La mire perpleja. ¿Había escuchado bien? ¿Silvia dejaría a Andreu?
-Silvia, no... no me mientas, por favor.
-Nena, no te miento. Lo haré. En cuanto terminé está semana la haré.
-Pero... ¿y la niña?
-Tendremos la custodia compartida. A mi hija no pienso renunciar.
Mi mente aún no procesaba la información de manera adecuada.
-Silvia, ¿estás segura?
-¡Sí! ¡Llum tenía razón! Tenemos que ser felices y yo soy feliz contigo.
En su rostro había una sonrisa de oreja a oreja y en el mio no tardo en aparecer al verla tan radiante de felicidad.
-¡Vamos!
-¿A dónde? -le pregunté.
-A comer, ¿no tienes hambre?Ya habíamos pedido y estábamos esperando a que trajeran la comida.
-Ana.
-¿Qué?
Aparté mi vista de la cristalera que rodeaba el restaurante con unas vistas espléndidas y la mire a ella. Más espléndida aún.
-¿Qué quieres hacer en estos dos días que nos quedan?
-El amor.
Sonrió. Lo dije porque sabía que no nos escuchaba nadie.
-Me refiero a algo a parte de eso.
-No sé, me da igual. Solo quiero estar contigo.
-¿Te puedo proponer mi plan?
-Me siento mal. Siempre tienes tu los planes.
Nos reímos y continuó hablando.
-Pensaba en irnos a una casa rural. Apartadas de la civilización. Solas. Tú y yo. ¿Qué te parece?
-¿Cuándo has dicho que nos vamos?
Ya habíamos terminado de comer y estábamos de camino a mi casa.
-Sabes -comenzó a hablar Silvia- cuando estemos juntas, de verdad, ¿qué haremos? ¿Madrid o Barcelona? Porque tu tienes parte del trabajo aquí y parte allá.
-Podemos quedarnos cada una en nuestra ciudad y vernos los fines de semana. Voy el viernes por la tarde y me vuelvo el lunes por la mañana.
-¿Y los días que hagas Morgadeces?
-Te vienes tú.
-¿Y si tengo a la niña?
Ya habíamos llegado, estaba abriendo la puerta mientras Silvia hablaba.
-Una habitación. Le prepararé la habitación libre a la niña.
Nos miramos y Silvia agarro mi rostro entre sus manos.
-Te quiero tanto -me dijo.
Me empezó a besar hasta que caímos sobre el sofá. Quito mi camiseta e hizo lo propio con la suya. Ambas subíamos y bajábamos nuestras manos por el cuerpo de la otra.
-Si...Silvia -conseguí decir mientras ella me besaba.
-¿Qué?
-Ca...cama, por favor.
Me alzo entre sus brazos y me llevo a la habitación. Durante el camino no cesaron nuestros besos. Llegamos y me dejo encima de la cama. En un momento me giré dejándola a ella debajo. Me senté a horcajadas sobre ella y me detuve un momento para mirarla.
-¿Qué? -preguntó divertida.
-Nada.
Sujete sus manos por encima de su cabeza y deposité en beso en su frente, más tarde en su nariz, labios, me detuve un momento en su cuello. Después sus pechos, abdomen...Estábamos tumbadas en la cama. Ella jugaba con mi pelo. El silencio era el rey, las palabras sobraban.
A Silvia le sonó el móvil. Se levantó y busco dentro del pantalón.
-¿Sí?... ¿Qué? ¿Pero tiene mucha?... ¡Joder Andreu! ¿Por qué no llamaste antes?... Sí, sí. Adiós.
Sonaba muy alterada y comenzó a vestirse con una velocidad sobre humana.
-¿Qué ha pasado? -pregunté.
-Joana.
-¿Qué le ha pasado? ¿Está bien? -me alarme yo también.
-Lleva dos días enferma y con fiebre alta y no hay manera de que se le baje.
Se seguía vistiendo a todo prisa.
-¡Mierda! ¡Las maletas! ¡Tengo que irme!
-Ve, yo salgo mañana para Barcelona con tu equipaje.
-¿Harías eso?
-¿Qué no haría por ti? Además es tu hija, corre.
-Te amo, de verdad.
Me besó muy fuerte y se fue.*Al día siguiente*
Estaba en el AVE, camino a Barcelona cuando mi móvil comenzó a vibrar. En la pantalla ponía 'Andreu'. Mentiría si dijera que no me puse nerviosa, pero él no sabía nada. Decidí contestar como si nada.
-Andreu, por fin me llamas eh -dije bromeando aunque por dentro el corazón me iba a mil por hora.
-Muy graciosa -su voz era jocosa, menos mal- era para decirte que Silvia te está esperando en la estación que a ella se le ha olvidado el móvil.
-Vale, muchas gracias. Por cierto, ¿la niña?
-Ya está mejor, parece ser que solo necesitaba a su madre.
Reí aunque por dentro mi corazón se estaba rompiendo a medida que avanzaba la conversación.
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La soledad (sin ti) [TERMINADA]
FanficLa realidad es que puedes tener miles de cosas, personas y una vida genial pero si te falta alguien, si te falta esa persona, la vida no es igual.