Capítulo 4

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Y me desperté, desorientada, en una cama que no era la mía, con una almohada al lado. Mis ojos legañosos se despegaron rápidamente y sólo querían saber qué había pasado, o más bien, qué estupidez había yo cometido. En eso, salió un chico que me era vagamente familiar de una puerta de madera a un par de pasos de la cama. Estaba en bóxers y camiseta, y también parecía medio dormido.

Poco a poco, fui recobrando los recuerdos y mis miedos crecieron. ¿Cómo podía ser tan tonta? ¿Acaso yo...?

-No, no te has acostado con un desconocido - soltó él. Casi sonrió. Casi.

-Pero...

-Si, bueno, yo tampoco tengo muy claro lo que pasó anoche - se rascó la cabeza -. Pero si tengo bastante claro que no... Hicimos nada. 

-¿Y porqué estoy en ropa interior? - dije, dándome cuenta de ello a medida que lo decía y tratando de taparme con las sábanas.

-Ni idea. Pero estoy bastante seguro, a pesar de los vasos de más, de que al final te dije que, eh...

-¿Que...? - inquirí.

-Que te dije que no, porque seguramente lo lamentaríamos mañana. Tal y como veo que hubiera ocurrido. - soltó una risa nerviosa y me uní a ella.

-Vaya, eh, que... Alivio. 

-Ya ves.

-Si...

-...

-...

-Yo, esto... Podrías pasarme mi ropa?

-Claro, pero el... vestido no tengo muy claro dónde está - dijo, riendo. Se le notaba nervioso y me llegó a resultar adorable, hasta que pensé en cómo podría yo salir de la casa/piso del individuo en cuestión sin ropa.

-Vaya...

-De verdad que te conseguiré uno. Lo juro. Los zapatos están aquí - señaló una esquina de la habitación donde, efectivamente, estaba mi calzado.

-Supongo que tengo que esperar sentada.

-Puedes... Prepararte algo de comer, si quieres. No miraré. - ahora que lo decía, si que tenía hambre.

-Está bien - sonreí. Se giró y yo salí de la cama para esconderme en el baño  de la habitación- ¿Dónde está la cocina? - pregunté.

-Por el pasillo, segunda puerta a la izquierda - dijo, sin girarse aún.

Recorrí el pasillo y abrí la puerta para encontrarme con una pequeña cocina bastante desordenada. Sin embargo, tampoco quería robarle mucha comida a mi hospedador. Así que cogí un bol y leche, y me hice unos cereales.

-Te puedo... Prestar una camiseta y unos pantalones cortos, o algo así. No lo sé. Para no estar medio ciego todo el rato. - me sobresalté al escuchar su voz, pero había entrado en la cocina con los ojos tapados y una mueca, así que no pude evitar echarme a reír. Él se unió a mis carcajadas. La verdad, parecía un buen tipo.

-Claro - sonreí.

Mientras calentaba un poco la leche en su diminuto microondas, se ocupó de dejarme un montón de ropa junto a la puerta y  gritarme que yo escogiera. Por su tono, sabía que se estaba riendo. Tras darle unos segundos para que se alejara, abrí la puerta y cogí lo primero que vi. Una camiseta ancha y blanca, y unas bermudas que me hacían ver muy graciosa, pero eran las únicas que tenían ajuste en la cintura. No quería ponerme unos pantalones demasiado anchos para que se me cayeran.

-Ya tienes tu fea ropa lista - le grité. Y el vino corriendo.

-Mi ropa no es fea, tú no sabes apreciarla, que es distinto.

Me limité a volver a sonreír e ir a coger mi leche. Le eché cereales normales y fui a coger una cuchara, cuando me di cuenta de que no había. En el cajón de los cubiertos, había de todo excepto... Cucharas.

-Oye.

-Dígame, reina de la moda. - se burló.

-Y las cucharas?

-Pues... - volvió a rascarse la cabeza - Es que no uso cucharas.

-¿Qué? - estaba muy confusa.

-Que... Eso, que no me gustan, les tengo manía. - confesó.

-...

-...

-JAJAJAJAJAJA en serio? -  exploté de risa.

-Si, tienes algún problema? De pequeño me atraganté con una.

-Ay, que dolor - me lo imaginé.

-Dolor, como el de tener que soportarte a ti - se rió.

-Oye, bájale cinco.

-Cinco qué?

-Cinco marchas. Tonto.

-Cinco marchas? Qué es eso?

-Es una manera de hablar... Déjalo. Sólo decía que rebajaras los humos, por dios.

-Bájalos tú, que ya estas contaminando el medio ambiente.

-Lo dice el chico que tiene miedo a las cucharas.

-Miedo no - aclaró -. Fobia en estado puro.

-Madre mía - me volví a reír.

-Respétame - se hizo el solemne -. Yo no me río de cómo vas vestida.

-Es tu ropa, lo malo sería que te rieras.

-Sólo me queda bien a mí.

Lo miré discretamente. Seguía en bóxers y camiseta, y parecía no importarle que yo estuviera ahí. Tenía que admitir que era verdad, todo le quedaba bien. Pero sólo para mis adentros.

-Bueno, igual explícame cómo se supone que me voy a comer los cereales.

-Con un... Tenedor?

-O con un cucharón, ya de paso.

-No sé, yo los como con un tenedor cuando están remojados y luego tomo la leche. - me miró.

Y ambos volvimos a reír de nuevo. Era como si nos conociésemos de toda la vida, y la sensación me agradaba.

Changes [One Direction] [Fanfic en Español]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora