Capítulo 16

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            Allegra corrió todavía un rato más y se internó más hondo en el bosque. Se detuvo, recuperando el aliento y se apoyó en un árbol, que había junto a ella, cerrando los ojos.

            La había besado y ella le había mordido sin querer. Era una estúpida, se sentía como tal. Sus mejillas ardían, su sangre corría como un manantial por sus venas. Se sentía… ligera.

            No pudo evitar sonreír ante esa sensación. Después de tantos años, alguien había conseguido arrancarle una sonrisa. Se llevó los dedos a los labios donde aún sentía el cosquilleo producido por los labios de Kyle.

            De repente se acordó del mordisco que le había dado sin querer y su sonrisa se desvaneció. Corría el riesgo de no saber detenerse ante las sensaciones que inundaban su cuerpo cuando él estaba cerca y podría acabar convirtiéndolo o incluso matarlo. No, no podía pensar de esa forma tan negativa porque si lo hacía, probablemente decidiera alejarse lo máximo posible aún sabiendo que sería imposible.

            Se sentó a los pies del árbol, suspirando.

            -Allegra…, después de ciento treinta años sigues siendo una ingenua, tus colmillos son peligrosos para las personas a las que quieres… no puedes permitirte nada que pueda hacerles daño.

            Se abrazó las rodillas mirando hacia el denso bosque y allí permaneció bastante rato antes de volver con la mente más confusa que cuando había salido de la mansión.

            Al llegar, se topó con Dreck que parecía preocupado.

            -Maldita sea, Allegra, ¿dónde estabas? Me tenías el alma en vilo.

            -Estaba en el bosque, necesitaba estar sola y pensar.

            -Podrías haber avisado.

            -Bueno, lo siento, no pensé en eso.

            -Te has alimentado ¿verdad?

            -¿Qué?- preguntó confusa- ¿por qué?

            -Tienes sangre en las comisuras…

            La joven se limpió los labios y se miró la mano. Era sangre de Kyle. ¿Cuánta había bebido sin darse cuenta? Esperaba que no mucha.

            -Sí- mintió- me tomé un aperitivo.

            Fue a seguir rumbo a su habitación pero él la detuvo.

            -No habrás matado a un humano ¿verdad?

            -Aunque no lo parezca, yo también cumplo las normas que impuse. Tomé sangre de un animal.

            -La sangre animal no te alimenta y hace varios días que no tomas sangre en condiciones.

            -Estoy bien.

            -Te debilitarás y volverás a ser humana.

            Le ignoró completamente. No tenía ganas de oír algo que sabía de sobra. Si no bebía sangre adecuadamente, perdería los colmillos y se convertiría en una simple humana lo que le haría perder credibilidad ante el resto de vampiros que seguían sin respetarlas después de tantos años.

            Entró en su habitación y se dirigió al sofá pero antes de llegar, toda la habitación le dio vueltas y tuvo que agarrarse a la mesa hasta que recuperara el equilibrio. Cuando se recuperó un poco, se sentó en el sofá y se masajeó las sienes.

Amor a medianocheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora