Los Reales [Disney Descendientes] precuela De LPDA

Capítulo 39. "De vuelta en casa"

Astrid abrió los ojos de par en par lentamente, y se quejó por la molestia al sentir el brillo del sol en sus ojos. 

—Cinco minutos más, Sra. Potts —dijo ella con voz ronca y tapando su rostro con su cobija—. Hoy no tengo que ir a Auradon Prep... 

La princesa sentía su cuerpo adolorido, como si un tren de carga la hubiese golpeado de un costado, y lo que deseaba era seguir descansando un rato.

—Pues no soy mamá, pero si quieres puedo dejar que sigas durmiendo —dijo una voz algo profunda a su lado.

La princesa abrió los ojos de golpe. Pues algo en ella reaccionó con eso, como si se hubiera tratado de una especie de alarma. 

Astrid entonces se volvió al otro lado para encontrarse a quien no había esperado ver. 

Chip. 

Él estaba sentado en un pequeño mueble junto a su cama sosteniendo un libro en sus manos el cual cerró inmediatamente y dejó junto a él. 

Hubo un silencio de varios segundos, donde ambos se miraron fijamente, pero entonces fue el rubio que rompió el silencio. 

—Hola —Dijo el chico con una sonrisa, su expresión era de claro alivio. 

—Hola… —Respondió  la princesa tratando de subir un poco su cuerpo para sentarse en la cama, aunque sentía que la había atropellado un carruaje. 

—¿Cómo te encuentras? —preguntó él.

—Me siento de lo peor… —confesó Astrid frotando una de sus sienes y soltando una risa de manera dolorosa— Como si toda una caballería me hubiese pisoteado con sus caballos… y los caballos tuviesen herraduras de oro. 

La princesa miró a su alrededor luego, viendo que se encontraba en su habitación, en su castillo. 

El rubio que alguna vez fue hechizado en taza le dio una sonrisa de medio lado, y se volvió hacia una mesita de café que estaba cerca suyo donde había una bandeja de plata, dos tazas y una tetera de porcelana. 

—Deberías tomar algo de té, es bueno para relajarte —Dijo Chip mientras servía algo de té en una taza y se lo extendía a la princesa de Auradon. 

La chica rápidamente negó a eso. 

—No gracias Chip, no quiero... ¿Té?, ¿taza?, ¿Chip? —El tono en la voz de ella se terminaba más agudo y la castaña empezó a mirar a su alrededor de nuevo, cayendo en cuenta que estaba en su habitación— Yo... 

En eso todo lo que había pasado se cruzó por su cabeza, absolutamente todo, y recordó en donde se había encontrado antes de despertar, y con quien había estado. 

Recordó el baile, el desastre, el encuentro con el Hada Azul, la persecución, la cueva del sol.

Recordó a Agatha. 

Por un segundo había pensado que había sido todo un mal sueño, pero se dio cuenta de la realidad. 

—Ay no… —dijo ella sin creer que todo eso haya sido verdad.

Chip alzó ambas cejas mirándola a ella.

—Ay sí. —dijo él con un asentimiento. 

Astrid volvió a ver la taza de té ahora en sus manos, sintiendo su estómago revolverse al acto.

—Chip, lo siento tanto —dijo ella, mirando ahora al chico a los ojos—. Yo te convertí en una taza, de nuevo.  

—¿¡Crees qué eso me importa!? —dijo él un segundo— Me tenías preocupado, hace cuatro días que estás dormida, y ya me preguntaba si tendría que besarte para ver si despertabas…