Querido Mikaela 【MikaYuu】

Regalos

27

Veinticinco de diciembre. Navidad.

Estamos en la sala de estar de la casa de Guren y Shinya, al que Shinya dice que es mi hogar. Sonreímos y reímos.

La hora de los regalos ha llegado.

Guren y Shinya traen una copa de vino en la mano. Yuu una de limonada y yo una taza de té, me siento en el sofá y Yuichiro hace lo mismo.

Shinya es el primero en entregar los regalos: para Guren una playera y un libro, para Yuu una figura de una serie que le gusta y una billetera. Para mi tres libros y un marco con una fotografía; él, Guren, Yuu y yo en ella. Quiero llorar pero no puedo. Debo ser fuerte.

Guren le dio un regalo secreto a Shinya, algo pervertido, por su puesto. A Yuu un suéter y corbata, y a mí un reproductor de música.

Yo soy el siguiente. Unos cuantos libros y discos de mi colección para Shinya. Un suéter negro para Guren. Y para Yuu unos auriculares, porque siempre los rompe, y una bufanda.

Y el último es Yuu; para Shinya un abrigo y para Guren unas camisas.

Me da el mío. Está envuelto en bonito papel azul con un moño dorado arriba. Rompo el papel y es un álbum. En la tapa del álbum con letras doradas está escrito "Mika y Yuu ", lo abro y no puedo evitar soltar un gritito. Ha tomado sus cartas de mi cómoda y ha puesto las mías, desde la primera hasta la última, con fotografías de nosotros en blanco y negro entre cada una. Hay una carta después de la última que nos mandamos, comienzo a leer:

Querido Mikaela:

¿Sabes, Mika? El otro día estaba recordando el cómo me enamoré de ti. Era un día lluvioso y tú estabas arrodillado en una esquina con la sombrilla en tu hombro. Me quedé un momento viendo qué era lo que hacías. Protegías a un gato de la tormenta. Recuerdo como lo tomaste y te lo llevaste. ¿Qué pasó con él, Mika?

Desde ese día, hasta ahora, entre la multitud te buscaba y, ¿sabes?, solía encontrarte sin esfuerzo alguno. Uno siempre encuentra lo que ama.

Mika, feliz navidad. Te amo, cariño. Más fiestas como estas, por favor.

Con cariño,

Y. H.

—Tantas como las que tú quieras —murmuro y el color sube a sus mejillas.