Introducción

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Dolor. Cuán hermosa palabra. El dolor es en realidad el pilar fundamental de nuestras vidas, a pesar de que las personas vivimos tratando de evitarlo. Es como el padre sacrificado por sus hijos que soporta los gritos de éstos y sus desprecios, a pesar de vivir y trabajar por y para ellos. El dolor es el papá Pitufo de nuestras vidas; se encarga de mantenerlas rectas, de enseñaros lecciones sobre ella, de hacernos desconfiados en su justa medida. Una suave pluma que escribe nuestro destino y nuestra forma de ser en una caligrafía lenta pero segura, invisible a nuestros ojos. Es algo tan aterrador, y a la vez tan bello... Casi, casi, puedo ponerme en el papel de los distintos villanos del cine, que desfiguran sus propias caras y luego muestran una lúgubre sonrisa a cámara. Lo entiendo. De hecho, si fueran reales, serían seres superiores a nosotros, vanos mortales. Seres con un entendimiento de la realidad mayor. Que comprenden la verdad sobre la palabra que no ceso en repetir: dolor. Quizás porque ahora mismo estoy invadida por él. Quizás porque lo estoy alabando cuando ahora mismo lo que más deseo es que jamás me fuese causado, no esta vez, no esa persona, no en tal magnitud. Quizás simplemente porque con tal masa de éste anti-anestesiante estoy empezando a comprender en verdad cuán horrible puede llegar a ser, llevando mi locura a unos límites jamás imaginados.

Y puede que muchos me tomen como una simple perturbada que al parecer desea sufrir. No es tan fácil, no es así, pero tampoco es una mentira, o en verdad sí. No lo tengo muy claro, me es difícil de explicar. Nunca he sido buena con las palabras y menos aún en un tema tan importante y presente en mi desequilibrada vida. En realidad, suelo ser normal. Una chica más, con sus complejos y sus inseguridades y, sobre todo, con una vida normal. O solía serlo. Ahora mismo, normal ya no está en mi vocabulario.

Desequilibrada, dolor, hermosura. Vaya, sin darme cuenta estoy resumiendo mi vida en simples carácteres de un papel. Y no sé si me gusta, no sé si me gusta saber que cada persona que, en mi futuro hipotético personal lee esto puede casi contar cada una de las gotas que recorren mi piel.

Uno, dos, tres, cuatro. Van demasiado rápido.

Puede que ellos se pregunten gotas de qué. Puede que quieran saber acaso si en verdad estoy bien o si es algo más "profundo", valga la redundancia. Creo que las lágrimas y la sangre no tienen distinción. Las lágrimas son sangre causada por heridas en el alma. Y cuando, por momentos, tus ojos no son suficientes como para soltarlas todas, a veces es necesario abrir... Nuevas maneras de escape al dolor.

Porque por muy hermoso que sea, siempre será dolor, y yo siempre seré humana. Y como tal, siempre trataré de escapar de él. Humanos cobardes.

El único problema en esta mi filosofía fue el encontrarlo a él. Un amor puro, aunque no inocente como los de los dibujos animados de cuando era pequeña. Lo más parecido al demonio y a la vez a un ángel que pude encontrar. Porque el demonio fue ángel, el favorito de su señor. Él fue simplemente la mezcla perfecta, casi preparada exclusivamente para mi. Fue lo que hizo descarriar lo que podría haber sido mi vida, una más entre millones, para llegar a ser... Eso, un tren descarriado.

Y en realidad, ambos acabamos por saber que era sólo él el que le daba alas al maltrecho tren de mi existencia, el que me hacía convertir la chatarra en algo mágico y envidiable.

Por eso, tengo que confesarlo.

No sé que hacer ahora.

Porque no sé donde está él ahora.

Changes [One Direction] [Fanfic en Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora