Justo cuando los amigos se iban a ir, apareció Kyle de repente provocando los recelos de Christopher.
Jaelle lo miró, sorprendida.
-¿Kyle? ¿Qué haces aquí?
-Creo recordar que teníamos una reunión hoy…- respondió Kyle.
La joven los miró a ambos que se miraban fijamente notándose de lejos que no se llevarían bien en la vida.
-¿No podríamos dejarlo para más tarde? Quería ir con Chris a dar una vuelta…- le dijo Jaelle al chico que estaba en una posición despreocupada con las manos en los bolsillos.
-Sabes que no puede ser, Jaelle, tenemos que reunirnos o podría pasar lo que tú sabes.
-Pero…
-Mira, Jaelle, allá tú, haz lo que quieras. Tuya es la responsabilidad de lo que pase hoy si sales con él.
Christopher se interpuso entre ambos mirándolo desafiante.
-Ella puede hacer lo que le dé la gana.
-Siempre y cuando sea lo conveniente- rebatió Kyle.
-Es libre de hacer lo que le apetezca.
-Ya le dije que puede hacer lo que quiera pero es su responsabilidad.
Jaelle apartó un poco a Christopher y lo miró directamente a los ojos.
-Basta, Chris, aunque me pese, él tiene razón. Hay algo que me impide ir a cualquier lado donde puede cambiarme el humor.
-Entonces vas a hacerle caso a él…- aventuró su amigo.
La joven asintió, apenada.
-Lo siento, de verdad.
El chico se apartó mirando a su amiga como si no la conociera, sintiéndose dolido. No podía creer lo que estaba sucediendo pero tras reponerse, su semblante se convirtió en una máscara difícil de descifrar.
-Muy bien, os dejaré solos pero ¿sabes una cosa, Jaelle? Ya basta, no voy a rebajarme más para sacar adelante esta amistad. Ve con tus nuevos amigos y olvídame.
Tras esto, Christopher se giró y se alejó a toda prisa.
-¡Chris! ¡Espera! ¡No te vayas!- gritó ella queriendo ir tras él pero Kyle la detuvo.
-No le sigas.
Jaelle se soltó y volvió al jardín donde se sentó en el banco de piedra. Parecía a punto de llorar. Estaba temblando y si no se calmaba se transformaría sin poder evitarlo.
-Lo estoy perdiendo…- se decía una y otra vez como una letanía inacabable.
-Si no te calmas, te transformarás- le dijo el chico que la había seguido.
-¡Me da igual!- gritó ella- ¡estoy perdiendo a mi mejor amigo! ¿Sabes cuánto hace que nos conocemos? ¡De toda la vida y por ser un licántropo voy a perderlo!
Casi al instante de acabar la frase, la marca apareció en la frente junto con el halo de luz transformando rápidamente en loba a la joven, desgarrando la ropa.
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Amor a medianoche
RomanceCuenta la leyenda que una joven nacida durante el crepúsculo en el mes más corto del año, con cabellos de fuego y los ojos color café, está destinada en su vigésimo cumpleaños a sufrir un cambio que marcará toda su vida, con una misión muy important...