Capítulo 35. "Quienes éramos antes"

852 106 149
                                    

—¿Y qué se supone que debo hacer con ella?—preguntó la castaña con la rosa entre sus manos.  

La mujer la miró fijamente antes de decir.

—Arranca uno de sus pétalos, y colocarlo sobre el pecho de tu hermano —indicó—. Luego canta la canción, pero asegúrate que la mano de Ben siga tocando el pilar, es importante. 

Y Astrid así hizo. 

Ella arrancó un pétalo de la rosa de Auradon. De la misma rosa que hace mucho había sido lo que mantenía a su padre y los trabajadores del castillo en una bestia y en simples objetos.

Entonces se aseguró que su hermano todavía tuviera su mano colocada en la base del pilar, y colocando el pétalo en la parte de su pecho donde había estado la flecha (por suerte no había marca alguna después de sanar esa herida), y se concentró.  Comenzó a cantar y las palabras salieron de su boca de manera natural, y observó que en la cueva ocurrió los mismo que anteriormente, esta se llenó de luz, y fue hasta el pilar y Ben.

Pero esta vez la luz iluminó a Ben de manera completa, el pétalo también se iluminó con su propio brillo. Y luego de unos segundos ambos desaparecieron, al igual que el pétalo. 

Astrid ahogó un suspiro por la sorpresa, mientras miraba a su hermano mayor, todavía quieto.

—Está mejor ahora —Dijo la mujer con voz más tranquila. Astrid le dio una mirada a ella antes de fijar los ojos en Ben otra vez.

Ella  tenía que probar algo.

Acercó su mano al pecho de Ben  y una onda de alivio pasó sobre ella. Su corazón estaba latiendo, algo débil, pero latía. Pronto se dio cuenta que su hermano estaba respirando de manera lenta

La princesa de Auradon se volvió a la mujer, a Agatha quien seguía allí de manera tranquila. 

—Gracias —dijo con voz baja al espíritu de la rosa, haciendo que esta última la mirara a los ojos.

La rubia solamente asintió ante eso luego de unos segundos. 

Astrid volvió a sentir esa punzada de familiaridad. Ella había visto esa mujer antes, incluso mucho antes de ese día, estaba más que segura ahora. 

Entonces se dio cuenta, claro que la había visto antes. La había visto durante toda su vida. Estaba en el arte de su castillo, en algunos vitrales del mismo y de la catedral de Auradon, incluso en piezas de exhibición del museo.

¡Claro que sabía quién era ella!

La princesa se extrañó, ¿cómo había sido capaz de no reconocerla desde el primer momento?

 —Tú eres… —empezó a decir ella, pero entonces fue interrumpida.

—¡Astrid! —exclamaron unas voces entonces— ¡Ben! 

Eso la puso alerta. Ella pudo reconocer la voz de Melody, Lonnie, Doug y Chip, los cuatro se estaban acercando hacia donde ellos estaban.

Gracias a los dioses. Pensó ella mientras se levantaba y veía a dirección a de las escaleras.

La princesa estuvo a punto de llamar a sus amigos para que la auxiliaran con su hermano, pero escuchó la voz de la mujer detrás de ella cuando dijo:

Ya es tiempo para poner las cosas en su lugar 

La princesa se volvió a la mujer sin decir nada en cuanto escuchó que ella decía aquello, y estuvo a punto de preguntar a qué se refería pero fue cuando le ocurrió. 

Sintió el cuerpo perder equilibrio, y sentir cómo su estómago empezaba a ser pesado. 

La chica cayó de rodillas, viendo todo borroso y moviéndose a su alrededor. Empezó a sentirse débil, demasiado débil.

Los Reales [Disney Descendientes] precuela De LPDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora