Capítulo 33. "Terminemos de hablar, o algo así"

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Las princesas en Auradon NUNCA tenían ataques de ansiedad.

¿Entonces por qué Astrid estaba teniendo uno en aquel momento?

La joven princesa de pronto se encontraba respirando de manera acelerada, y tratando de ahogar las lágrimas que caían por sus mejillas. Ella estaba hecha un desastre, un terrible desastre.

Todas las palabras de Ben seguían dándole vueltas en la cabeza.

Había actuado casi como si en verdad todo fuese su culpa, y hasta la culpaba en serio. Le había llamado niña mimada y consentida.

Y acusarla de haberse llevado la rosa de Auradon, eso era mucho peor.

Astrid sabía que ella tampoco había reaccionado de la mejor manera, que ella había comenzado aquella discusión, pero ella tenía sus razones.

Si sólo Ben la escuchara, si sólo no fuese un tonto que sólo pensaba en quedar bien ante todo el reino como el chico perfecto y correcto.

Si sólo él se detuviera un oar de minutos para realmente escucharla.

Si sólo ella pudiese decir todas las cosas que tebia dentro de su cabeza en voz alta.

-¡Astrid! -exclamó la voz de su hermano en la entrada , cosa que la hizo sobresaltado.

El lugar no era demasiado grande, y sólo iba a una dirección, pero estaba demasiado oscuro para ver, a pesar de eso, Astrid se pudo levantar, no podía verlo, pero ella sabía que su hermano mayor estaba allí con ella.

Él quería llevársela pero ella no se iría hasta saber porqué tenía esa necesidad de estar allí.

Astrid empezó a caminar, teniendo muy en claro que no sabía a dónde se dirigía pero tenía que ser sumamente cuidadosa o podría activar alguna trampa escondida.

Ella estaba al tanto de la existencia de las protecciones dentro del lugar. Todos en Auradon lo estaban.

El lugar había sido un regalo del reino de Corona al empezar sus tratos comerciales y políticos con Auradon.

Se suponía que era para curar a las personas enfermas en Auradon, cuando la medicina convencional no era suficiente. Y era una el mejor lugar para curar cualquier enfermedad en Auradon

Pero igual que el cabello mágico de Rapunzel, tenía propiedades rejuvenecedoras. Y aunque todos los villanos habían sido enviados a la isla y Madre Gothel estaba entre ellos, no podían permitir que alguien cayera en la misma tentación que la mujer.

Así que el padre de Astrid pidió que se crearán protecciones muy peligrosas de las cuales, sólo un tonto se atrevería a intentar pasarlas.

Y tal vez ella era esa tonta.

Astrid recordó algo de pronto. Las trampas podían apagarse, ella sabía eso, existía un pequeño control remoto bajo llave en la oficina de su padre que era para desactivar las trampas del lugar.

Algo como el control que desactivaba barrera mágica que cubría la isla de los perdidos.

Pero ella no lo tenía, el control remoto estaba todavía en su castillo a salvo en el despacho de su padre.

Si ella lo tuviese consigo estaría mucho más tranquila pero no, estaba allí, en medio de la oscuridad, expuesta al peligro que las trampas representaban.

La princesa de Auradon respiró hondo, sabiendo que debía continuar su camino hasta el final del lugar, donde el pequeño altar estaba, algo le decía profundamente que debía llegar hasta allá.

Los Reales [Disney Descendientes] precuela De LPDADonde viven las historias. Descúbrelo ahora