Capítulo 43. "Astrid, la guardiana de la rosa" Parte 1.

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Astrid no lo sabía en ese momento, pero si bien podía sentir que estaba todo a punto de cambiar, y no sólo para ella, sino para todo Auradon en sí. 

Un silencio se había creado en el lugar. 

Pues cuando unieron los puntos se dieron cuenta de que habían estado hablando los reyes de Auradon.

—¿Qué significa esto? —preguntó Aladdin rompiendo el silencio—. Porque espero no ser el único que no sepa qué significa eso. 

—Bella, Adam —intervino Blanca Nieves caminando hacia la pareja de reyes— ¿Van a regalar la rosa de Auradon?

—A nuestra hija, claro —dijo Adam suavemente. 

—¿Pueden hacer eso? —preguntó Tarzán rascándose la cabeza en muestra de confusión—. No sabia que se podía hacer eso. 

—Porque no se puede —espetó el padre de Audrey bastante sorprendido—. Bella, Adam, ¿se dan cuenta de que le están dando el objeto más poderoso a una niña de apenas catorce años recién cumplidos… 

No había enojo en la voz del esposo de Aurora, pero sí bastante y ya no parecía mostrar esa opinión despectiva hacia la princesa, pero si parecía estar completamente preocupado por aquella decisión. 

Los reyes miraron a su hija menor, quien parecía todavía pensativa ante la situación.

—Astrid —Bella caminó hacia su hija y la sujetó por los hombros con suavidad, como si tuviera miedo de hacerle daño de nuevo—. Tú padre y yo sabemos que no hay manera fácil de arreglar esto, en gran parte fue nuestra culpa, ni siquiera notamos que te sentías de esa manera, y eso lo lamentamos mucho. Pero tienes razón, mereces ser escuchada y hacer algo más grande… así que esto es lo que te ofrecemos tu padre y yo, una oportunidad de servir a Auradon, siendo tú.

Bella estaba siendo completamente honesta, desde que habían regresado ella y Ben, Adam y ella no sabían qué hacer, el dolor y angustia no se comparaban a lo culpables que se sentían, ¿Cómo pretendían hacer que Ben y Astrid los perdonaran después de esto?, ellos se habían encerrado solos a discutir la solución una vez que el hada madrina se encargó de volver a poner la rosa en su lugar. Y el sentimiento de culpa se hizo más grande, hasta que de manera digamos mágica, a ella y a su esposo les vino a la mente una idea que fue más que imposible de quitarse de la cabeza una vez estuvo allí. 

Y hablaron con el hada madrina (que estaba de más decir que también se sentía fatal por la situación), explicando que era lo que deseaban hacer, y aunque la mujer al principio no entendió fue al final que pudieron persuadirla, confiandole que sería una buena decisión.

La princesa miró a su padre y luego a su madre, mientras sentía un pequeño hormigueo en sus manos.

—Mamá, yo… —empezó a decir la princesa antes de que otra persona hablara. 

—¡Miren! —Mulán señaló a la mitad de la habitación a lo que todos los presentes llevaron su mirada a donde señalaba la heroína.

La rosa empezó a brillar de un rojo intenso, como solía hacer cuando presentaba su magia directamente, pero a pesar de que fuera con un verla brillar un poco, había algo en el ambiente que hacía todo diferente.

Un pequeño bullicio se formó, y el rey Adam retrocedió unos pasos, pareciendo realmente asustado en aquel momento, incluso palideció ante la imagen.

El brillo de la rosa parecía hacerse más fuerte cada segundo, hasta llegar a un rojo escarlata brillante y llamativo.

—¡Bibidi-Bobidi!—Exclamó el hada madrina genuinamente sorprendida mientras retrocedía un poco y cubría su boca con ambas manos. 

Los Reales [Disney Descendientes] precuela De LPDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora