de la puerta para dejarla entrar.
-Bueno, Ana, querida...duchate.
-¿Tan mal huelo?
-No, tonta -rio- es que nos vamos a una fiesta que han organizado y estamos invitadas. ¿No es genial?
No tenía ningún ánimo ni ningunas ganas de salir de mi casa. Por un lado sabía que debía hacerlo para despejarme y dejar de hundirme pero por otro solo quería seguir llorando.
-Vale -dije suspirando- acepto.
Llum dio palmaditas como si fuera una adolescente a la que le acaban de regalar una entrada para el concierto de su banda favorita.
-Pero es que, Llum, no sé que ponerme.
-Yo me encargo de rebuscar en tu armario.

Salí de la ducha y me envolví en una toalla. Me miré en el espejo. Mi aspecto daba asco, estaba horrible. Tenía cara de cansada y había adelgazado a causa de lo poco que comía. Suspire y dije en alto:
-¡Ana! ¡Basta! ¡Superalo!
Salí de el cuarto de baño y al entrar en el dormitorio no podía creer lo que me esperaba encima de mi cama. Era el vestido. El vestido que le regalo para ir a esa fiesta a la que nunca asistimos. El vestido que llevaba consigo nuestra primera discusión y nuestra primera reconciliación.
-Este vestido me lo regalo ella -le dije de manera directa a Llum.
-Lo... lo siento. Yo no sabía nada, lo encontré en la caja y es preciosa. Además, nunca te lo había visto...-Llum hablaba agitada.
-Llum -la calmé- me lo pondré.

Llegamos a la fiesta y lo primero que hicimos fue pasar por el photocall. Era mi primer photocall después de aquel en el que Silvia y yo anunciamos lo nuestro.
Estábamos ya dentro de la fiesta; unos bebían, otros conversaban y algunos bailaban.
-Ana, me disculpas un momento, voy a saludar a unos amigos.
-Por supuesto, no te preocupes.
Llum iba a dirigirse hacia sus amigos pero a mitad de camino volvío hacia mi y me acaricio la mejilla derecha. Yo puse mi mano sobre la de ella y ambas sonreímos.
-Sé feliz. Te lo mereces -me dijo.
La abracé. No recuerdo haber abrazado a alguien tan fuerte nunca.
-Te quiero Llum, gracias.
Entonces, ahora sí fue a hablar con sus amigos.

Me acerque a la barra y el mismo camarero que me había servido los dos gin-tonic anteriores se me acerco y le hice un gesto para que me sirviese otro.
-Hola.
Escuché esa palabra a mis espaldas y todos mis sentidos temblaron. Sentía que mis piernas eran gelatina. Me di la vuelta y la vi a ella. Estaba preciosa, su pelo le había crecido y le llegaba por debajo de los hombros. Estaba más delgada, como yo, pero aún así seguía teniendo esas curvas que me vuelven loca. Solo faltaba algo: en sus ojos, no había brillo.
-Hola -le contesté.
-¿Qué tal estás?
-Silvia, dejemos está trivialidad de conversación, por favor.
Agachó su cabeza.
-Tienes razón. Quiero hablar contigo. ¿Me acompañas?
Asentí y salimos de la fiesta hasta la parte trasera del edificio.
-Ana he estado este mes comiéndole la cabeza de una manera brutal y quería decirte que lo siento, lo siento mucho.
-Me dejaste.
-Lo sé. Creí que mi excusa era tu trabajo pero me di cuenta que lo hice porque creo que no te merezco.
-¡Silvia! Me enamoré de ti y tu de mí, es ilógico que creas algo así a no ser que tú no me quie...
-¡No Ana! ¡Eso no! ¡Me enamoré de ti! Jamás había amado tanto pero tenía miedo de que todo fuera un sueño y que arruinara tu vida metiendo la mía de por medio. Metiendo a mi hija...
-Amo a tu hija y yo jamás le olvide de que vosotras dos sois una y os quiero y amo a las dos
-Te amo tanto... -susurró tan bajito que hizo que mi cuerpo se estremeciera.
-Demuéstramelo...
Me miro a los ojos y ahora lo pude ver; vi el brillo. No solo los de ella brillaban, ahora los míos también brillaban.
Se acerco y atrayéndome hacia ella me beso. Extrañaba sus labios, extrañaba la manera en la que su lengua y la mía bailaban haciendo presencia de la pasión. Pero sin duda lo que más extrañaba era cuando sonreía pegada a mis labios.

Habíamos cogido un taxi y ya estábamos en mi casa. Entramos en mi cuarto y Silvia detuvo el beso que había empezado en el ascensor.
-¿Qué haces? -pregunté al ver que se alejaba.
Al encenderse la luz me pregunta se contesto sola. Se acercó a mi y apartó un mechón de pelo de mi rostro.
-Quiero verte.
Me lance de nuevo a su boca pero ella volvió a separarse.
-No te había dicho nada pero estás preciosas.
-La persona que eligió el vestido tenía buen gusto.
-¿Tenía? -dijo sonriendo.
-Me encanta tu sonrisa.
La bese y nos dejamos caer en la cama continuando con nuestro festival de besos. En un momento yo me las arregle para dejarla debajo y sentarme sobre ella. Lleve mis manos a la espalda y bajando la cremallera del vestido lo deje caer y después me las arregle para deshacerme del todo de él. Ella se incorporó un poco hasta llegar al valle de mis pechos el cual beso para después pasar a mis pechos en sí. Yo solo jadeaba ante sus actos. Giro sobre mí y quedo ella encima. Imito mis gestos con su vestido y yo la imité en sus besos. Volví a acorralarla bajo mi cuerpo y comencé a besar su boca y cuello mientras introducía mi mano por debajo de la única prenda que llevaba y comencé a hacer movimientos circulares provocando que de su boca saliera la música más bella que he escuchado nunca. Abandoné mi tarea para introducir un dedo dentro de ella, después otro y otro más. Cuando note que su cuerpo se contraía a punto de llegar al final me detuve. Agitada me miró y preguntó.
-¿Qué... haces?
Retiré su prenda y baje para que el trabajo lo terminara mi lengua. Se aferro a las sábanas hasta que grito mi nombre.
-Aa...Anaaaa.
Pase mi lengua y deposité un beso para acto seguido volver a besar sus labios. Había sido su orgasmo y minutos más tarde ella fue el mio.

La soledad (sin ti) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora