Capítulo XVII

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Era la hora de comer y me dirigía al comedor. Aún no había hablado con Silvia y aquí no lo pensaba hacer.
-¡Anita!
Me gire y vi a Falete detrás de mi.
-¿Qué tal estás?
-Bueno -dije no muy convencida- siempre se puede estar mejor ¿no?
-Cierto.
Llegamos al comedor y nos sentamos todos a comer. Silvia estaba a la derecha de Edu, el cual estaba frente a mí.
Todos estaban hablando animadamente menos Silvia que sólo le prestaba atención a su plato y yo que no dejaba de mirarla.
La quiero tanto. Nunca me había enamorado así de alguien, cuando estoy con ella nada a mi alrededor es malo; ella hace que el mundo se vuelva bueno.
Me percato de que me mira y bajo mi cabeza.
-Ahora vuelvo -le dice Silvia a Edu.
-¿Te encuentras bien? -preguntó al ver que no había participado en la conversación.
-Sí, solo voy al baño.
Edu le dedico un sonrisa a Silvia y esta se la devolvió.
Cuando ya había traspasado la puerta me levante sin decir nada a nadie y caminé hasta el baño. Iba a entrar hasta que la escuché hablando.
-¡¿Por coño eres tan buena, Ana?! ¡¿Por qué?! Siempre tienes que pensar en mí y en mi familia ¿Y tú qué? ¡¿A ti que te den?! Yo quiero estar contigo y con mi niña, juntas las tres pero claro, está Andreu. Me da tanta rabia que pienses en todos y a ti te dejes para final. Sé un poco egoísta por una vez y amémonos sin que importe nadie.
Me aparte de la puerta al ver que Silvia se había callado y salí corriendo hasta la sala de descanso. Allí busqué un papel y un bolígrafo.

Volví al comedor y vi que Silvia ya había salido del baño y estaba de vuelta. Terminé de comer y fui en busca de Llácer pero él me encontró primero.
-¡Ana! ¿A dónde vas con esas prisas?
-A buscarte pero ya me has encontrado. Necesito que me hagas un favor muy grande.
-Dime.
-Silvia. Necesito que le des esto -le extendí un folio doblado en cuatro.
-Ana -dijo no muy convencido- ¿qué planeas?
-Ser feliz -le dije con una sonrisa y me fui.

Estaba esperando a Silvia en la cafetería del hotel. Le había dicho en la nota que era Andreu y que la esperaría aquí. Llegó y vi como tomaba asiento donde le indiqué en la carta. Me acerque a ella por la espalda, con cuidado de que no se girara y me viera, y le tape los ojos.
-Andreu, no estoy para juegos.
-Shh -dije yo.
Aún con mis manos en sus ojos la guíe hasta el ascensor y subimos a mi habitación. Tapé sus ojos con una sola mano y abrí la puerta con la que me quedaba libre. Entremos y cerré ayudándome de mi pie. Me acerqué a su oído y le susurré:
-Perdóname.
Note como su piel se erizaba y retire mis manos de sus ojos. Se giro y me miro a los ojos.
-Lo siento -le dije- sabes que te quiero, que te amo y lo daría todo por ti pero me siento tan mal al saber que estoy destrozando una familia.
-Ana...
-No, espera -la interrumpí- Esta tarde, mientras comíamos, te seguí hasta el baño y escuche todo lo que dijiste y fue precioso, yo también quiero que nos amemos y seamos feli...
Se lanzo contra mí y corto mi pequeño discurso con un beso. Se separó y retiro un mechón de mi cara.
-Eres muy estúpida ¿lo sabes? -dijo mientras reía.
-¿Por qué?
-Anda que decirme que eras Andreu.
-Tenía miedo de que no quisieras hablar conmigo.
-Contigo... contigo quiero hacer de todo -mordió su labio.
-¿Ah si? -hable con voz sugerente.
-Ajam -afirmó ella mirando a mis labios.
-Pero si dijiste que no estabas para juegos.
-Cállate.
Nos besamos y así, entre besos, llegamos a la cama. Caí encima de ella y recorrí su cuerpo con mis manos. La miré a los ojos y sonreímos.
-Te adoro -le susurré.
-Y yo.
Me deshice de su camiseta y de sus pantalones. Bese cada rincón de su piel. Me senté cómodamente sobre Silvia, sin hacerle daño, y comencé a desabrochar los botones de mi blusa ante su atenta mirada. Acerco sus manos a mí pero la detuve.
-No, no. No aún.
-Pero...
-No te voy a privar de ello, solo hacerte esperar -le sonreí.
-Mala.
-Ya, claro.
Seguí desabrochando mi blusa y la deje caer.
-Te queda muy bien el rojo -dijo Silvia al ver mi sujetador.
-¿Si? -sonreí y la bese.

Seguíamos en la cama, yo abrazaba a Silvia mientras daba pequeños besos en su hombro y ella jugaba con los dedos de mi mano.
-¿Me puedes pasar el móvil? -me pidió.
-Claro.
Gire y estire el brazo por fuera de la cama para coger los pantalones de Silvia y sacar su móvil.
-Ten.
Me respondió con un beso a lo que yo sonreí. Madre mía, que tonta me ponía con esta mujer y como me gustaba.
Se puso el móvil en la oreja. Estaba llamando a alguien. Me miraba fijamente.
-Andreu -¿qué estaba haciendo?- Mañana tenemos que hablar de un tema muy serio... Bien, hasta mañana.
Colgó y dejó el teléfono sobre la mesilla.
-Silvia, ¿qué significa esto?
-Que te quiero.
-Silvia...
-¡No! No le vuelvas a hacer lo de la otea vez. Lo voy a dejar y ni se te ocurra decir nada. Quiero pasar el resto de mi vida contigo.
Unas lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas.
-Pero no llores pequeña.
-¿Dónde has estado toda mi vida? -le dije con una sonrisa.
-Casada con tu primer jefe.
-Por desgracia.
-Por desgracia -afirmó ella.
Nos besamos y escuchamos como alguien llamaba a la puerta.

La soledad (sin ti) [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora