Capítulo 11

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Sorpresas de cumpleaños

"El amor no se manifiesta en el deseo de acostarse con alguien, sino en el deseo de dormir junto a alguien"

- Milan Kundera

ESPAÑA
ENERO DE 2015

MAIDER'S POV

Ya son dos meses sin saber nada de Luís. Cada día que pasa, pienso menos en ello, pero aun me duele. Estoy en casa de Carol. Hoy cumplo 18 años y mi amiga se ha empeñado en que salgamos a alguna parte a celebrarlo.

- Venga Maider, anímate. Ya verás que bien lo vamos a pasar. - la sonrío sin ganas y ella frunce el ceño - Mai, vamos a disfrutar de esta noche, asique empieza a sonreír de verdad. Y quítate esa ropa. Esta noche vas a llevar vestido. No todos los días se cumplen 18 años.

- Está bien, tienes razón. Es solo que no tengo ganas. - me encojo de hombros y la miro. - Yo ya tenía planeado qué haría por mi 18º cumpleaños, ya lo sabes.

- Sí, lo sé. Luís te tenía una sorpresa y tu ibas a hacer la tarta con tu abuela y todo eso. Lo sé. - pone una mano sobre mi hombro y la miro a los ojos - Pero tienes que seguir con tu vida, cariño. Es una pena todo lo que ha pasado, pero tienes que ir hacía delante, o te chocaras con algo en medio del camino por mirar el pasado.

- Qué bonito.

- Lo sé, soy un genio. - las risas inundan la habitación. Abrazo a Carol.

- Muchas gracias por todo esto, de verdad. Eres la mejor.

- Tonterías. Tú harías lo mismo por mí. - agita la mano, quitanto importancia al asunto. - Además, una fiesta de cumpleaños es la excusa perfecta para estrenar mi vestido nuevo.

Niego con la cabeza y me río ligeramente. Durante los siguientes 20 minutos, Carol juega a las muñecas conmigo. Me viste, me peina, me pinta y me calza los zapatos. Ella se arregla en menos de 10 y hacemos lo de siempre; mirarnos las dos en el espejo largo de su habitación.

Mi vestido es corto, me llega por la rodilla. Tiene un poco de vuelo y es negro. Carol me ha dejado también unos zapatos de tacón altos, negros, con un pequeño detalle dorado en la punta. Ella en cambio de a puesto una falda de tuvo con lentejuelas, un top negro y unas sandalias del mismo color. Las dos llevamos el mismo recogido y el maquillaje muy similar. Cogemos los bolsos de mano, el mío dorado y el suyo negro.

- Ala, ya estamos perfectas. - chocamos los cinco y sonreímos. - ¿A qué hora me habías dicho que pasa Dan a buscarnos?

Justo en ese momento suena el timbre. Corremos todo lo que los tacones no dejan y vemos a mi novio en la entrada, hablando con la madre de mi amiga. Está guapísimo con su camisa azul claro y su pantalón negro.

- Hola, princesa. Estás preciosa - me abraza y me da un beso en la mejilla. Carol carraspea y levanta una ceja - Las dos lo estáis.

Mi amiga sonríe complacida y la madre de ésta suelta un carcajada. Cogemos los abrigos, nos montamos en el coche y Dan conduce a través del trafico a una de las discotecas más de moda de la ciudad. Y la verdad, no me extraña.

Cuando entramos en ella, y nos dirigimos a la zona de los reservados, me quedo alucinada. Desde el nuestro podemos ver la pista desde arriba. Hay unos enormes sofás blancos semicirculares que limitan unos reservados de otros. Las paredes entre reservados son de cristal y amortiguan el sonido de la música, permitiendo que se pueda hablar sin dejarse la garganta. Nos paramos en uno de ellos, justo en el del final que es el más grande.

Risk (PAUSADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora