*PENULTIMO CAPI, PRÓXIMANENTE EL EPÍLOGO :D
Belinda estaba en la habitación concentrada en ver lo que veía Yandrack. Las imágenes eran muy nítidas en ocasiones y en otras eran muy difusas por lo que no podía asegurar con exactitud dónde podría estar él.
Tenía que ir a buscarlo. No estaría tranquila hasta que diera con él.
Se levantó de la cama y se quitó la blusa para observar las tenues cicatrices de los latigazos en el espejo de cuerpo entero que había en la habitación. Esas marcas quedarían grabadas de por vida allí.
Se quitó el resto de la ropa y se transformó en loba. La ventana de la habitación estaba abierta y saltó por esta para irse en busca de Yandrack. Ella lo amaba y no podía dejarlo ir.
Las razones por las que había hecho todo lo que había hecho eran más que justificadas para perdonarlo.
Corrió por los bosques intentando conectar de nuevo con el chico. Entonces vio un letrero. Se dirigía a una gran ciudad que quedaba a un par de horas de camino. Quizás si se daba la suficiente prisa podría llegar a tiempo antes de que se internara en la ciudad.
Recorrió los bosques lo más rápido que pudo y antes de lo esperado llegó al lugar donde estaba el chico. Durante el trayecto había comenzado a llover a cántaros, pero no le importó lo más mínimo.
Un poco más adelante lo vio de espaldas a ella, caminando con la cabeza gacha. La joven se acercó lentamente y se transformó en humana. Sonrió levemente mientras la lluvia le caía encima.
-Yandrack…
El joven se detuvo y negó con la cabeza, debía de estar volviéndose loco, pero de nuevo oyó la voz llamándolo, entonces se giró y la vio.
Desnuda bajo la lluvia con el largo cabello mojado cubriendo los pechos. Toda una diosa pagana, tentadora y cautivadora.
-Belinda…- murmuró, sorprendido.
Tenía que estar soñando, aquella imagen deliciosa debía de pertenecer a un sueño. Temía que si se acercaba, todo se desvanecería en el aire y solo quedaría él allí en medio de un bosque cerca de una gran ciudad.
La joven se acercó lentamente a él que no pudo retroceder ante la sorpresa.
-Pensé que no llegaría a tiempo. No podía permitir que te fueras así.
-No puede ser… debo de estar soñando.
Belinda le acarició en la mejilla.
-Esto es real, soy yo, sino mira mi espalda- dijo ella girándose y apartándose el pelo mojado- si no fuera real, no tendría estas horribles cicatrices.
Yandrack tocó con suavidad y temor la espalda de la joven.
-Eres tú, pero… ¿qué haces aquí desnuda en medio del bosque? Te vas a enfermar- dijo él quitándose la chaqueta que llevaba puerta y poniéndosela a ella.
-Vine a por ti.
-¿A por mí? Pero… tú… tú me odias, Belinda. Lo dejaste bien claro aquel día en la habitación de mi padre.
-No debiste haberme hecho caso, me pudo la rabia, no escuché tus explicaciones, la culpa fue mía.
-Era normal que no me quisieras escuchar. Soy un maldito traidor que ha traicionado a su familia y a la persona a la que más quería- dijo mirándola a los ojos fijamente.
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Amor a medianoche
RomanceCuenta la leyenda que una joven nacida durante el crepúsculo en el mes más corto del año, con cabellos de fuego y los ojos color café, está destinada en su vigésimo cumpleaños a sufrir un cambio que marcará toda su vida, con una misión muy important...